Entrevistamos al actor Guillermo Lasheras a propósito de la publicación de su libro “Los prospectos de mis medicamentos” (Espasa) pero, sobre todo, para charlar con él sobre la Generación Z, el intrusismo en la industria de la ficción, la fama efímera, la sobre exposición en las redes sociales y los problemas mentales que están surgiendo de ellas.
Guillermo Lasheras (Malgrat de Mar, Barcelona, 2001) no es un tipo normal ni pretende serlo. No es un actor normal, ni un escritor normal. Ni si quiera es un niño de su edad normal. Guillermo sabe que es una rara avis, y eso le gusta. A pesar de su juventud, Guillermo tiene una madurez que resalta entre sus compañeros de trabajo, entre sus amigos y entre la gente que le rodea. Para el día a día, prefiere la tranquilidad de Malgrat de Mar (su pueblo natal) a la agitación de una gran ciudad, aún sabiendo que a los actores españoles, las grandes oportunidades se consiguen en ciudades como Madrid o Barcelona. Pero a él eso le da igual. Prefiere pasear por las callejuelas Malgrat de Mar a estar paseándose de evento en evento por la capital. A Guillermo no le verás con una copa en la mano (cuando queda con sus amigos, prefiere un Cacaolat), y encuentra una satisfacción inmensa en la sencillez de ir a pescar. Aunque pueda parecer un “alma vieja” entre los chavales de su generación, Guillermo Lasheras comparte con ellos la digitalización de la socialización, y mantiene una fuerte presencia en redes sociales, donde acumula a más 474 mil seguidores en Instagram.
Su participación en proyectos cinematográficos como “A través de mi ventana” y “A través del mar”, ambas disponibles en Netflix, junto con sus actuaciones en las series “Las del hockey” y “Boca Norte”, han cimentado su reputación como actor. Sin embargo, el espíritu inquieto de Guillermo no conoce límites. Su creatividad fluye también a través de los pinceles y el barro en su propio taller de pintura y escultura, y se manifiesta en el ritmo y en la música cuando, sin retraimiento, baila y canta despreocupado.
Recientemente, Guillermo se ha estrenado también en el mundo literario con la publicación de su primer libro, “Los prospectos de mis medicamentos” (Espasa), una obra que refleja su visión crítica y su elegante sentido del humor sobre el mundo que lo rodea. Pero Guillermo no se detiene ahí, su vena empresarial le ha llevado a asumir el rol de director ejecutivo en su propia productora, GLT ESTUDIO, desde donde nutre la industria del entretenimiento con la producción de contenidos audiovisuales y la organización de grandes eventos musicales.
Guillermo Lasheras es un ejemplo claro de cómo la Generación Z, con su mezcla de inquietudes artísticas y pragmatismo empresarial, está redefiniendo los contornos de este mundo en el que nos ha tocado vivir. Un joven que bien podría haber sido un hombre del Renacimiento, ya que el joven actor y escritor sigue desdibujando las líneas entre las diferentes expresiones artísticas y empresariales, mostrando que el cielo es el límite cuando se trata de explorar el vasto panorama del potencial humano.
En la imagen de la izquierda, Guillermo viste abrigo, jersey de punto y pantalón de GANT.
Los zapatos estilo mocasín son de Hogan.
En la imagen de la derecha, sobrecamisa azul, jersey y pantalón de GANT.
Rísbel: Empecemos con tu visión sobre la Generación Z, de la que formas parte. Has comentado en alguna ocasión sobre la falta de “cultura del esfuerzo” debido a la sobresaturación digital y cómo esto afecta a la gestión de la frustración individual. ¿Puedes profundizar un poco en tu perspectiva?
Que se ha perdido la cultura del esfuerzo es un hecho. Y esto es consecuencia de la nueva era digital, que no solo produce una sobreestimulación que nos reduce la energía vital, sino que los estímulos que recibimos de las redes sociales vienen de personas que muestran vidas y formas de trabajar alejadas de lo que consideramos esforzarse. Lo que conocemos como emprendimiento de dinero rápido. Estamos también en la época del falso empresario, que roza una fina línea con el perfil de estafador. Estamos acostumbrados a ver “empresarios” jóvenes, aparentemente sin recursos, que construyen imperios. Por supuesto, hay casos de éxito como los ha habido siempre, pero se usa esta posibilidad de crear imperios “de la nada” para generar discursos faltos de conocimiento y, sobre todo, faltos de esfuerzo. Casi nadie cuenta el sacrificio que requiere levantar un proyecto empresarial de la índole que sea, y más si no se tienen los recursos para una primera inyección económica. Eso provoca una frustración en las personas que creen en lo fácil y en “el porqué a mí me tiene que ir mal” si miran a su alrededor (digital) y solo ven chavales de su misma edad, forrándose y viviendo entre Ferraris y Lamborghini, y todo por crear una empresa desde su casa con un ordenador. Es decir, todo este universo ficticio que muestran muchos perfiles influyentes en redes, ha provocado la frustración en personas que confiaban en la accesibilidad y la facilidad de desarrollar su propio proyecto. Y, posiblemente, ninguno de estos “fracasos” va acompañado del esfuerzo que el proyecto requiere, simplemente porque han perdido la noción de lo que significa esfuerzo. Y consideran este sustantivo casi cualquier movimiento que vaya más allá de mirar una pantalla led.
El éxito no consiste en cumplir todos los sueños que tienes hoy, sino en saber actualizar esos sueños porque nuestro conocimiento, interés y situación está en constante evolución.
Rísbel: Considerando que eres actor, escritor, artista plástico y empresario, ¿cómo gestionas todas estas facetas y encuentras tiempo para ti mismo, sobre todo para actividades tan relajantes como pescar?
La verdad es que son en todas esas facetas, en el proceso de ejercerlas, donde uno se descubre a sí mismo, y en mi caso tengo la posibilidad de hacerlo desde prismas muy variados. Del punto más carnal, visceral y cálido del arte, al lado oscuro y frío de los números. Eso me aporta un balance, en el que estoy inmerso, que me hace muy feliz. Me suelen preguntar que qué faceta me llena más, que a qué prefiero dedicar el resto de mi vida. Y mi respuesta siempre es la misma: posiblemente, a estas facetas se le sumen muchas otras por el camino y, seguramente, me desprenderé de otras. Porque si hablamos de sueños u objetivos, el éxito no consiste en cumplir todos los sueños que tienes hoy, sino en saber actualizar esos sueños porque nuestro conocimiento, interés y situación está en constante evolución. Ahora convivo con las distintas facetas según me apetezca, algunas dependen más o menos de mi ejercerlas y otras no tanto. Pero esta “versatilidad” me aporta una estabilidad cambiante de la que soy firme defensor; mucho mejor que la inestabilidad desesperante que vive muchísima gente de la industria del cine. Y ya que me sacas el tema de la pesca, creo que ahí conviven la mezcla de todas mis facetas; pescar es casi la excusa para sentarme en la orilla del mar, del río o en la popa de una barca a mirar las olas, el horizonte, y gestionar la paciencia, repasando los números que me faltaban por repasar, inspirándome para pintar lo que me falta por pintar y dejando fluir en todos sus aspectos la creatividad. En el mar confluye todo…
En la imagen de la izquierda, Guillermo lleva chaqueta Varsity, camisa denim y pantalón de GANT.
En la imagen de la derecha, Guillermo viste jersey verde y abrigo de GANT.
Rísbel: En la industria del cine y la televisión, vemos que los actores jóvenes están protagonizando cada vez más títulos de éxito, como A través de mi ventana y A través del mar, en los que has participado. En tu opinión, ¿por qué los actores jóvenes están ganando más peso en la industria?
Creo que es el resultado de cómo ha cambiado la distribución del negocio audiovisual y, como consecuencia, cómo ha cambiado el público que lo consume. La llegada de las plataformas digitales de contenidos ha aportado accesibilidad al cine y las series, haciendo que un target mucho más juvenil pueda consumir con facilidad y desde cualquier lugar el contenido que desee. En consecuencia, hay una mayor inversión en contenidos que sean atracivos y seduzcan a este público que, además de joven, está acostumbrado a la inmediatez.
Rísbel: Dices que tu generación está inmersa en un individualismo marcado. ¿Cómo crees que esto ha influido en la forma en que los jóvenes de hoy se relacionan entre sí y con el mundo que les rodea?
No solo mi generación… Creo que la mayoría, excepto la de nuestros abuelos, está inmersa en este individualismo que nace de la unión entre la persona y la tecnología, y de la desconfianza que esa tecnología genera. Es decir, la tecnología, y centrándome concretamente en las redes sociales, a la vez que nos acercan al resto del mundo y nos facilitan la interacción con muchísima gente, nos generan un efecto rebote que nos crea desconfianza y nos hace pensar que podemos valernos por nosotros mismos sin necesidad de nadie; lo que se traduce en individualismo y en el afán de buscar o inventar cualquier causa para sentirnos protagonistas de algo. Y olvidamos que somos seres creados para vivir en sociedad, y cada vez más, estamos perdiendo la ayuda mutua que tan bien nos hace como sociedad, porque quien crea que solo se puede comer el mundo está muy equivocado, todos nos necesitamos a todos. Y la única forma de recuperar eso es volver a mirarnos a los ojos y darnos cuenta de que juntos, con las ideas y valores de unos y otros, se construye un mundo mejor.
Nos hemos olvidado que somos seres creados para vivir en sociedad, y cada vez más, estamos perdiendo la ayuda mutua que tan bien nos hace como sociedad, porque quien crea que solo se puede comer el mundo está muy equivocado, todos nos necesitamos a todos.
En la imagen de la izquierda, Guillermo lleva chaqueta Varsity, camisa denim y pantalón de GANT.
Los zapatos estilo mocasín son de HOGAN.
En la imagen de la derecha, Guillermo lleva una camisa marrón con los puños abiertos de GANT.
Rísbel: Tal y como comentas, el mundo digital ha traído consigo una inmediatez en la obtención de resultados y gratificaciones. ¿Crees que esto ha afectado la capacidad de tu generación para manejar la frustración cuando las cosas no suceden al instante?
Totalmente, si estás enseñando a un niño desde que aprende a articular palabra que si le da a un botón se descarga el juego que él quiera, sin “pelear” con su madre para que se lo compre (sin esfuerzo), estás creando una adicción que se convertirá en frustración. Y lo mismo con todas las herramientas que la tecnología tiene. Nos hemos acostumbrado, a golpe de clic, a tener un taxi en la puerta, a tener la ropa o la comida que queremos… Esto provoca que jóvenes y cada vez, terriblemente más jóvenes, no comprendan el no tener ciertas cosas cuando deciden quererlo, como el amor, el sexo o las drogas. Por eso la sociedad es cada vez más adicta a la inmediatez y dependiente de herramientas que lo hagan todo por nosotros, perdiendo así las particularidades de cada uno, y convirtiéndonos en grupos A, B o C, dependiendo de qué opción elijamos con un clic.
Rísbel: Volviendo a ese individualismo que antes mencionabas, ¿qué consejos le darías a alguien joven que lucha con la gestión de situaciones personales debido a esta debilidad generacional?
No me gusta dar consejos al viento, ya que las circunstancias personales de cada uno dependen de infinidad de factores, pero sí creo que todos deberíamos hacer un ejercicio de relativizar los problemas. Observo en mi entorno que pequeñas situaciones, una discusión, un malentendido, un mal resultado laboral o académico, una mirada inesperada o la ausencia de una interacción digital, supone ahora en muchísimas personas un gran problema a gestionar. Y es importante relativizar todos estos “problemas” para darse cuenta de la poca importancia que tienen y, seguramente, de su fácil resolución. Cada vez hay más casos de gente más joven que padece ansiedad y depresión. Pues bien, relativizar todo lo que no sea una enfermedad, la ruina o la guerra, nos dará perspectiva y calma que serán necesarias cuando alguna de las tres excepciones anteriores piquen a la puerta.
Relativizar todo lo que no sea una enfermedad, la ruina o la guerra, nos dará la perspectiva y la calma necesarias cuando alguna de las tres excepciones anteriores piquen a la puerta.
Rísbel: La fama efímera es un fenómeno muy presente hoy en día, especialmente con el auge de plataformas como TikTok. ¿Cómo ves este tipo de fama en comparación con una carrera actoral sólida y establecida?
La fama suele ser siempre efímera. Lo importante es definir qué tipo de fama, qué ha generado esta fama, y quienes son los “fanáticos”. Esto nos dará pistas para decidir cuál de las dos famas es preferible, y creo que no hace falta conocer mi veredicto. En cualquier caso, ambas opciones son válidas y aquí entra en juego la agilidad o astucia de la persona que recibe este “baño de masas” para gestionar, redirigir o reeducar ese público que lo ha alzado por una acción concreta, para llevar a su terreno una fama que le puede venir muy bien para prosperar.
En la imagen de la izquierda, Guillermo viste jersey verde, pantalón color camel y abrigo de GANT.
Los zapatos estilo mocasín son de HOGAN.
En la imagen de la derecha, Guillermo lleva chaqueta, camisa y pantalón vaquero de GANT.
El cinturón es de TOD´s.
Rísbel: Las redes sociales han demostrado ser una herramienta poderosa para los actores jóvenes, pero también pueden ser una espada de doble filo. ¿Cómo te aseguras de que tus redes te beneficien sin caer en las trampas de la exposición excesiva o la fama efímera?
Casi todo lo que tiene un lado positivo suele tener, aunque algo más oculto, un lado negativo. Y con las redes sociales pasa algo así. Y es que nadie tiene la fórmula secreta para gestionar correctamente su imagen pública. Vivimos constantemente en un mar de dudas, y hablamos con nuestros equipos de management para definir la estrategia que más se acerque a nuestros intereses personales, que pueden variar muchísimo con los años. La sobreexposición es peligrosa, y también la ausencia de ella. Además, los contratos publicitarios son suculentos, y aunque ponemos en una balanza el prestigio o imagen que deseamos y el dinero, siempre acaba primando por encima de todo la situación económica que tiene un efecto directo sobre nosotros. Así, con según qué ofertas, dejamos de lado esta visión del prestigio, del arte…
La sobreexposición (en las redes sociales) es peligrosa, pero también la ausencia de ella.
¿Cómo influye los seguidores en las redes sociales para conseguir trabajo y viceversa, cómo afecta a las redes los éxitos profesionales?
Los seguidores son, por supuesto, un buen motivo para que un productor decida quedarse contigo para su proyecto, no es más que una simple valoración del aumento de la visibilidad que un proyecto pueda tener. Poniendo por delante que, en general, la lucha del productor no es salvar el nivel cinematográfico español, sino hacer viable el proyecto.
Rísbel: A menudo escuchamos que “ahora todo el mundo es actor” debido a la facilidad de acceso a las plataformas de medios. ¿Cómo te sientes al respecto y qué crees que diferencia a un verdadero actor de alguien que simplemente busca la fama?
No tengo ni idea de lo que es un verdadero actor. De la misma forma que no considero actores a aquellos que llevan años de formación actoral, pero jamás han llegado a trabajar profesionalmente. Sí considero actores a todos aquellos que sin formación, sin vocación e incluso sin pretensión han acabado protagonizando cualquiera de los títulos más sonados de los últimos años. Y es que yo no soy nadie para decidir quién sí y quién no, o quien mejor y quién peor. Únicamente me rijo porque el de actor es un oficio que, como cualquier otro, basta con ejercerlo con un contrato y una alta en el censo de artistas para poder serlo. Y ni me molesta ni me genera rabia hacia el resto de actores, vengan de donde vengan y sea cual sea su intención. Si la finalidad de un actor es buscar fama o no, a mí ni me viene ni me va, si hace bien su trabajo y cumple con lo que el director busca.
En la imagen de la izquierda, Guillermo lleva camisa de rayas y sobre camisa denim de GANT.
En la imagen de la derecha, Guillermo lleva sobre camisa azul, jersey blanco y pantalón de GANT.
Las zapatillas son de HOGAN.
Rísbel: Dada la facilidad con la que muchos logran cierta fama en la actualidad, ¿cuál crees que es la clave para mantenerse relevante y auténtico en una industria tan saturada?
Ojalá tener las claves, pero creo que la clave de la relevancia y la autenticidad viene acompañada de muchas otras. La relevancia tiene que estar acompañada de trabajos y de proyectos que den credibilidad a esa relevancia, si no, se acaba convirtiendo en algo vacío que poco a poco va perdiendo autenticidad. Y ser auténtico no es más que un buen estudio de mercado y un buen equipo. No digo que todo se deba plantear desde esta mirada tan fría y calculadora para enfocar una imagen pública, pero puede que necesites analizar bien cuáles son esos aspectos que debes explotar y que pueden hacer de ti alguien interesante para un público tan sobre estimulado. Encontrar eso que te hace auténtico y explotarlo. Pero el mantenerse tiene que venir acompañado, como digo al inicio, de proyectos que apoyen esa imagen.
Rísbel: Hablemos de tu libro “Los prospectos de mis medicamentos”. Me resulta fascinante que, además de actuar y dirigir, encuentres tiempo y energía para escribir. Cuéntanos un poco sobre la inspiración detrás de este libro y cómo decidiste abordar temas tan universales como el amor, la muerte, el arte y el tiempo.
Siempre me ha gustado escribir, y ha sido un buen lugar de evasión. La inspiración en este libro, en estos prospectos, es múltiple e indeterminada, puesto que este primer libro surge de multitud de textos que me llevan acompañando los últimos cinco años, en viajes, rodajes, domingos tristes, y lunes ajetreados. De ahí, de cada momento, con muchísimas personas, porque a mí sobre todo me inspiran las personas, es lo que ha ido construyendo esto que ha acabado siendo Los prospectos de mis medicamentos. Al unir estos textos y ponerme a escribir nuevos, me fui dando cuenta de que siempre giraban en torno a estos cuatro temas universales que conviven en mí cada día y que son la causa de mis ilusiones, mis aspiraciones e incluso de mis frustraciones: amor, arte, tiempo y muerte, que son los medicamentos que yo consumo a diario para sobrevivir. Y todos ellos son el resultado de las personas que he querido, de las personas que quiero y de las personas que seguramente querré, pues el tema que más presencia tiene en el libro es el amor, la clave definitiva a cualquier problema.
Rísbel: Las redes sociales juegan un papel crucial en la carrera de muchos actores jóvenes. Con más de 470 mil seguidores en Instagram, ¿qué impacto crees que han tenido las redes sociales en tu carrera y cómo equilibras esta exposición online con tu vida privada?
Las redes sociales han tenido un impacto muy positivo en mí, no puedo estar más agradecido de la oportunidad que estas herramientas me brindan para presentarme a mí y mis proyectos al mundo. En redes cada uno enseña lo que quiere, y quien muestra rechazo por el peligro de exponer su vida privada, miente. Quien muestra su vida privada lo hace conscientemente. Mis redes, mi imagen, no es mi vida, mi vida la conoce mi familia y mis amigos más cercanos. No la tiene que conocer nadie más. El resto es trabajo. Obviamente eso no quiere decir que no haya parte de uno mismo en esa imagen y que, constantemente, estemos relatando lo que hacemos y dónde estamos, pero cada uno expone en la medida exacta que le apetece o le interesa exponer. Pero en absoluto me supone un problema pensar cómo equilibrar mi exposición con la protección de mi vida privada. Nadie sabe cómo es mi casa, ni mis muebles, ni la comida que como, ni quiénes son mis amigos, ni qué hago en mi tiempo libre.
Rísbel: Sabemos que prefieres vivir en tu pueblo natal, aunque la mayoría de las oportunidades para los actores se encuentran en las grandes ciudades. ¿Qué te lleva a tomar esta decisión y cómo crees que esto influye en tu trabajo y en tu bienestar?
Yo nací en un pueblo a una hora y algo de Barcelona ciudad. Un pueblo de costa, y creo que las personas que nos hemos criado en el mar, nos cuesta mucho deshacernos de ello. Y sigo viviendo aquí por la tranquilidad, la comodidad y la felicidad que me aporta no solo el mar, sino tener cerca a mi familia y amigos. No necesito vivir en la ciudad para trabajar, hay un concepto mal entendido, sobre todo entre aquellos que quieren ser actores, y deciden mudarse a Barcelona o Madrid para serlo. Caminando por Malasaña no te verá Almodóvar y te fichará. Saliendo de fiesta puedes llegar a conocer a alguien sí, pero después tendrás que tener talento para firmar el contrato. Hoy en día, con los dispositivos, desde tu casa, vivas donde vivas, puedes acceder a agencias, representantes, a castings y cuando los tienes que hacer presenciales, vas y los haces. No vas a trabajar más por ir cada tarde a tomar unas copas con actores. Bajo mi humilde opinión, por supuesto, es preferible vivir feliz, rodeado de tu gente, y donde puedas inspirarte y desarrollar tu propia personalidad y creatividad sin estar rodeado de aparentes éxitos en una ciudad llena de farolas nocturnas. Esas luces que emiten luz, pero solo viven en la oscuridad.
En la imagen de la izquierda, Guillermo lleva chaqueta, camisa y pantalón vaquero de GANT.
El cinturón es de TOD´s.
En la imagen de la izquierda, Guillermo lleva chaqueta Varsity, camisa denim y pantalón de GANT.
Los zapatos estilo mocasín son de HOGAN.
Perdí la juventud y la espontaneidad hace años.
Rísbel: Tu personalidad y estilo de vida realmente resaltan dentro de tu generación. No bebes alcohol, te encanta pescar y pareces tener una perspectiva muy madura de la vida. ¿Crees que estas características te han ayudado en tu carrera o te han presentado desafíos?
Creo que veo la vida desde otro prisma, posiblemente peor, pero más vivido de todo eso que la gente de mi edad está ahora descubriendo. Todo esto son pros y contras en una carrera de fondo, que busca espontaneidad y juventud, algo que perdí hace años. Y esos son los desafíos que me presenta mi oficio y mi carrera, redibujar mi manera de hablar, mi vocabulario, mi manera de vestir o incluso de caminar. Para recuperar la inocencia de un chaval de 22 años que está descubriendo el mundo.
Rísbel: Finalmente, hablando de GLT ESTUDIO, tu propia productora: ¿cuál es tu visión para ella y qué tipo de contenidos y eventos esperas desarrollar y producir en el futuro?
GLT ESTUDIO nació como respuesta a la inestabilidad de mi vocación que se me presentó a los 13 años. Conocí las entrañas de la industria y, a la vez, lo poco que dependía de mí continuar en ella. Eso hizo, en un razonamiento infantil e inocente, pensar en crear una productora que pudiera darme, anualmente, un personaje protagonista en una de las películas que yo mismo produciría. Todo empezó como una estrategia para acabar contratándome a mí mismo y tener la seguridad de seguir poniéndome delante de las cámaras. Obviamente, no era en absoluto consciente de lo que eso suponía pero me puse a ello con dedicación y pasión y fui desarrollando un equipo con amigos que, poco a poco, fue transformando GLT ESTUDIO en lo que es hoy, una productora 360o que abarcamos casi todos los ámbitos del show bussiness; desde la producción audiovisual enfocada a la producción de campañas de publicidad y la producción de grandes eventos en vivo. Y ahora, en 2023, estamos empezando a desarrollar esa parte por la que empezó todo, que son los proyectos de ficción.
Texto y producción: Mateo Carrasco López-Jurado
Fotógrafo: Pablo García
Maquillaje y peluquería: Yohanna Rojas (Ns Management)
Asistente de fotografía: Marta Díaz
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