Los diseños del italiano forman parte de más de 150 películas. Descubre cómo el cine le debe tanto al diseñador como el genio de la moda al séptimo arte.
El diseñador Giorgio Armani ha confesado que, como cualquier otro niño, siempre tuvo innumerables sueños en su cabeza, pero la diferencia radica en que los suyos estuvieron de forma inequívoca vinculados al cine. A día de hoy, todavía las imágenes hollywoodienses que marcaron su infancia influyen en su trabajo, que tiene tantas costuras como fotogramas.
En sus primeros años de vida amaba las películas americanas llamadas ‘telefoni bianchi’, comedias ligeras en las que los hombres llevaban elegantes trajes cruzados. En su trabajo en la moda la figura de Cary Grant sería clave, todo un icono de la elegancia monocromática, y basta con recordar al actor para comprender que las colecciones de Armani son un renovado reflejo del aura del intérprete más apuesto y elegante de la industria cinematográfica. Sin embargo, su primer contacto directo con el cine tuvo que esperar.
La moda del triunfo
Tuvo lugar en ‘American Gigoló’, largometraje que transformó su carrera y que hizo que Armani fuera parte ya inseparable del universo del celuloide. Fue el propio director Paul Schrader quien decidió que el italiano era la persona idónea para comisionar el armario del personaje interpretado por Richard Gere. “Recuerdo lo entusiasmado que estaba ante la idea de esta colaboración, que era la primera de todas. Nadie pudo haber predicho que sería algo tan exitoso, y que sería el comienzo de una era”, ha explicado el italiano. Sus trajes, livianos y sexys, huían de la pesadez y de la rigidez para encargarse de marcar la silueta del sensual actor e hicieron a medio mundo querer vestir como él, convirtiéndose entonces Armani en la firma de la sensualidad por antonomasia. Todos querían vestir como Richard Gere en la película y por ende, todos querían vestir de Armani.
El personaje interpretado por Gere respondía a una fractura en la progresión cultural, y su ropa desestructurada marcó un momento de cambio en la moda. El tándem entre la película y Armani liberó a los hombres de la estética uniformada y abogó por un seductor dress code. Por fin los hombres podían vestirse para sí mismos, y eso lo permitió el diseñador con ‘American Gigoló’. De hecho, se comenta que la secuencia más sexy de la película no es en la que interactúan Lauren Hutton y Richard Gere, sino en la que él interactúa con su ropa y baila convertido en un Narciso que coquetea con sus diseños de Armani. Dicen que los diseños del italiano eran tan impecables y eran tan alabados que en un momento dado, el actor preguntó: “Pero quién actúa en esta escena, ¿la chaqueta o yo?”. “Quería emplear tejidos suaves que ayudaran a dar un giro a los trajes. El resultado desestructurado dio forma a un nuevo look que preservó la precisión mientras que acariciaba al cuerpo y lo marcaba sin perder un ápice de comodidad”, ha explicado.
El diseñador ha logrado, más que ningún otro, convertir la pantalla en el escenario idóneo para expresar la forma en la que concibe la moda masculina. Cambió el mundo del cine y de la cultura pop al anunciar su entrada en la industria del cine una relación entre los actores y la moda, pues los actores, desde el aterrizaje de Armani en el espectro cinematográfico, buscaban a diseñadores que les visitieran no sólo en la alfombra roja, sino también en las películas. Su labor en ‘Los intocables’, de Brian de Palma, fue otro momento icónico de la moda vinculada al cine, pues en lugar de crear trajes que fueran réplicas de los vinculados a la época, prefirió ofrecer su propia mirada a los diseños de entonces. Armani diseñó varios trajes de tres piezas para Kevin Costner. La paleta cromática y las líneas limpias sirven de sus diseños sirvieron para marcar una clara diferencia estética frente a la del personaje al que daba vida Robert De Niro, cuyas excesivamente llamativas corbatas y sus chaquetas tan poco favorecedoras volvieron a subrayar la maestría del patronaje de Armani. “En esa época los volúmenes eran muy generosos y algo pesados, con grandes abrigos a los que se sumaba el siempre ubicuo sombrero Borsalino. La ropa de ese periodo era bastante diferente a la que propuse como diseñador, porque precisamente lo que quería era rebajar esos volúmenes. Para la película, en definitiva, quisimos lograr un vestuario que fuera creíble, pero que mantuviera viva mi estética”, ha explicado el italiano.
Amistades de cine y diseños de Oscar
‘Uno de los nuestros’ fue el comienzo de una fructífera relación laboral entre Martin Scorsese y Armani, y el respeto que el icónico director sentía por el diseñador era tal que filmó ‘Made in Milán’, un documental que explora el proceso creativo de Armani y rinde tributo a su trabajo. “A menudo me he preguntado qué habría sido de mi vida sin el cine. Sin duda, sin él no habría sido ni el hombre, ni el diseñador que soy hoy”, expresó el italiano. “Yo no tengo lo que llamaríamos un armario de diseñador. Tengo chaquetas y jerséis azules y pantalones grises. En mi cabeza, es como un uniforme. Te tienes que conocer bien a ti mismo, así como tu personalidad y tu cuerpo, para saber cómo vestirte”, explica en el documental. “Cuando eramos niños, el único entretenimiento al que teníamos acceso era el cine, que ha influenciado siempre mi trabajo. Ahora me doy cuenta de que el cine fue mi primer amor. Me habría gustado dirigir películas, y esa pasión sigue en mi sangre” explica. “Mi trabajo gira alrededor de las chaquetas, que son el punto de partida de mi obra. He ido actualizando las chaquetas sin traicionar su espíritu”, reconoce.
Giorgio Armani es además el principal apoyo financiero para la Fundación de Cine Mundial de Martin Scorsese; fundación que presentó el director en 2007. “En particular estoy contento de que mi buen amigo, Giorgio Armani, se haya comprometido a ayudarnos. Su dedicación a la preservación del cine italiano es ya conocida por su participación como productor ejecutivo de mi documental “Il Mio Viaggio en Italia “, dijo emocionado el director.
El vínculo entre la moda y el cine en la vida de Armani es tan potente que fue el propio Clive Owen el que en plena Semana de la Moda de Milán presentó al diseñador a Tony Gilroy, que quería que se encargara del vestuario de su película, ‘Duplicity’. Aceptó el proyecto incluso antes de saber que trabajaría mano a mano con Albert Wolsky al resultar irresistible el misterio que caracteriza al actor, al que disfrutó vistiendo sobremanera. No, Giorgio no necesita LinkedIn para hacer contactos ni para poner en marcha el networking: sus propios desfiles le ayudan a lograr nuevos y apasionantes trabajos.
Sus costuras se han infiltrado incluso en la ciencia ficción de la mano de ‘Gattaca’, donde viste a Ethan Hawke, y Elysium, donde Jodie Foster cuenta con un vestuario futurista alejado a los trajes de época a los que estamos acostumbrados a ver firmar al diseñador. Sus diseños forman ya parte del universo de Gotham de Batman al haber diseñado los impecables trajes a medida que luce Bruce Wayne, a quien da vida Christian Bale y a quien Armani y la responsable de vestuario Lindy se encargaron de vestir con una elegancia superheroica que funcionó tan bien, que el tándem fashionista volvió a trabajar juntos en ‘The Dark Knight Rises’, donde Armani no sólo viste al protagonista, sino también a Gary Oldman, Joseph Gordon-Levitt y Michael Caine. Hablando de secundarios con enjundia: para su papel en ‘La red social’, Justin Timberlake se aseguró de lucir trajes de Armani al saber que el personaje al que da vida en la película, el fundador de Napster, Sean Parker, tenía todo su armario confeccionado por el diseñador.
Otro título esencial del cine es ‘El lobo de Wall Street’, película en la que la responsable de vestuario, Sandy Powell, examinó los power suits de los años 90 y buceó en los archivos de Armani, que cuenta con dos trajes en la película. El resto de diseños fueron creados por la propia Powell junto al sastre neoyorquino Leonard Logsdail. “Sandy Powell y yo revisamos mis archivos de la época. Para esos “maestros del universo”, como diría Tom Wolfe, vestir de Armani era una fórmula idónea para demostrar el éxito. Leo tiene el cuerpo perfecto para llevar cualquier tipo de traje, y optamos por chaquetas con doble botonadura, hombreras pronunciadas y grandes solapas. Es un estilo que convierte al hombre en un auténtico Superman con marcados hombros y una cintura estrecha”, explica el diseñador.
Sin duda, Armani ha trabajado con los grandes de cine, y cómo no, el nombre de Quentin Tarantino no podía faltar en su impresionante currículum cinematográfico. En ‘Malditos bastardos’, Brad Pitt luce dos modelos diferentes de Armani confeccionados a medida. Incluso el cine español cuenta con el sello de la icónica marca de la mano del mismísimo Pedro Almodóvar. En ‘Tacones lejanos’, el personaje al que da vida Marisa Paredes viste siempre de Armani, y el italiano repitió experiencia con el director manchego en ‘Todo sobre mi madre’. Pero Almodóvar no confía sólo en la marca en sus trabajos, sino también en sus grandes momentos, pues recogió su primer Oscar a la Mejor película extranjera enfundado en un diseño de Armani.
El arte de la discreción llamativa
Los trajes de la marca aparecen en alrededor de 200 películas, y se dice del diseñador que es el responsable de haber profesionalizado la alfombra roja, por lo que el cine, tanto dentro como fuera de la gran pantalla, le debe mucho al italiano. Su amistad con los actores y actrices más relevantes de Hollywood ha sido el responsable también de que sus costuras estén presentes en películas como ‘Secretos de un matrimonio’, pues fue la amistad entre Armani y Jessica Chastain, que ha lucido sus diseños en los Globos de Oro y en los Oscar, la que hizo que el diseñador colaborara con la responsable de vestuario de la película, Kasia Walicka-Maimone. El ‘match’ entre el diseñador y el cine es tan fuerte que incluso organizará en septiembre su evento One Night Only en Venecia, dentro del marco de las celebraciones del festival anual de cine de la ciudad.
Armani ha vestido a los villanos y a los galanes del cine, pero sin duda, a quien viste al margen de los maniqueísmos es a los personajes más guays de cada película. Experto en elevar el vestuario de época a una nueva dimensión repleta de frescura, sensualidad y modernidad, maneja a su antojo la sastrería y ha hecho de los trajes de la marca un emblema del cine y del buen gusto.
Como dijo Beau Brummell, la máxima de los dandys es pasar visiblemente desapercibidos, y este oxímoron fashionista es el que Armani domina. Él ha sabido hacer del armario masculino una explosión de poder y ha hecho del minimalismo y de la sobriedad estética los aliados del triunfador por antonomasia. El diseñador ha cambiado la forma en la que los hombres visten, les ha permitido enamorarse de la moda y ha conseguido que cuando el director grita “¡acción!” en pleno rodaje, no sean sólo los intérpretes los que dan vida a los personajes, sino también las costuras. Armani ha demostrado que en la pantalla la moda importa, interpreta y destaca, y gracias a su trabajo, la historia del cine no sólo narra, sino que enamora con sus diseños. Lo mágico es que al igual que ocurre en el universo cinematográfico, cuando aparece ‘The end’ al final de cada cinta, es la historia la que termina, pero las imágenes y sus recuerdos son eternos, y por ello las creaciones del diseñador son ya poderosa e innegablemente inmortales.
Artículo escrito por Maryta Alonso