El reloj Vacheron Constantin Les Cabinotiers Temporis Duo Grand Complication Openface es una pieza única con tourbillon, repetición de minutos y cronógrafo ratrapante.
Hablar de Vacheron Constantin es hablar de una de las casas relojeras más antiguas, respetadas y admiradas del mundo. Fundada en Ginebra en 1755, su legado no solo se mide en siglos, sino también en complicaciones, en obras maestras técnicas y en una visión que ha atravesado generaciones sin perder su excelencia. Desde el legendario Reference 57260, con 57 complicaciones, hasta modelos como el Historiques American 1921, el Overseas Perpetual Calendar Ultra-Thin, o su modelo más reciente, el Les Cabinotiers Solaria Ultra Grand Complication esta maison suiza ha sabido mezclar tradición y proeza técnica como pocas.
No es casualidad que nombres como Marlon Brando, James Dean o incluso familias reales, como el rey Fuad I de Egipto hayan vestido su muñeca con un Vacheron Constantin. Tampoco lo es que piezas únicas como la que de la que te hablamos aquí se conviertan en símbolos de una artesanía casi extinta. Porque este no es un reloj más. Este es el Les Cabinotiers Temporis Duo Grand Complication Openface, y solo existe uno en todo el mundo.
Una pieza única que lleva la alta relojería al límite
Solo un ejemplar. Así comienza y termina la historia de este reloj. No hay ediciones limitadas, no hay numeración. Es una pieza irrepetible que condensa en 45 mm de oro rosa tres de las complicaciones más difíciles de ejecutar: un tourbillon con espiral esférica, una repetición de minutos y un cronógrafo ratrapante de un solo pulsador. Juntas, en una arquitectura pensada al milímetro para rendir homenaje a más de dos siglos de savoir-faire.
El nombre Les Cabinotiers hace referencia a los antiguos relojeros ginebrinos que trabajaban en pequeños talleres bajo los tejados, donde la luz natural era la mejor aliada. De ellos hereda la filosofía de creación artesanal, donde un solo maestro relojero es responsable de todo: desde el montaje y ajuste hasta el acabado a mano de cada componente. Y eso se nota.
Un calibre para guardar en los libros: el 2757 S
En el corazón de este reloj late el calibre 2757 S, un movimiento manual formado por 696 componentes y con una reserva de marcha de 58 horas. Lo extraordinario no es solo su complejidad, sino su delgadez: apenas 10,4 mm de grosor y 33,3 mm de diámetro, con una precisión de 1/5 de segundo gracias a su frecuencia de 18.000 alternancias por hora.
Pero lo que realmente impresiona es cómo han logrado integrar un sistema ratrapante con dos ruedas de pilares, un mecanismo silencioso de repetición de minutos con regulador centrípeto y un tourbillon a las 6 horas con espiral esférica. El resultado es un ballet mecánico visible desde el frontal y el reverso gracias a las dos superficies de zafiro.
Esfera calada y acabados de otro nivel
La esfera abierta de cristal de zafiro —de solo 0,5 mm de grosor— permite observar toda la complejidad del calibre, sus acabados y las técnicas decorativas más exquisitas de la Alta Relojería. Los contadores presentan superficies esmeriladas y pulidas, los anillos horarios son de oro 5N y los índices están grabados y rellenados con tinta. Las agujas del cronógrafo en verde oliva combinan con una correa de aligátor del mismo tono. Una sinfonía de contrastes.
En el reverso, los puentes ennegrecidos están arenados y pulidos a mano con un acabado espejo. Los tornillos, rubíes y bordes biselados tienen una terminación perfecta. Incluso el regulador de sonería lleva grabadas las iniciales JMV, en homenaje al fundador Jean-Marc Vacheron.
Alta relojería, pero también innovación
Más allá de lo estético, hay una investigación técnica detrás que merece una mención. Para aligerar peso y fricción, las ruedas están hechas de titanio y níquel-fósforo, las agujas de aluminio y las palancas del ratrapante de silicio. Todo está pensado para mantener la precisión, evitar vibraciones y optimizar la energía. De hecho, incluso con el cronógrafo en marcha, el reloj garantiza 50 horas de reserva de marcha.
La repetición de minutos, por su parte, incorpora un regulador centrípeto que estabiliza la energía y evita ruidos mecánicos. Las notas suenan limpias y armónicas, algo imprescindible en un reloj de este nivel.
Un homenaje al arte de medir el tiempo
Les Cabinotiers Temporis Duo Grand Complication Openface no es solo un reloj: es una obra de arte cinética. Cada componente ha sido terminado a mano; cada pieza, ajustada por un único maestro relojero. Lleva grabado “Pièce Unique” en el fondo, como recordatorio de su condición excepcional.
No está a la venta en ninguna boutique, ni tiene un precio público. Solo quien conozca la maison, entienda la magnitud de esta obra y haya sido elegido por Vacheron Constantin podrá poseerla. Porque en el mundo de la Alta Relojería, hay piezas que no se compran: se merecen. Y esta, sin duda, es una de ellas.