Milán Fashion Week
Para la temporada de primavera/verano 2024, Giorgio Armani nos traslada a un paisaje marino sobre el que la luz de la luna resplandece, las rocas están resecas y las escenas son desérticas. La oscuridad se extiende, diluida por una luz que vuelve oleosas y resplandecientes las superficies. Esta colección es un retorno a la esencia de Emporio Armani, purificada hasta la médula y vista a través del filtro de la luz de la luna.
Un romanticismo vibrante que se mueve entre el extremo oriente y un hipotético norte de áfrica y, sin embargo, sólo son trazos, ecos imperceptibles inspirados en formas fluidas, de energía pura y elemental. El exotismo se desvanece, transfigurado por el efecto nocturno de prendas diseñadas para fluir a todas horas, porque la noche es una forma de vida, y es posible brillar también de día. La paleta es contraída y compacta: blanco, arena, negro, mezclados entre sí o desplegados en monocromo.
El espacio entre el cuerpo y la vestimenta es vivo y palpitante, hecho de líneas fluidas que apenas rozan los músculos: chaquetas túnicas, largos abrigos plumíferos, pantalones muy anchos y túnicas sin mangas, así como jerséis bordados, pantalones cortos y blazers.
Zapatos con suelas macizas y bolsos brillantes que completan la silueta. En este tenso y sensual juego de reducciones, el único motivo recurrente -en estampados, jacquard y joyas- es un ginkgo estilizado. Con una historia de 250 millones de años y la capacidad de adaptarse a épocas y entornos, el ginkgo es aquí un símbolo de elegancia y resistencia, una metáfora de un estilo a la vez actual y atemporal.
Desfile Emporio Armani primavera/verano 2024
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