¿Llevar las bolsas de la compra reduce el riesgo de sufrir cáncer? Un nuevo estudio de la Universidad de Sídney revela que sí

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Actividades como llevar las bolsas de la compra, caminar a un ritmo acelerado, subir escaleras o incluso jugar con los niños puede reducir significativamente el riesgo de sufrir cáncer

La llamada tecnología wearable o ponible, el penúltimo hito de la revolución tecnológica que registra nuestras pulsaciones, el ritmo respiratorio, las horas que dormimos e, incluso, nuestras sensaciones de bienestar o de estrés, saca a la luz los beneficios potenciales de la denominada actividad física vigorosa intermitente de estilo de vida (VILPA, por sus siglas inglés).

En efecto, una nueva y prometedora investigación sugiere que un total de solo 4,5 minutos diarios de actividad vigorosa que te hagan resoplar mientras ejecutas algunas de las rutinas diarias, como cargar con las bolsas del supermercado, caminar a un ritmo más elevado hasta el trabajo, subir escaleras en lugar de coger el ascensor o jugar con los niños en el parque, podría reducir el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer hasta en un 32 %.

Para llegar a esta conclusión, investigadores de la Universidad de Sídney (Australia) echaron mano de los registros de la actividad diaria que les proporcionaban los dispositivos portátiles de más de 22.000 personas que no hacían ejercicio de forma habitual. A continuación, los expertos se asomaron a los historiales clínicos de todos estos voluntarios durante casi siete años, para detectar la aparición de procesos tumorales.

El sedentarismo, un aliado del cáncer

Los resultados de la investigación, que aparecen publicados en un artículo en la revista JAMA Oncology, no dejan lugar a la duda: las personas que a diario llevaban a cabo entre cuatro o cinco minutos de VILPA mostraban un riesgo de padecer cáncer sustancialmente menor que quienes apenas movían el esqueleto.

Los investigadores del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sídney acuñaron el citado término VILPA para describir las breves ráfagas de actividad física, de alrededor un minuto, que realizamos con gusto y sin que nos vaya la vida en ello cada día. Se trata de actividades como las tareas domésticas enérgicas —hacer la cama, fregar el suelo, pasar la aspiradora—, lavar el coche a mano, caminar a buen ritmo o jugar con los niños con mucha intensidad.

Mama, endometrio o colon

«La VILPA es un poco como aplicar los principios del entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) a tu vida cotidiana», comenta el autor principal del estudio, el profesor Emmanuel Stamatakis, del Centro Charles Perkins.

Según él, los adultos que no hacen ejercicio tienen un mayor riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de mama, el de endometrio o el de colon, pero hasta hace poco no se podía medir el impacto que podía tener en la salud oncológica formas menos estructuradas de actividad física vigorosa.

«Sabemos que la mayoría de las personas de mediana edad no hacen ejercicio con regularidad, lo que las pone en mayor riesgo de padecer un cáncer, pero gracias a la llegada de la tecnología portátil, como los rastreadores de actividad, podemos observar el impacto en la salud de las breves ráfagas de actividad física incidental que ejecutamos, casi de forma automática, en la rutina diaria», explica el profesor Stamatakis.

También es bueno para el corazón

Hay que señalar que el estudio es observacional, lo que significa que no ha sido diseñado para explorar directamente la relación causa y efecto. Sin embargo, los investigadores dicen que están viendo un fuerte vínculo, y se apoyan en recientes ensayos que apuntan a que la actividad física vigorosa intermitente conduce a mejoras rápidas en la aptitud cardiorrespiratoria, lo que puede proporcionar una posible explicación biológica para la reducción del riesgo de cáncer. Sin ir más lejos, dos investigaciones publicadas en el European Heart Journal, con datos de más de 70.000 adultos del Biobanco del Reino Unido, sugerían que 20 minutos de actividad física vigorosa a la semana podrían reducir la mortalidad por todas las causas y limitar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas en un 40 %.

Otros posibles aliados en este cerco del ejercicio al cáncer podrían guardar relación con el papel de la actividad física en la mejora de la sensibilidad a la insulina y la inflamación crónica. «Necesitamos investigar más a fondo este vínculo a través de ensayos sólidos, pero parece que la VILPA puede ser una recomendación gratuita para reducir el riesgo de cáncer en personas que encuentran difícil o poco atractivo el ejercicio estructurado», dice el profesor Stamatakis.

La profesora Karen Canfell, directora del Centro Daffodil, una empresa de investigación conjunta entre el Cancer Council NSW y la Universidad de Sídney, comenta que la actividad física regular constituye una estrategia importante para prevenir el cáncer, a través de beneficios fisiológicos directos e indirectos para ayudar a mantener un peso saludable.

«Es probable que más de 1.800 casos de cáncer diagnosticados en Australia este año sean el resultado directo de la inactividad física, mientras que muchos más estarían indirectamente relacionados con el sedentarismo asociado a la obesidad, que también es un factor de riesgo de cáncer —advierte Canfell, que no ha participado en este estudio. Y añade—: Este nuevo trabajo nos enseña que cuanto más te mueves a mayor intensidad como parte de tu vida diaria, menor es tu riesgo de desarrollar cáncer, especialmente alguno de los trece tipos asociados con la inactividad física: los cánceres de hígado, pulmón, riñón, estómago, endometrio, cabeza y cuello, vejiga, mama y esófago, además de la leucemia mieloide y el mieloma».

Artículo publicado por Enrique Coperías

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