Desayunar tarde, el aperitivo, la cervecita del chiringuito y la tapa… el desorden es el principal enemigo de nuestra salud. Te contamos como hacerle frente
Durante el verano se alteran rutinas y horarios y, sobre todo, cambia el patrón de nuestra dieta habitual. Año tras año, tendemos a repetir los mismo errores. Cervezas, tinto de verano, combinados de alcohol y comidas más abundantes y pesadas son la tónica habitual en vacaciones.
Por ello, desde la SEDCA (Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación) han elaborado un decálogo de recomendaciones para minimizar el impacto de estos cambios sobre nuestro sistema digestivo.
1. Mantenerse bien hidratado, para contrarrestar el exceso de sudoración por el calor. Priorizar el agua frente a otras bebidas.
2. Enriquecer la dieta con verduras y hortalizas, al menos dos veces al día.
3. La fruta sigue siendo una prioridad y su consumo imprescindible, al menos tres piezas al día, también en verano.
4. Los antioxidantes (en alimentos vegetales con colores rojos, amarillos o naranjas) son más necesarios que nunca para neutralizar las radiaciones solares.
5. Optar por el pan y cereales integrales, aportan más fibra, vitaminas y minerales que el pan blanco.
6. Las legumbres siguen siendo un alimento ideal para el verano. En ensalada tienes que estar presentes en nuestra dieta, al menos dos veces a la semana.
7. El verano es temporada de pescados azules: el bonito, la sardina, el boquerón… Fuente natural de ácidos grasos Omega 3, fósforo y yodo.
8. No olvidar el alimento del verano: el helado. Siempre en cantidad moderado y que no sustituya a la fruta.
9. El calor es un factor de riesgo para la conservación de los alimentos. Tenlo en cuenta durante la compra y almacenamiento.
10. Si la higiene con los alimentos es importante, en verano hay que extremar las precauciones y lavarse las manos frecuentemente para evitar intoxicaciones.
Además, en la medicina natural encontramos soluciones muy interesantes que conviene tener a mano para evitar molestias digestivas asociadas a los cambios en la dieta:
Cardo Mariano, protector del hígado
Conocido por su efecto protector del hígado, el Cardo Mariano es una de las plantas estrellas en caso de comidas “copiosas” o ricas en grasa. El hígado, junto a los riñones, son considerados los órganos más importantes de nuestro organismo por sus importantes funciones. El hígado es el encargado de la producción de la bilis que ayuda a la digestión de las grasas. Además, participa en el metabolismo de la glucosa, almacena las vitaminas y los minerales obtenidos de la digestión y los libera al torrente sanguíneo cuando el organismo los necesita. También filtra la sangre para capturar las toxinas que se absorben al comer, beber o tomar medicamentos. La sabiduría popular siempre ha dicho que “cuando el hígado funciona, todo funciona”.
Las propiedades del Cardo Mariano (Silybum marianum) han sido ampliamente estudiadas.
También denominado cardo de María o cardo borriquero, esta planta originaria de la cuenca mediterránea se emplea desde la antigüedad. Su fruto contiene silibina, silcristina y silidianina, tres sustancias que forman un complejo hepatoprotector conocido como silimarina. Esta actúa directamente sobre las células del hígado, regenerándolas y combatiendo las sustancias hepatotóxicas (alcohol y otros tóxicos de origen alimentario). Se consume en forma de té, infusión, aceite o cápsulas.
Pero ¿Cómo podemos obtener estos beneficios del Cardo Mariano? Desde la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria) nos recomiendan acudir a establecimientos sanitarios, como la farmacia, para encontrar complementos con las garantías adecuadas.
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