Claves para entender la nueva moda y al nuevo hombre: por qué la nueva masculinidad no es nada masculina

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Texto: Jose Luis Díez-Garde

Los diseñadores contemporáneos no darán ni un paso atrás en sus conquistas del guardarropa masculino. Así comienza la era de un nuevo hombre

Nosotros inventamos la idea del ‘man power’ en el siglo XX y ahora la estamos destruyendo”, aseguraba hace unas semanas Alessandro Michele al periódico The Times. Y está claro que él es uno de los máximos responsables de esta “crisis” del concepto de masculinidad. En ese mismo artículo, el director creativo de Gucci sentenciaba que el hombre cada vez viste más “extravagante y femenino” y que él entendía esto como un símbolo de libertad y de destrucción de los estereotipos de género.

En su última colección, Cosmogonie, en la que rinde un homenaje al filósofo alemán Walter Benjamin, vuelve a demostrar cómo él mismo afronta la idea del hombre del siglo XXI y cómo apuesta por derribar una serie de conceptos mentales y sociales construidos a partir de una configuración contemporánea del mito de la masculinidad.

¿Acaso alguien piensa que siempre hemos vestido igual? Hoy en día es difícil hablar de un solo concepto de la masculinidad o de una única manera de entenderlo, pero lo cierto es que este concepto es relativamente nuevo.

Desde el siglo XIX, aquel momento en el que, según John Flügel en su obra ‘Psicología del vestido’, nosotros renegábamos del que había sido uno de nuestros hobbies favoritos, la moda, el hombre ha vestido de negro y había intentado mostrar cierto desapego por la ropa. Doscientos años hemos tardado, pero parece que por fin estamos reconquistando un terreno que habíamos abandonado.

Los ejemplos son claros. Por una parte, la misma casa Gucci nos sirve varios ejemplos en bandeja cada vez que puede. Uno de sus mayores embajadores es el intérprete Harry Styles. Sus reportajes en cabeceras como Vogue, los estilismos que escoge y, sobre todo, su último concierto en Coachella nos confirmaron que el ex One Direction estaba listo para empezar a ser no solo una estrella de la música sino un actor principal en el cambio de la masculinidad. Su mono de lentejuelas y escote con el que le plantó cara a la mismísima Shania Twain así lo demostraron. Con o sin maquillaje, con más o con menos escote, lo que está claro es que es un referente internacional y un espejo en el que muchos se mirarán.

Y lo mismo sucede con otro de los grupos que navegan en la órbita de la casa italiana y de su director creativo. Mäneskin arrasó en Eurovisión 2021 vestidos de Etro con un pantalón alto y tacones como ya hizo en su día David Bowie. Ahora, sobre todo su vocalista, Damiano David, se dejan querer por Michele y juegan a la confusión sexual buscando ampliar horizontes no solo en la moda, sino también en los roles de género.

En el Festival de Eurovision, que se celebró hace tan solos unos días, también se volvió a poner este año la cuestión de lo masculino encima de la mesa. En este caso, el discurso lo lideró de manera clara Pierpaolo Piccioli a través de los diseños que creó Valentino, la firma que lidera, para dos de los principales nombres del festival: Mika lució durante tres días los looks de esta casa, donde nos planteó un concepto relajado del traje en el que se jugaba con total libertad con los colores (una manera de volver a reclamar la importancia de estos en la indumentaria masculina anterior al siglo XIX).

Mika presenting at the first semi final

El representante de Italia, Blanco, por su parte, apareció sobre el escenario del Palasport Olimpico de Turín con un delicado diseño del atelier de la firma bordado en lentejuelas plateadas sobre tul. Junto a él cantando ‘Brividi’ se encontraba Mahmood vestido con un elegantísimo traje de Prada con una silueta contemporánea que también buscaba encontrar un nuevo prototipo masculino.

Días antes, en la inauguración del festival, este último sorprendía con un look de pantalón fucsia y chaqueta de Willy Chavarria, uno de los nombres de moda en la actualidad que sabe fusionar como nadie la elegancia de la alfombra roja con la ropa de corte urbano y todo pasado por un tamiz de replanteamiento de género.

Otro de los rostros que lideran esta nueva tendencia o este juego con reglas muy serias es Timothée Chalamet. Ya sea vestido con un diseño de su amigo Haider Akermann o, como hizo en los últimos Oscar, con un look de Louis Vuitton sin camisa, el actor americano no da puntada sin hilo cuando se trata de replantear los códigos de la indumentaria masculina.

timothée chalamet

En aquella alfombra roja, vestía una delicada chaqueta bordada con cuentas de cristal negras y sobre el pecho (desnudo, sin camisa) se podía observar un espectacular colgante de Cartier. Sus manos, cuajadas de anillos de la firma francesa, nos venían a contar un capítulo más en esta lucha del hombre por volver a reinar en la moda.

Nuestro país tampoco es ajeno a estos nuevos planteamientos. A todos nos habrá venido seguramente a la cabeza el nombre de Palomo Spain. Desde su ‘trono’ como uno de los diseñadores de referencia actuales de España, sus historicistas propuestas, en las que se detiene en momentos de gloria de la moda, meten el dedo en la llaga y nos ayudan a cuestionarnos el propio hecho de vestirnos “a la manera tradicional”.

¿Qué nos impide variar si antes vestíamos así? Alled Martínez o Arturo Obegero también están dispuestos a seguir esa línea conceptual y sus creaciones están llenas de elementos tomados prestados del armario femenino o, simplemente recuperados del olvido.

Para algunos, esto será una locura pasajera tras cuya fiebre todo volverá a su ser. Para otros, será un paso adelante y sin retorno hacia una nueva concepción del hombre que, realmente, no es nueva. A fin de cuentas, ¿hay algo más moderno que ser un clásico?

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