Modo oscuro Modo claro

5 restaurantes nuevos en Madrid que tienes que probar antes de que termine el 2025

nterior del restaurante Kentya, con mesas elegantes y bodega a la vista en el barrio de Salamanca. nterior del restaurante Kentya, con mesas elegantes y bodega a la vista en el barrio de Salamanca.
El comedor de Kentya combina elegancia y calidez. Un espacio donde disfrutar sin prisa de platos de temporada, carnes a la brasa y arroces que llegan a la mesa en su punto exacto.

Con los restaurantes nuevos de Madrid ya sabemos lo que pasa: o te das prisa, o te quedas sin mesa… así que aquí te dejamos cinco que tienes que reservar antes de que termine el año.

Madrid nunca deja de abrir restaurantes, y eso —aunque suene bien— tiene un pequeño inconveniente: cada semana aparecen nuevos locales que prometen ser “el sitio del año”, pero muy pocos consiguen que la gente vuelva. Entre tanto ruido gastronómico, encontrar mesas que realmente sorprendan es un latazo. Por eso hemos hecho el trabajo por ti.

Después de meses recorriendo la ciudad, probando cartas y hablando con chefs y jefes de cocina, hemos reunido las cinco direcciones que tienes que visitar antes de que acabe el año. No por moda, sino por mérito propio. Detrás de cada uno de los restaurantes que verás en esta selección, hay cocineros que respetan el producto, equipos que cuidan el servicio y propuestas que, de verdad, te hacen disfrutar de la comida.

En esta lista encontrarás un poco de todo: casas de comidas donde todavía se guisa con alma, japoneses que dominan la precisión, cocinas de autor que arriesgan con acierto y locales de barrio que ya empiezan a tener lista de espera. Desde el Barrio de Salamanca hasta Chueca, pasando por Chamberí y el centro de Madrid, estos cinco restaurantes son el recordatorio perfecto de por qué Madrid sigue siendo una de las capitales gastronómicas más vivas de Europa. Y sí, aún estás a tiempo de descubrirlos.

1. Osaka Nikkei (Salamanca)

Plato de nigiri y ceviche del restaurante Osaka Nikkei en el barrio de Salamanca, Madrid.
En Osaka Nikkei, la barra manda. El itamae prepara cada día nigiris como el Hotate Truffle o el Tuna Foie y ceviches donde la acidez y el picante se equilibran con precisión japonesa.

A escasos pasos del puente de Juan Bravo, justo detrás del centro comercial ABC de Serrano, Osaka Nikkei defiende una cocina que une la precisión japonesa con la espontaneidad peruana. En su barra, el itamae propone una degustación que cambia según el producto del día, siempre acompañada de salsas que realzan el sabor sin esconderlo.

Entre los platos que hay que probar están el Toro Tartar, con atún rojo, yema de codorniz y caviar Ossetra; el Ceviche Wasabi, donde el toque cítrico y el picor del wasabi se equilibran con elegancia; y las Vieras Hotate Truffle, servidas con mantequilla de trufa blanca y lima. No te vayas sin probar el Bogavante de Galicia (sí, lo tienen y lo sirven exquisito) los nigiris de atún y foie o el Bogavante, miso, foie gras y salsa tare… demasié!

2. Barbudo (Barrio de Salamanca)

Carpaccio de picaña estilo Barbudo servido con parmesano, cacahuete y soja.
Imprescindibles el carpaccio de picaña estilo Barbudo y el arroz meloso de sepia y gamba.

Entre las calles Príncipe de Vergara y Goya, Barbudo tiene ese aire de casa bien llevada donde apetece quedarse a comer sin mirar el reloj. Su carta combina platos tradicionales con un punto de picardía, pensados para compartir y disfrutar sin prisa. Aquí los tomates se tratan con respeto —la mezcla de feo, raff y cherry es una delicia sencilla— y la ensaladilla de atún con anchoas demuestra que un clásico puede seguir sorprendiendo cuando está bien hecho.

Hay platos que ya se han vuelto imprescindibles: el carpaccio de picaña estilo Barbudo con cacahuete y soja, el tartar de atún con huevo y patatas fritas y el arroz meloso de sepia y gamba, que llega a la mesa con aroma a cocina casera y mar.

Si queda hueco, el canelón XXL de faisán o los garbanzos con rabo de toro y foie merecen cerrar la comida.

3. Kentya (Barrio de Salamanca)

Arroces del restaurante Kentya en Madrid
Los arroces del restaurante Kentya son otro nivel.

Kentya es el restaurante perfecto si quieres comer la cocina de toda la vida. Su carta se apoya en el producto, y se nota desde el primer plato. La flor de alcachofa a la brasa con crujiente de jamón es una de las razones por las que muchos repiten, igual que el tartar de vaca madurada sobre hueso de tuétano, una combinación potente que huele a parrilla y a cocina bien hecha.

Los arroces merecen capítulo aparte: el arroz del señorito con rape, calamar y langostino es sabroso sin ser pesado, y el arroz de pato confit con portobello, trigueros y foie tiene ese punto meloso que hace imposible no mojar pan.

De postre, la tarta de manzana sobre hojaldre y la cookie hecha al momento son la despedida perfecta.

4. Julita Café (Chamberí)

Pisto manchego con huevo frito y papada ibérica del restaurante Julita Café en Chamberí.
Julita Café recupera los platos de nuestras abuelas con mimo y respeto. El pisto manchego con huevo frito y papada ibérica y las albóndigas de ternera en pepitoria son puro recuerdo bien hecho.

Julita Café cocina con la memoria de quienes aprendieron mirando a sus abuelas. Su carta es un paseo por los sabores de siempre, con platos que reconfortan desde el primer bocado. La ensaladilla rusa con mayonesa cítrica y ventresca de atún es una de esas entradas que dan paso a los principales con gusto, igual que el pisto manchego con huevo frito y papada ibérica (en la imagen), que sabe a fuego lento y pan recién horneado.

Entre los principales, el Cappelletti de picadillo ibérico es un acierto: pasta casera con el sabor reconocible del guiso de toda la vida. También destacan las albóndigas de ternera en pepitoria y el arroz de domingo con mariscos, un plato que huele a tradición familiar.

De postre, cuesta decidir entre el dúo de torrijas de leche y vino o la tarta de queso con toffee.

5. Lince de Chueca (Chueca)

Raviolis de rabo de ternera con bechamel y queso gruyere del restaurante El Lince de Chueca.
En El Lince de Chueca mandan los guisos y la casquería bien tratada.

El Lince de Chueca (en la plaza de Pedro Zerolo) tiene una cocina que engancha. Aquí todo tiene fondo. La tortilla de patata cubierta con guiso de callos ya es un icono, cremosa y potente, de esas que se quedan grabadas. También el brioche de carrillera con mahonesa picante y duxelle de champiñón, que se come en dos bocados y deja ganas de otro.

Entre los guisos, el de garbanzos con oreja, morro y langostinos resume el espíritu del lugar: cocina de cuchara con chispa, que respeta lo de antes pero se atreve a ir más allá. Si hay arroz del día, el arroz de pato, magret y mahonesa de chipotle es apuesta segura.

Y para cerrar, la torrija de brioche con helado de limón o la tarta tatín de manzana son el golpe final de dulce perfecto.

Publicación anterior
Manu Rios sesión de fotos hotel París antes del desfile de Tom Ford octubre 2025

Manu Ríos aprovecha para hacerse una sesión de fotos en su hotel antes de acudir al desfile de Tom Ford

Publicación siguiente
coche eléctrico cargando en el exterior de una casa

Los dos fabricantes de coches más importantes de Europa le plantan cara al coche eléctrico