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David Céspedes, experto en longevidad: «Los baños de agua helada después de entrenar hacen que ganes menos masa muscular»

Retrato del experto en longevidad David Céspedes y un hombre dándose un baño de agua congelada en un gimnasio, después de entrenar Retrato del experto en longevidad David Céspedes y un hombre dándose un baño de agua congelada en un gimnasio, después de entrenar

El creador de contenido ha compartido un breve vídeo en TikTok en el que explica por qué la moda de darse baños de agua congelada después de entrenar hace que ganes menos masa muscular y ganes grasa corporal.

Abrir Instagram o TikTok después de entrenar y encontrarse con cuerpos atléticos metidos en bañeras de agua helada ya es casi rutina. Jóvenes, en forma, respirando hondo mientras el vapor sale del agua y el cronómetro marca los segundos. El mensaje es claro y se repite sin matices: recuperación rápida, más rendimiento, mejores resultados. Y como suele pasar en redes, la imagen termina convirtiéndose en norma.

El problema es que no todo lo que se ve funciona igual para todos ni en cualquier contexto. Muchas de estas prácticas se adoptan por imitación, sin preguntarse cuándo tienen sentido o qué efecto real tienen sobre el cuerpo. En los últimos meses, cada vez más voces expertas han empezado a poner el foco en estas modas y a hacer la pregunta incómoda: ¿realmente ayudan tanto como creemos?

Cuando el hielo se convierte en tendencia en redes sociales

El doctor David Céspedes es especialista en Salud Pública, Medicina Estética, Cirugía Capilar y Longevidad. En sus redes sociales aborda el entrenamiento desde una mirada clínica, con foco en cómo cada decisión afecta al cuerpo a medio y largo plazo. En uno de sus últimos contenidos ha puesto el foco en una práctica muy extendida en el mundo del fitness: los baños de hielo tras entrenar.

Retrato del experto en longevidad David Céspedes

Su mensaje parte de datos claros. En un estudio que cita, dos grupos entrenaron de la misma forma. La única diferencia fue lo que hicieron después. “Este grupo hizo baños de hielo después de entrenar y este otro grupo no lo hizo”, explica. El resultado no dejó lugar a dudas. “Los que se metieron en hielo ganaron menos masa muscular”, afirma.

Menos masa muscular: lo que muestran los estudios citados por el Dr. David Céspedes

Según Céspedes, “el frío inhibe las señales anabólicas que activan la reparación y el crecimiento del músculo”. Es decir, el estímulo que el entrenamiento genera para que el músculo se repare y crezca queda parcialmente bloqueado cuando se aplica frío intenso justo después del esfuerzo. El cuerpo recibe un mensaje contradictorio en un momento clave.

El efecto menos conocido del frío: más apetito y aumento de grasa corporal

Pero el efecto no acaba ahí. El médico advierte de un segundo hallazgo relevante que suele pasar desapercibido. “En otro estudio se vio que también ganaban más grasa corporal”, señala. Este dato sorprende a muchas personas que asocian el frío con un mayor gasto energético.

@dr.davidcespedes

Los baños de hielo después de entrenar no siempre ayudan a ganar músculo. La evidencia muestra que los baños de hielo inhiben las señales anabólicas responsables del crecimiento muscular y la reparación del tejido, lo que puede reducir la masa muscular. Además, pueden aumentar la grasa corporal porque el cuerpo demanda más energía tras bajar su temperatura. Aun así, los baños de hielo pueden ser útiles si los haces en otro momento del día. Entender cuándo usar los baños de hielo marca la diferencia en tus resultados. Sígueme para aprender a entrenar con ciencia.

♬ sonido original – Dr. David Céspedes

La explicación vuelve a estar en cómo responde el organismo tras el entrenamiento. “Después del entrenamiento, el cuerpo baja su temperatura”, explica Céspedes. Para compensar esa bajada, el cuerpo pide energía. “Para volver a calentarlo pide más energía, es decir, más comida”. En cifras concretas, las personas que se daban baños de hielo “comían unas 200 kcal más”.

Este aumento de la ingesta no es consciente en muchos casos. Es una respuesta fisiológica. El cuerpo busca recuperar el equilibrio térmico y lo hace a través del apetito. Si ese extra de energía se mantiene en el tiempo, el resultado puede reflejarse en un aumento de grasa corporal, incluso entrenando con regularidad.

Recuperación y sistema nervioso: los beneficios que sí aporta el frío bien aplicado

Ahora bien, Céspedes no demoniza el frío. Deja claro que el problema no es el hielo, sino el momento en el que se utiliza. “Si aún así te gustan los baños de hielo, la ciencia tiene buenas noticias”, comenta.

La clave está en el horario. “Si lo haces a primera hora de la mañana o esperas unas 6 horas después de entrenar, puedes hacerlo sin que afecte al crecimiento muscular”, explica. De ese modo, el estímulo del entrenamiento ya ha cumplido su función.

Además, así se pueden aprovechar otros efectos positivos. Céspedes destaca que en esos momentos el frío permite “aprovechar sus beneficios sobre el sistema nervioso y la recuperación”, sin interferir en las adaptaciones musculares.

El mensaje final es sencillo y directo. No todo lo que parece recuperación ayuda a crecer músculo. Entender cuándo aplicar cada herramienta marca la diferencia. Y en el caso del hielo, el reloj importa tanto como la temperatura.

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