Algunas parejas enfrentan la monotonía buscando nuevas formas de reavivar la pasión en su relación. El cuckolding (o «infidelidad consentida») está entre estas opciones, pero ¿en qué consiste realmente esta práctica?
Si la infidelidad es para muchos el fin de una relación, para otros supone un nuevo comienzo. El cuckolding es básicamente una variable de las relaciones abiertas. Uno de los miembros de la pareja tiene relaciones con terceros de manera consentida, con la particularidad de que, a diferencia de una infidelidad, comparte los detalles con su pareja o incluso la hace partícipe de esta «infidelidad pactada». El cuckolding es un acto consentido y destinado al placer y a reactivar la pasión en la pareja.
Los datos recogidos por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sostienen que más de un 41% de la población de nuestro país está de acuerdo con mantener relaciones sexuales fuera del seno de la pareja. Sin embargo, este estudio también observa que una mayoría sigue considerando que la infidelidad no es compatible con el «amor verdadero».
El cuckolding derivado de cuck– (cuernos) y –olding (personas mayores), por tanto, es una práctica aprobada por una minoría, puesto que, aunque se trata de una infidelidad consentida, la mayoría de parejas consideran que no deja de ser una infidelidad.
¿Quiénes practican el cuckolding?
Según Ama Bardera, psicóloga clínica y de la salud, especializada en sexología y terapia de pareja, los motivos que pueden llevar a realizar el cuckolding y el modo de practicarlo dependerán de cada pareja. Por norma general, quienes practican el cuckolding suelen ser parejas que llevan muchos años juntos. Esta conexión ha generado tal confianza entre ambos que, con el tiempo, buscan mantener viva la pasión explorando nuevas emociones que aporten excitación a su vida íntima.
Curiosamente, en muchas de las situaciones de cuckolding, es la mujer quien da su consentimiento para que el hombre establezca relaciones con otras mujeres. Desde un punto de vista biológico, algunos expertos argumentan que, debido a la evolución, los hombres están programados para buscar una mayor diversidad en sus parejas, ya que esto podría incrementar sus oportunidades de procreación. Sin embargo, este punto de vista es objeto de debate y no todos los expertos están de acuerdo, ya que exponen que «la biología no se puede usar como excusa para la infidelidad en relaciones monógamas», y el cuckolding es un acto consensuado entre ambas partes.
Sin embargo, el mundo del cuckolding es diverso y no se limita a un único patrón. También existen casos en los que es el hombre quien consiente que su pareja mujer tenga encuentros con otras mujeres o incluso, con otros hombres. Nuestra experta asegura además que, cada vez hay más parejas mujeres que consientes que sus parejas hombres mantengan relaciones con otros hombres (lo que se conoce como «Bud sex«).
En otros escenarios, ambas partes de la relación pueden mantener relaciones con terceros. Lo que es esencial en este tipo de prácticas es que prevalezca la comunicación, el respeto y el consentimiento mutuo, garantizando que todas las partes involucradas se sientan cómodas y seguras con la situación.
¿Qué lleva a realizar el cuckolding y que implicaciones psicológicas puede tener en la pareja?
La fantasía y el deseo sexual
Tal y como hemos visto, la fantasía y la excitación sexual parece ser la causa más frecuente de introducir esta práctica. Aquellos que la practican, ven el cuckolding como un modo de explorar nuevas experiencias sexuales, compartir una aventura o añadir emociones más intensas a la relación.
Tal y como dice Rosa Montero en su obra La ridícula idea de no volver a verte “no hay nada que avive tanto la pasión como la sensación de que el amado se nos escapa”. Aunque es obvio que la escritora no hace referencia con esta sentencia al cuckolding, sin duda es una buena explicación al deseo que mueve a aquellos que deciden practicarlo.
Poder y sumisión
Bardera considera que, en ocasiones, son las dinámicas de poder y sumisión las que llevan a una parte de la pareja a acceder a introducir esta relación sexual.
El que observa siente sus deseos satisfechos a través del sexo ajeno a él. Con ello, no es tanto el acto sexual lo que le excita sino el sentimiento de saber que él es el que ha dado el permiso.
Aumentar la confianza
Asimismo, otras parejas encuentran en el cuckolding una forma de aumentar la confianza con la pareja. Esta especie de “traición acordada” bien llevada puede ser un modo de ser más abierto y libre con tus deseos y límites dentro de la relación.
Si hay una norma inquebrantable a la hora de decidir practicar esta infidelidad pactada, es la comunicación. Tiene que haber un acuerdo entre ambas partes en el que, si quieren recuperar la pasión perdida, no haya mentiras.
Fetichismo
Por otro lado, para algunas personas el deseo de llevar a cabo el cuckolding parte de un fetiche o parafilia. Esto es, una desviación sexual en la a uno le atrae alguna parte del cuerpo, objeto o dinámica que está fuera de la “normalidad”.
Hay fetiches de todo tipo y este tipo de infidelidad no es tan rara dentro de las peculiares parafilias que puede despertar el sexo en los individuos.
Autoexploración
En último lugar, Ama nos cuenta que «en muchos casos puede funcionar como un proceso de autoexploración y entendimiento de la propia sexualidad».
«Puede ser que la persona que observa caiga en la cuenta de que también le atrae el sexo que en principio no consideraba y no solo el de su pareja». Sin embargo, es importante que conozcamos bien los límites de las emociones y los sentimientos de nuestra pareja, ya que «hay otros modos de conocer nuestra sexualidad que no tienen por qué involucrar a nuestra pareja en una situación que pueda herirla o hacerla sentir inútil».
¿Es recomendable practicar el cuckolding?
Bardera considera que, efectivamente, el cuckolding sí que puede avivar el fuego que se ha apagado. Eso sí, siempre y cuando ambas partes estén de acuerdo en realizar esta práctica con el fin de crecer como pareja y no resultar dañados.
A pesar de que el conocimiento de esta dinámica está cada vez más extendido, no es muy común dentro de las parejas. La monogamia sigue predominando es el espectro de los tipos de relaciones románticas y esto es incompatible con la introducción de un tercero en el sexo.
Además, no se recomienda en absoluto el cuckolding es en aquellas parejas que experimentan problemas de celos e inseguridades. Esta dinámica puede acabar resultando muy poco acogedora y generar un problema de más gravedad que la simple pérdida de pasión. Hay mil modos de experimentar sin tener que introducir a otra persona en nuestra relación. Así que si te planteas realizar el cuckolding, ten en cuenta siempre a tu pareja y valora si puede ser efectivo para vuestro tipo de relación.
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