La nueva temporada de Toy Boy se estrena en febrero de 2022 en Netflix Internacional y José de la Torre tuvo que entrenar la mente más allá del cuerpo para poder interpretar a Iván, uno de los strippers en la serie. Encarnó la hermandad, la superación de la frustración y el dolor por encima de la sensualidad.
José de la Torre (1987, Montilla) se ha formado en la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga. Debutó en el mundo de la televisión con la serie Toy Boy, un fenómeno internacional que ha logrado mantenerse durante semanas como una de las series más vistas en diferentes países. Tras el éxito de esta ficción, de la Torre ha participado en series como Vis a Vis, El Oasis o Amar es para Siempre. En el teatro fue dirigido por Cristina García Pinto y también el director Pablo García se encargó de este actor en Cuento de Navidad.
Némesis, la diosa de la justicia, castigó a Narciso por su engreimiento y lo condenó a enamorarse de su propia imagen reflejada en un estanque hasta que la contemplación absorta del destello de su rostro en el arroyo le llevó a arrojarse en busca de su amor idealizado y perdió su vida entre las aguas. Las redes sociales, la televisión, las series y las películas pintan a Apolos, Adonis y Narcisos. Retratan seres perfectos, cuerpos apolíneos y los periodistas, a veces, cuerpos sin almas, vacíos.
¿Cuánto tiempo dedica al gimnasio para lograr esa forma física? ¿cómo es su rutina? ¿cómo consegue mantenerse en forma? ¿perdió o ganó peso? A veces, estas preguntas superficiales evitan la posibilidad de obtener no solo declaraciones valiosas sino de conocer realmente a la persona a la que se le plantean estas cuestiones y aprender de ella, aunque sea en un pequeño intercambio de palabras.
De José de la Torre se pueden aprender mensajes que van más allá de su personaje en Toy Boy. En primer lugar, esas son las preguntas que más odia, las que ha tenido que responder en las mil y una entrevistas que ha tenido que hacer después del éxito de la primera temporada en Netflix. También se pueden aprender realidades menos estéticas o reseñables por la prensa, pero más profundas y emocionales. Son aquellas declaraciones que nacen de dentro y las que también necesitan de entreno. Son aquellas que superan las líneas de su cuerpo, los cánones y con las que se esculpe el hombre que hay detrás de la máscara de actor, la persona que se resguarda en la armadura que los griegos categorizarían de apolínea.
P: Es un papel que ha requerido mucha preparación física, pero ¿qué retos psicológicos supuso interpretar a Iván?
R: Siempre se habla de conseguir la disciplina para la musculatura o para el ejercicio físico, pero la mente necesita también ejercitarse y para enfrentar un reto así también se tiene que entrenar y existe un poco de frivolidad porque hay quienes piensan que en los castings eligen a los actores o actrices por su belleza. Pero todo reto interpretativo tienen sus dificultades y todos los personajes tienen una dificultad añadida y que va más allá de lo estético y que a veces, con algo de crueldad no se suele ver o no se quiere ver en nuestros personajes.
Son strippers. No fue fácil ponerse sin ropa delante de la gente, bailar y sobre todo cuando se trata una cosa muy delicada que es el pudor de cada uno. Se suele resaltar la complicación de un personaje maltratador o un policía pero esta profesión es igual de complicada porque el reto está en superar algo tan íntimo como el pudor o la vergüenza porque eso no es sano. Además, tenemos que transmitir una serie de cosas que para mí fueron muy complicadas como la sensualidad al bailar, por ejemplo.
P: ¿Qué se puede aprender de Iván más allá de su apariencia física y de lo que transmite?
R: Me atrevo a responder con un deseo personal mío. Los personajes que han creado en Toy Boy son fascinantes, de verdad. El problema es que no hemos tenido tiempo en estas dos temporadas de demostrar mucho más de la historia personal de cada personaje. El número de capas que esconden. Esto es un deseo mío y hemos presentado la historia y su atmósfera, pero aún falta retratar los pliegues de las personalidades de cada uno.
Es un thriller, entonces tiene que enfocarse en resolver el problema que tenemos y no se ha detenido demasiado en contar cómo se adaptan los personajes. Es un grupo de amigos en el que vale la pena detenerse para saber de dónde vienen o cómo se forjó esa amistad. Las inquietudes y lo diferentes que son. Cada uno tiene un rasgo de su personalidad muy marcado y no se nos ha dado tiempo para contar esto. Y yo creo que sería súper bonito.
Los espectadores que han visto la primera y que ahora van a ver la segunda se van a enganchar todavía más a esta historia y a otros personajes. Van a demandar eso porque yo como audiencia también lo demando. Por ejemplo, la historia de amistad que tienen los personajes… es un vínculo que llama mucho la atención.
P: Ya que menciona esa relación amistosa, ¿esa fraternidad que se consigue reflejar en la pantalla también se forja detrás de la cámara?
R: Nos brindaron un tiempo de formación que fue muy valioso para prepararnos físicamente y ese tiempo nos unió a nosotros porque no nos conocíamos. Cuando nos presentaron a todos lo que llegamos a la oficina de la productora encontramos muy buenos puntos de unión que nos ha hecho forjar una grandísima amistad entre todos. Más allá del rodaje. Es una las recompensas de esta serie.
Lo que nos ha pasado fuera que nos ha unido y ha hecho que fuera más real. A mí lo que más me gusta es cuando se retrata a los cuatro juntos resolviendo todos los problemas, ayudándose, somos hombres adultos con deseos, con ambiciones, con sueños, pero, insisto, y lo vamos a ver en esta segunda temporada, por muy ambicioso que sea el sueño de cada uno, siempre va prevalecer su amistad y su hermandad.
Yo no dejo de ser pequeños trozos de todos los personajes que he ido amando a lo largo todos los años que llevo viendo cine
Jose de la Torre
A mí me gusta mucho el cine de Spielberg porque siempre alberga las historias que hablan de la amistad y este caso no deja de ser una de esas historias, pero contada desde el punto de vista de una serie española en el Sur, con atmósfera de la noche, de la de la corrupción.
P: Acaba de mencionar la de Spielberg, ¿qué le inspira de otras películas para formarse como actor?
R: Una vez se lo dije a mi padre, yo no dejo de ser pequeños trozos de todos los personajes que he ido amando a lo largo todos los años que llevo viendo cine. Las partes buenas, quiero pensar, de cada uno de los personajes. He visto muchas películas y he podido viajar a través de ellas también. No dejo de ser parte de todos esos personajes que he visto, que he vivido y con los que me he emocionado. Como si tuviera una hemeroteca detrás en mi cabeza, un catálogo en el que busco los parecidos de esos personajes con los que debo afrontar yo.
No puedo elegir mi personaje o mi película favorita porque tengo miles. Sin embargo, cuando necesito optimismo recuerdo lo que vi en los personajes que me gustaron de las películas que marcaron.
P: Ya que menciona el optimismo, ¿cómo se lleva la frustración de los noes en los castings?
R: Estoy en un proceso de encontrar la respuesta. Si eres fuerte mentalmente va aminorando. Antes, me afectaba más que no me saliera una prueba y sobre todo cuando me ocurre con una en la que me veía en este personaje y que me hubiese encantado hacerlo. A toda costa. Una vez leí que un actor que trabajó con Martin Scorsese, cobró casi nada pero no pasaba nada porque lo que quería realmente era trabajar con él. A mí me ha pasado que, hacerlo gratis no porque al final es nuestro tiempo y tu entrega, pero sí me rebajaría a todo por hacer este personaje o por trabajar con este director o por estar en ese proyecto. Pero, como todo, se supera.
P: ¿Qué personaje le gustaría hacer que sea totalmente diferente a lo que ha hecho hasta ahora?
Me parecería interesante un personaje que este perdido. En esta segunda temporada en Toy Boy ocurre que Iván se enfrenta al “Turco” cara a cara y esto ya son palabras mayores. Me parece interesante verlo en esas situaciones donde está un poco más perdido, donde se rebaja su orgullo y con ganas de arremeter contra todo, verlo en esa vulnerabilidad.
P: Muy interesante lo que comenta sobre la vulnerabilidad. Mucha gente la castiga, ¿cree que en ellas están nuestras verdaderas fortalezas?
R: Para mí, la persona que más fuerte no es la que construye más imperios sino la que después de una situación muy dolorosa o inesperada, es capaz de salir adelante.
P: Y también los que le plantan cara a lo que otros consideran fracaso… Toy boy en Atresmedia no funcionó y en Netflix fue todo un éxito. La gente lo dramatiza mucho, como no funcionó en el canal que fue el productor que lo hizo se clasifica y desprestigia la serie demasiado pronto…
R: Sí, mis compañeros y yo estábamos en un restaurante cenando y la serie había salido en una canal popular y en horario estelar y unos amigos me dijeron que no la habían visto porque no se habían enterado de que existía la serie y de que se iba a emitir. La lectura que yo hice en ese momento fue que no es que no la hayan visto porque la serie es mala es que la gente ya no ve la televisión abierta. Es una realidad. Nos enfrentamos a la fría realidad de que ya no se consume televisión en abierto en España.
Con la llegada de las plataformas como Netflix la gente controla cuánto tiempo va a dedicarse a ver una serie, como y cuando le apetezca. Mucha gente no vio la serie, pero porque ni siquiera se enteró. Yo no veo tele, yo no tengo tele. Entonces fue frustrante porque tu trabajo y tu esfuerzo no se veía valorado por la prensa y ya no dependía de ti como actor.
P: Hablando de ver la tele, ¿le gusta verse en la tele?
R: No es algo ni que me gusta ni me disgusta, pero sí me ayuda a aprender de las cosas que corregir.
P: ¿Mirar al pasado tampoco es algo en lo que se detenga? Por ejemplo, ver los inicios, el videoclip de Nena Daconte en el que participó…
R: Me gusta recordar el pasado porque me ayuda a recordar de dónde vengo, dónde estaba y dónde estoy ahora. Porque si lo analizas todo desde tu presente, todo absolutamente es mejorable, pero por mucho. Entonces, para mantener los pies en la tierra y también recordar lo que he conseguido recuerdo de dónde vengo. He participado en obras de teatro para dos personas. Pero lo hice con la misma energía con la que lo haría para una sala llena.
Me gusta tener que dirigir la mirada al pasado para ver la trayectoria que he seguido, he visto a la gente con la que me he encontrado en el camino, que me ayuda a estar donde estoy hoy y este pasado me ayuda a seguir mirando hacia el futuro.
Jose de la Torre es más que sus horas de gimnasio, es un pasado que le enseñó a interpretar, es el niño que se esconde en los trozos de vida que vive a través de sus personajes. José de la Torre es más que músculos y que el ego de un actor. No es un juguete de la televisión. Es un actor que guarda el sentido de su actuación como algo que nace de compartir con los compañeros durante el rodaje. Es un malagueño reproducido hasta en la otra cara del mundo, pero con la misma energía y pasión que el actor que se puso ante dos personas en el teatro. Es la misma que superó el pudor y que más allá de su personaje, se desnudó como persona para formarse por dentro como actor. En la Grecia clásica no admirarían su cuerpo, admirarían la capacidad que tuvo de esculpirse sin vergüenza. Dirían que no merece el castigo de los ególatras de los dramas y las tragicomedias, dirían que mantiene los pies en la tierra. Pero, sobre todo, que es mucho más que un Toy Boy.
Texto: Elisa H. Biffa
Fotos: David Gallardo y Daniel Leiva
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