14 años antes del hundimiento del Titanic, el autor Morgan Robertson publicó un libro titulado «El hundimiento del Titan» cuya historia guarda enormes paralelismos con lo ocurrido en la vida real al transatlántico más famoso de todos los tiempos
De todos los casos en los que la realidad supera a la ficción hay concretamente uno que llama especialmente la atención. En el mundo de la literatura, existen libros cuyas historias, a pesar de resultar surrealistas, han terminado sucediendo en la vida real. En 1898 hubo un un libro que pasó sin pena ni gloria por la historia de la literatura de la época. ¿Su título? «El Naufragio del Titan«. Escrito por Morgan Robertson y publicado en 1898 «El Naufragio del Titan» relata la historia de un transatlántico que se hunde en las profundidades del océano tras chocar con un iceberg. ¿Te suena de algo? La asombrosa similitud que guarda con el hundimiento del Titanic desató, desde que ocurriera la tragedia en 1912, todo tipo de historias de conspiración y hoy, te contamos de qué trata este libro.
Morgan Robertson y su sorprendente «El Naufragio del Titán»
La novela de Robertson presenta al lector la historia del «Titan», un transatlántico majestuoso considerado «insumergible», al igual que el Titanic. Como el título del propio libro indica, la historia gira en torno al fatídico hundimiento del buque, presagiando con una precisión escalofriante la tragedia que ocurriría en 1912 con el Titanic.
Aunque la trama del libro se centra en la figura de un marinero llamado John Rowland, es la representación del naufragio lo que más impresiona. El Titan, descrito como el barco más grande y lujoso de su tiempo, choca contra un iceberg en su travesía y se hunde, tal como sucedió con el Titanic.
Las similitudes no acaban ahí. Robertson, al detallar el desastre, menciona que la nave viajaba a una velocidad extremadamente alta en un mar calmado, a pesar de las advertencias de posibles icebergs. Esto coincide con las condiciones y circunstancias que rodearon el hundimiento del Titanic.
Además, en «El Naufragio del Titan» hace una critica especial a la falta de botes salvavidas que había en el barco en relación con la cantidad de pasajeros que viajaban a bordo, una de las críticas más prominentes tras la tragedia del Titanic. De hecho, la falta de botes salvavidas fue uno de los factores que aumentó drásticamente el número de víctimas mortales en el desastre real.
Morgan Robertson no era un escritor cualquiera. Antes de coger la pluma, trabajó como oficial en la marina mercante de los Estados Unidos. Este trasfondo le proporcionó un conocimiento profundo sobre los barcos, sus operaciones y los peligros del mar. Cuando Robertson publicó su novela «El Naufragio del Titán» en 1898, lo hizo con una precisión técnica que resultó ser increíblemente visionaria.
El libro habla de un transatlántico de lujo, el «Titán», que era considerado insumergible por su diseño y tecnología avanzados. Sin embargo, en una fatídica noche, el Titán choca contra un iceberg y se hunde, arrastrando consigo a la mayoría de sus pasajeros. El paralelismo con el hundimiento real del Titanic, que ocurrió 14 años después de la publicación del libro, es impresionante.
Paralelismos asombrosos: «El Naufragio del Titán» de Morgan Robertson y el hundimiento del Titanic
Las similitudes entre en Titan y el Titanic no terminan aquí. En la novela, el Titán viaja a alta velocidad en un mar tranquilo, a pesar de las advertencias de icebergs. Este hecho coincide exactamente con lo que pasó con el Titanic. Robertson también criticó la escasez de botes salvavidas en relación con el número de pasajeros en el Titán, un punto que se convirtió en uno de los más debatidos después del hundimiento del Titanic.
Retrato de Morgan Robertson
Y es que en su novela, el TITÁN era el barco más grande, aunque las medidas de ambos barcos no coinciden exactamente: el TITÁN medía 244m y el TITÁNIC, 267m. El Titan también era el transatlántico más seguro y novedoso del mundo y lo presentaban como el INSUMERGIBLE ¿Os suena? Además hacía el mismo recorrido en su viaje inaugural solo que a la inversa, de EE.UU a Inglaterra.
Todo esto hace que la novela de Robertson sea un caso extraordinario. Su detallado conocimiento sobre los barcos, combinado con su habilidad para la narrativa, permitió la creación de «El Naufragio del Titán», un libro que, sin pretenderlo, se convirtió en una escalofriante premonición de uno de los mayores desastres marítimos de la historia. Su obra sigue siendo un referente literario, no solo por su intrincada trama y personajes, sino también por la asombrosa coincidencia de su narrativa con los hechos futuros.
La exactitud con la que Morgan Robertson describió en su novela «El Naufragio del Titán» el diseño y el destino de un transatlántico lujoso es casi inquietante. El Titán de su novela y el Titanic real compartían una serie de características que van más allá de las similitudes generales en su destino trágico.
Para empezar, ambos barcos tenían tres hélices y dos mástiles. Las divisiones internas de los barcos estaban dispuestas de manera similar, con tres pisos separando a los pasajeros según su clase socioeconómica. En ambos casos, los pasajeros de la tercera clase se alojaban en las partes más inferiores del barco. Un detalle importante es que tanto el Titán como el Titanic tenían una cantidad de botes salvavidas insuficiente para el número total de pasajeros. En la novela, el Titán contaba con 24 botes, mientras que el Titanic real solo tenía 20.
Los paralelismos entre ambos barcos se vuelven aún más intensos si observamos sus respectivos hundimientos. Tanto el Titán ficticio como el Titanic real chocaron contra un iceberg, lo que resultó en su hundimiento. Este desastre ocurrió el tercer día de su travesía a una distancia de alrededor de 600 km de las costas de Terranova. Aunque el Titán viajaba a una velocidad de 25 nudos, un poco más rápida que los 23 nudos del Titanic, la similitud es innegable.
En cuanto a las consecuencias trágicas de estos desastres, también hay similitudes notables. Debido a la escasez de botes salvavidas, solo un pequeño porcentaje de los pasajeros a bordo logró sobrevivir. En la novela de Robertson, solo 13 de los aproximadamente 3000 pasajeros del Titán se salvaron. En la vida real, de los 2223 pasajeros del Titanic, 1517 perdieron la vida, dejando solo a 706 supervivientes.
Por último, aunque aparentemente desconectado del tema de los naufragios de los transatlánticos, vale la pena señalar un elemento de la trama en la novela de Robertson que también resultó profético. Un ataque sorpresa de Japón a una base militar de los EE.UU en el Océano Pacífico es una pieza central de la trama. Aunque no está directamente relacionado con el Titanic, este evento ficticio recuerda al ataque real de Japón a Pearl Harbor en 1941.
Estos asombrosos paralelismos entre la novela de Robertson y los eventos reales que siguieron subrayan el poder y la influencia del conocimiento y la imaginación de este escritor. A pesar de que su obra es de ficción, «El Naufragio del Titán» sirve como un escalofriante recordatorio de la tragedia que sería el hundimiento del Titanic.
Artículo publicado por la redacción de Rísbel Magazine
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