La llegada del otoño, más allá de notarse por los árboles que empiezan a desnudarse y la brisa fresca del atardecer, también se hace notar en la cara de muchos hombres. Si cada año te encuentras con la sorpresa de que, tras unas vacaciones donde luciste un rostro envidiable, comienzan a surgir imperfecciones en tu piel, te contamos que no eres el único y, definitivamente, no se debe a la conocida «depresión post vacacional».
El mito del rostro saludable en verano
Es probable que, mientras te relajabas en la playa o en la piscina, te sintieras más que satisfecho con la textura y apariencia de tu piel. No obstante, ese «rostro saludable» podría no ser más que un espejismo temporal.
El sol, fuente indispensable de vitamina D, también tiene un potente efecto secante sobre la piel. Contrario a lo que muchos creen, este efecto no beneficia en absoluto a nuestra dermis. Al exponernos al sol, la piel busca defenderse intensificando la producción de sebo, lo que la engrosa y bloquea los poros. Mientras estás bajo el sol, este efecto secante y antibacteriano parece mantener a raya las imperfecciones, pero la realidad se desvela cuando cambiamos el traje de baño por la vestimenta urbana.
Las Dras. Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto explican: «Cuando ese efecto del sol deja de actuar, la piel comienza su proceso natural de desintoxicación, liberando los poros que estaban obstruidos durante el verano. Esa liberación del sebo y las toxinas da lugar a lo que popularmente se conoce como ‘brotes de acné después del verano’».
Trucos para controlar el acné post-veraniego
Limpieza profunda: Es esencial mantener una rutina de limpieza facial diaria, utilizando productos específicos para tu tipo de piel. Evita aquellos con alto contenido de alcohol o que sean demasiado abrasivos.
Hidratación: Aunque parezca contradictorio, es crucial mantener la piel hidratada para equilibrar la producción de sebo.
Protector solar: Incluso después del verano, no olvides aplicar protector solar todos los días. Esto protegerá tu piel de futuros daños y evitará que las manchas del acné se oscurezcan.
Consulta a un dermatólogo: Si notas que los brotes persisten o son demasiado intensos, busca el consejo de un especialista que pueda recomendarte tratamientos específicos.
El acné post-veraniego es una respuesta natural de la piel a los cambios y agresiones que sufre durante el verano. Sin embargo, con los cuidados adecuados, es posible minimizar su impacto y lucir un rostro saludable todo el año. ¡No dejes que esos indeseados «amiguitos» te tomen por sorpresa!
Cómo Controlar los Brotes de Acné Post-Veraniego: Trucos y Errores Comunes
El acné post-veraniego puede ser frustrante, especialmente cuando esperas regresar de tus vacaciones luciendo fresco y rejuvenecido. Sin embargo, con los cuidados adecuados, es posible minimizar y prevenir estos brotes. Veamos algunos trucos útiles y también errores comunes que debes evitar.
Consejos para controlar los brotes de acné
Limpieza diaria: Antes y después de la playa o piscina, asegúrate de limpiar tu piel profundamente para eliminar restos de cloro, sal y protectores solares. Estos pueden obstruir tus poros y fomentar la aparición de acné.
Hidratación específica: Usa cosméticos hidratantes no comedogénicos de texturas ligeras. Asegúrate de aplicar FPS 50 diariamente para evitar pigmentaciones postinflamatorias que pueden oscurecerse con el sol.
Serums o lociones con ácidos: Al regresar de vacaciones, aplica diariamente serums o lociones con BHA (como el ácido salicílico), AHA (como el ácido glicólico) y retinoides. Estos ingredientes favorecen la renovación de la capa córnea, ayudando a reducir la aparición de imperfecciones.
Despigmentantes para lesiones: Si notas manchas cuando los granitos desaparecen, considera usar cosméticos con ácido azelaico o niacinamida. Estos ingredientes no solo despigmentan, sino que también calman la piel irritada.
Los 3 errores más comunes que cometemos cuando nos salen granos
Evitar la hidratación: Es un mito común pensar que las pieles con acné no deben ser hidratadas. El uso excesivo de productos astringentes puede deshidratar la piel, dañando la función barrera y promoviendo más acné. Es fundamental entender que la hidratación adecuada es vital para mantener la piel en equilibrio.
Exfoliación excesiva: La exfoliación es beneficiosa para la piel, pero en exceso puede ser perjudicial. Limita la exfoliación a 1 o 2 veces a la semana. Si tienes granos inflamados o con pus, evita la exfoliación para no extender o perpetuar las lesiones.
Manipulación de los granos: Aunque puede ser tentador, nunca debes apretar o tocar tus granos. Hacerlo puede conducir a pigmentaciones más profundas o cicatrices. Si tienes lesiones dolorosas, sigue las indicaciones de tu dermatólogo y ten paciencia.
Recuerda que cada piel es única y lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra. Siempre es recomendable consultar a un dermatólogo o especialista en cuidado de la piel para obtener un consejo personalizado y adaptado a tus necesidades específicas. ¡No dejes que el acné post-veraniego opaque tu brillo!
Tratamientos médicos eficaces contra los brotes de acné
La batalla contra el acné no se limita únicamente a las rutinas de cuidado diario. En muchos casos, es necesario recurrir a tratamientos médicos especializados para obtener mejores resultados y prevenir complicaciones a largo plazo. Si buscas una solución más profunda y duradera, aquí te presentamos las opciones médicas más recomendadas para tratar y controlar el acné.
Fármacos de aplicación tópica:
Queratolíticos: Actúan previniendo la formación de tapones de queratina que obstruyen la salida del folículo, lo cual es esencial para evitar la aparición de granos y espinillas.
Antibióticos: Estos se aplican directamente sobre la piel y tienen como objetivo reducir la población bacteriana, especialmente Propionibacterium acnes, que suele estar involucrada en la aparición del acné.
Retinoides: Estos compuestos derivados de la vitamina A son esenciales para regular la secreción de las glándulas sebáceas y renovar la superficie de la piel.
Ácido Glicólico: Es un alfahidroxiácido que actúa tanto como queratolítico como seboregulador. En algunas formulaciones, se combina con ácido salicílico para potenciar su efecto.
Vía Oral:
Antibióticos orales: Prescritos para combatir la acción de las bacterias desde el interior del organismo.
Tratamiento hormonal: Especialmente indicado en casos de acné relacionado con desequilibrios hormonales.
Retinoides orales: Potentes medicamentos que regulan la producción de sebo y renovación celular. Es importante tener precaución y seguir las indicaciones médicas al pie de la letra.
Peelings:
Se utilizan distintas sustancias con propiedades queratolíticas y antiinflamatorias que además ayudan a controlar la población bacteriana. Los peelings más comunes son los de alfa y beta hidroxiácidos, como el ácido glicólico y el salicílico. En casos con marcas o cicatrices más pronunciadas, se puede optar por un peeling con ácido tricloracético (TCA) que tiene una acción más profunda en la piel.
IPL (Luz pulsada intensa):
El tratamiento IPL (o de Luz Pulsada Intensa) complementa a los métodos convencionales y se utiliza principalmente para reducir las lesiones inflamatorias y disminuir la población bacteriana. Es especialmente útil en casos de acné leve a moderado.
Radiofrecuencia:
Las ondas electromagnéticas tienen un papel importante en el tratamiento del acné, ya que regulan tanto el tamaño como la secreción de las glándulas sebáceas. La radiofrecuencia es un excelente complemento a las terapias antiacné tradicionales, ofreciendo resultados efectivos y duraderos.
En conclusión, si bien las rutinas diarias de cuidado de la piel son esenciales, existen tratamientos médicos avanzados que pueden ofrecer resultados significativos en la lucha contra el acné. Siempre es recomendable consultar a un dermatólogo o especialista en cuidado de la piel para determinar cuál es la mejor opción para cada caso individual.
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