Texto: Piscóloga Pilar Guerra
“Es incompatible hacer un buen trabajo, dar valor a la presencia de los que te rodean, vivir de manera plena y consciente, si de lo que realmente estás pendiente es del número de visitas a tu perfil mientras juegas a hacer que vives la vida de manera normalizada, cuando no es así”.
El trastorno narcisista de la personalidad es uno de los descubrimientos más importantes dentro de la psiquiatría y psicología de los últimos tiempos. Si bien es una patología declarada en el manual de los trastornos mentales como un déficit afectivo desde hace muchos años, la aplicación de esta etiqueta nos facilita la explicación para poder dar sentido a la cantidad de personas que pasan por nuestra vida con una personalidad y carácter como poco, peculiar, que nos dejan bastante confundidos.
Ya se va conociendo que estas personas pueden aparecer en el ámbito de las parejas sentimentales, en el ámbito laboral, disfrazados de alto ejecutivo o similar, así como entre los parientes más cercanos o amistades nuevas o más veteranas.
Difícilmente sensibles al cambio, modificación o reeducación de su carácter, tan solo empiezan a sentirse vulnerables cuando alguien les desenmascara.
Es en este momento donde empiezan a titubear y no les queda más remedio que buscarse otros lugares donde encontrar suministros nuevos para comenzar una y otra vez sus seducciones cargadas de manipulación.
Actualmente no tienen tanto estanque como en la época griega para poder reflejarse, pero si una herramienta muy poderosa como son las redes sociales, donde pueden proyectar su personalidad sin creer ser descubiertos.
Sin embargo, las personas con alto poder de observación e intuición innata, son capaces de leer entre líneas lo que estas personas están queriendo mostrar con ese tipo de intervención virtual, del mismo modo que ya son muchos profesionales de la salud mental los que de manera muy sensible, estan muy comprometidos a detectar este trastorno narcisista y sus estragos.
¿Cómo es una persona narcisista en RRSS?
El desplazamiento
Al ser el narcisismo una estima exageradamente alta hacia uno mismo y ser esta una conducta que se considera inadecuada por la sociedad, los narcisistas tienen que buscar sus artimañas para fardar de manera subliminal, por lo que utilizan sus propios mecanismos defensivos para no ser descubiertos y apaleados por sus excesos. Las redes sociales se convierten entonces en un vehículo para mostrarse a sí mismos y al mundo de la manera que ellos necesitan.
El nuevo narcisista utiliza el desplazamiento para transformar una conducta inaceptable en otra aceptable, de tal manera, que usará Instagram (por ejemplo, mediante un post con fotografía) como sustitutivo de la verdadera frase que tiene sobre sí mismo en su pensamiento en ese momento para auto definirse, que seguro resultará ser algo relacionado con su sobre estima, con la idea de ser y parecer perfecto y la necesidad de mostrarse maravilloso.
El personaje
Los narcisistas no saben y no conocen quienes son verdaderamente; tienen poco o nulo desarrollo personal; y carecen de consciencia de su verdadero ser. Por ello, necesitan fabricarse un personaje que se ajuste a sus necesidades en cada momento.
Las redes sociales rebotan la imagen pública que deseamos tener, por lo que todo lo que publican las personas narcisistas está totalmente meditado y calculado para conseguir proyectar al mundo lo que no son.
La ridícula idea de que la felicidad humana es directamente proporcional a la cantidad de amigos que se tengan, al número perfecto de planes estupendos, de risas y momentos de viajes con aperitivos exquisitos, es la base de pensamiento de estos dueños del egocentrismo. Surfean la vida con una tabla que apenas roza el agua, y la idea de profundizar buceando sentimientos, pensamientos y conductas más privadas es algo que se escapa de sus intereses.
Encontrarse con ellos mismos en una tarde de reflexión no es una actividad a su uso. El estar solos es insoportable ya que seguramente este tiempo puede servir para darse cuenta de sus propias sombras, ya que sus “luces” ya fueron publicadas horas antes.
La privacidad
El elegir ser independientes y libres es un estilo de vida que tiende a que rocemos más el mundo de lo privado que de lo público. Si bien es cierto que el hombre es un ser social, crear todos nuestros pilares fundamentales sobre la base de las relaciones socio-humanas es una manera de extralimitarse en demasía en este mundo.
El nuevo narcisista, tanto él como ella, necesita mostrarse, compartir una y cada una de las acciones que ejecuta durante el día, así como “subir” cada uno de los instantes vividos. No solo no tiene concepto de la privacidad, como uno de los dones de los que por el contrario sí goza el dotado por este don, sino que los narcisistas tienden a no respetar la privacidad de los demás, etiquetando con nombres y apellidos a todos o todo aquello que le rodea en la foto. De esta manera, viola el derecho de los demás respecto a mantener en el anonimato lo que hacen con sus vidas, así como el secreto profesional de todos aquellos locales por donde pasa.
Subliminalmente, los expertos observamos sus grandes dotes de manipulación y utilización de los demás para su uso propio. Aquel narcisista que ha sido abandonado por una pareja, por ejemplo, tenderá a compartir en redes sociales sus instantáneas con la nueva, usándola cual objeto, de tal manera que le sirva para encelar a la anterior. No solo es una cosificación hacia la nueva fémina, sino que es una patología muy peligrosa que pone en evidencia la poca veracidad que tienen estos depredadores con los sentimientos que expresan a los demás. No nos fiemos mucho entonces de aquel que utiliza Facebook para contar al mundo sus segundas nupcias; seguramente esté más interesado en que su primera mujer se entere de lo acontecido, que en que la actual disfrute con el evento.
La comparación
La comparación es algo frívolamente utilizado en nuestra sociedad. Lo usamos de manera cotidiana y libertina, sin saber que en realidad se trata de una distorsión de nuestro pensamiento, y por lo tanto, de una tara en nuestra percepción.
Los narcisistas se comparan en las redes sociales con el objetivo de ir encontrando aquella imagen que más le guste. De esta manera, utilizan el modelo de persona que mejor se adapte a sus necesidades de cada momento. La llamada almagemelización es la tendencia a copiar comportamientos de los demás y hacerlos propios con el fin de crear sinergias con las personas que nos interesan en ese momento.
Si una persona narcisista está interesada en conseguir un puesto de trabajo determinado, se hará amiga de aquel consejero delegado y le invitará a sus redes, investigará sus gustos y aficiones, y se hará un perfil ad hoc para crear amiguismos con el fin de conseguir su propósito laboral. Se obsesionará seguramente con mantener un perfil impoluto en LinkedIn, y rellenará con títulos y subtítulos -a poder ser anglosajones y demás dialectos mundiales- con el fin de empatar a todo aquel que le busque y le encuentre, ya que el aplicado narcisista ya se habrá esforzado en divulgar en exceso su Curriculum Vitae por toda la red.
La competición
Los narcisistas compiten. Encuentran en ello una necesidad de sentirse superiores a los demás, ya que realmente necesitan este combustible para sentirse omnipotentes. Lo que pocos saben es que el motivo de esta intención no es otro que el de escaparse de su propia sensación de ser inferiores al resto.
Los narcisistas, ellas y ellos, tienen verdadero sentimiento de inferioridad y lo llevan a límites insospechadamente patológicos. De manera reincidente, vuelven a mostrar el arte de la cosificación o lo que es lo mismo, el arte de hacer sentir a los demás como objetos, de tal forma que las actitudes de estos narcisistas se encuentran ubicadas en los boxes de salida de cualquier circuito de Fórmula 1, con el único fin de concentrarse en quien llega más rápido a la meta.
De nuevo la idea de que “lo más es lo mejor”, vuelve a reincidir en su estilo de pensamiento distorsionado, por lo que otra vez y de manera compulsiva, los narcisistas observarán en las redes lo que hacen o dicen los demás, harán otro análisis perverso y publicarán cualquier cosa que deje muy patente y demostrado el “ y yo más”.
Por supuesto que como buenos adictos a los demás, los reivindicadores de este ego freudiano habrán ya desarrollado el TOC de la contabilización excesiva, enumerando los likes y comentarios que les regalan sus seguidores de manera compulsiva, compitiendo con el resto de ciber navegantes, y por supuesto decidiendo con premeditación y alevosía tener abierto su perfil en modo público. Siempre.
La frecuencia, intensidad y duración
Los narcisistas reflejan muy bien en el mundo virtual el cuándo, cómo y cuánto de sus apariciones en la nube nublada del ciber espacio de sus cuentas.
Solo tenemos que adentrarnos en su perfil y observarlo; parecen expertos en SEO y conocen perfectamente los ratios de audiencia. Sus publicaciones aparecen diariamente desde el desayuno hasta la hora de dormir, con todo tipo de contenidos deportivos, de ocio, familiares, laborales y culinarios.
Viven al lado del móvil o portátil de manera continua, y obsesionados por el impacto que acarrean sus historias, encuentran satisfacción en que decenas, cientos o miles de personas sean partícipes de sus vivencias, ya casi convertidas en experiencias públicas.
Todo esto demuestra que el trastornado/a narcisista vive de manera atorada, haciendo un papel disperso de su vida, estando más del lado de lo “no auténtico”, de lo impostado, de lo no real, por no adentrarnos en evaluar su concentración, rentabilidad y compromiso con sus obligaciones.
Es incompatible hacer un buen trabajo, dar valor a la presencia de los que te rodean, y vivir de manera plena y consciente, si de lo que realmente estás pendiente es del número de visitas a tu perfil mientras juegas a hacer que vives la vida de manera normalizada, cuando no es así.
El uso de WhatsApp, o el verdadero detector del nuevo narcisista
La aplicación de WhatsApp da el mayor número de claves a la hora de detectar a un ciber narcisista.
Bien sean mensajes privados o en grupo, estos seres carentes de empatía, utilizarán miles de señales para dejar patente su omnipotencia viral y vital.
Las conversaciones por esta aplicación de teléfonos de última generación se han convertido en otro canal de comunicación más, por lo que es igual de agresivo en el mal uso de estos mensajes por parte del narcisista, que una conversación real y de forma oral subida de tono.
El narcisista tiene totalmente medida esta App, de tal manera que usa y disfruta de cada una de sus opciones y emoticonos. Un mensaje nuestro leído al instante por él (y no contestado al segundo) ya es una prueba de que el/la narcisista está ejecutando su estrategia, denotando con esta medida cautelar, que ya comienza el juego de la manipulación y de la seducción.
¡Cómo no percatarnos del momento en el que mandamos un mensaje, mientras nuestro receptor está en línea, y no ver el doble tick azul en nuestro mensaje a pesar de que el narcisista permanece en línea…! Cualquier persona con empatía puede no contestarnos (y no por ello tener la intención de considerarnos víctimas de su dominancia).
Sin embargo, el/la narcisista sí utiliza esta técnica porque conoce de sobra el impacto que va a acarrear en nosotros. Lo detecta a distancia, lo intuye y lo sabe, y aún así, lo utiliza para nuestro castigo. Los motivos por los que lo hace son múltiples y variados. Su ego necesita suministro emocional por nuestra parte, y mantenernos en alerta es una buena gasolina para él o ella.
Con el afán de mantener el juego del tira y afloja, con esta conducta de no contestar a nuestro reclamo mientras pareciera como que sí contestara al reclamo de otros, se permite reforzarnos de manera intermitente, sabe que nos supone desasosiego y duda, y aun así decide hacerlo con la mera intención de desestabilizarnos emocionalmente.
La perversión narcisista llega a su clímax cuando lee, hace que contesta, y vemos como su cursor de “escribiendo” se detiene, avanza, vuelve a pararse y finalmente desaparece junto con su marcha definitiva de la aplicación.
Esta inaudita forma de ninguneo es una manera de mantener su posicionamiento patológico en el mundo, su afán de triunfo al sentir que permanece con el ordeno y mando, con el timón o las riendas para sentirse dueño y señor del tiempo de los demás, de los sentimientos de los otros, y en definitiva, de creerse director de relaciones desiguales donde denotar su gran dominancia y buscar la sumisión de los demás.
Los nuevos narcisistas (tanto él como ella), son consumidores de motivaciones totalmente irracionales, utilizan de esta forma la herramienta de las redes sociales para acampar a su gusto y dejar patente ese halo de misterio que no es otro que el de su gran inseguridad como persona, sin darse cuenta del efecto contrario que acarrea esta intención, que no es otra que la de dejar patente que en realidad se trata de un ser poco real, a la vez que nada leal y muy poco legal.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: