A veces el cuerpo nos pide ver películas tristes, sentarnos en la butaca del cine o el sofá de casa y llorar a moco tendido. Tras el The End, una sensación de calma baña todo nuestro cuerpo.
Los seres humanos somos criaturas lloronas por naturaleza. Lloramos por muchos motivos: porque se nos ha metido un mosquito en el ojo, por dolor, por tristeza o por alegría. También lo hacemos al cortar en juliana una cebolla, al masticar una guindilla, al contemplar una desgracia ajena, al leer una novela, al escuchar una canción y ver películas tristes y cargadas de emociones.
Es un secreto a voces que a la mayoría de los mortales les encanta ir al cine para echarse unas lágrimas, bien porque son adictos a este género de películas tristes, bien porque ese día en concreto el cuerpo no les pide ni risas ni diversión, sino dejarse arrastrar por la senda de la melancolía y chapotear en el fango de la desolación.
Hasta la fecha, los científicos aún no han sabido explicar la razón del placer que nos lleva a torturarnos viendo una y otra vez películas que siempre nos hacen llorar, como Titanic, Los puentes de Madison, El diario de Noah, Lo que el viento se llevó o La vida es bella.
Hay tres tipos de lágrimas
Lo que sí saben los científicos es que los ojos pueden ser bañados por tres tipos de lágrimas: las que lubrican y nutren el ojo, que se conocen como basales; las que brotan cuando el ojo necesita librarse de una mota de polvo u otro agente molesto, llamadas lágrimas reflejo; y las que salen de las glándulas lacrimales a causa de una emoción.
Las lágrimas emocionales parecen estar presentes únicamente en el Homo sapiens. A pesar de la ubicuidad de este comportamiento humano, la ciencia apenas ha comenzado a desentrañar los fundamentos neurológicos y biológicos del llanto emocional humano.
En palabras del psicólogo Asmir Gračanin, de la Universidad de Tilburg (Países Bajos), el llanto emocional en los humanos parece tener su base evolutiva en las llamadas de atención y socorro de los bebés de nuestros antepasados. Las primeras lágrimas emocionales pudieron correr por sus mejillas como resultado de las fuertes contracciones del músculo orbicular de los ojos durante la producción de vocalizaciones de angustia.
Dichos espasmos musculares pudieron estimular los sensibles nervios sensoriales corneales que luego desencadenan la liberación de lágrimas por parte de la glándula lagrimal. «Es comparable a la producción de lágrimas no emocionales durante el bostezo —dice Lauren M. Bylsma, de la Universidad de Pittsburgh, en un artículo publicado en 2019 en la revista Clinical Autonomic Research. Y añade—: Este acoplamiento al menos sugiere que los humanos en algún momento de su evolución se enfrentaron a desafíos únicos para los cuales el derramamiento de lágrimas resultó ser una ventaja».
Las películas lacrimógenas nos hacen sonreír a través de las lágrimas
Pero ¿en qué puede beneficiarnos ver una película que causa tristeza, un sentimiento negativo? Sobre todo, si la elegimos cuando precisamente no estamos alegres. La clave podría estar en lo que Silvia Knobloch-Westerwick, profesora de Comunicación en la Universidad de Ohio, llama «sonreír a través de las lágrimas». En un estudio publicado en la revista Communication Research, Knobloch-Westerwick afirmaba que a la gente le gusta ver películas trágicas como Titanic porque aportan lo que podría parecer un beneficio improbable: las tragedias en realidad hacen que la gente sea más feliz a corto plazo.
Tras invitar a 361 estudiantes a que viesen una versión acortada de la película Expiación, dirigida en 2007 por Joe Wright, que trata sobre dos amantes que se separan y mueren como víctimas de la guerra, Knobloch-Westerwick y sus colegas descubrieron que ver un film trágico hace que la gente piense en sus propias relaciones cercanas, lo que a su vez aumenta su felicidad vital.
«El resultado de nuestro estudio dejó claro que lo que parece una experiencia negativa, como es el caso de ver una historia triste, hace que los espectadores se sientan más dichosos, al llamar la atención sobre algunos aspectos positivos de sus propias vidas», explica Knobloch-Westerwick. Parece que la gente utiliza las tragedias para reflexionar sobre las relaciones importantes en su propia vida, para contar sus bendiciones, según esta experta.
El drama nos invita a la reflexión
«Las historias trágicas [además] suelen centrarse en temas de amor eterno, lo que lleva a los espectadores a pensar en sus seres queridos y a tener en consideración sus bendiciones —dice Knobloch-Westerwick. Y subraya—: Atraen a la gente porque ayudan a apreciar más las propias relaciones».
De ser así, ¿por qué tendría que entristecerse la gente viendo una película melancólica para sentirse agradecida por las relaciones en su propia vida? Los psicólogos sugieren que los estados de ánimo negativos hacen que las personas sean más reflexivas. Las emociones positivas suelen ser una señal de que todo va bien, de que no hay que preocuparse, de que no hay que pensar en los problemas de la vida.
Por el contrario, las emociones negativas, como la tristeza, hacen que pensemos más críticamente sobre nuestra situación vital. Así, una película trágica sobre una pareja de amantes que acaba en un violento divorcio puede causar desolación en los espectadores, pero la tragedia de los personajes hace que piensen más en sus propias relaciones cercanas y surja un intenso sentimiento de aprecio.
«Las tragedias recuerdan las relaciones cercanas, lo que nos causa felicidad», concluye Knobloch-Weste. Por eso, si te apetece desahogarte y llorar como una magdalena, te presentamos una selección de las 15 mejores películas tristes de la historia del cine.
Las 15 películas más tristes de la historia
Ni son todas las que están, ni están todas las que son. Ahora bien, te aseguramos una sesión de cine en la que llorarás a moco tendido y en la que tu cerebro te inundará con un río de hormonas relacionadas con las emociones, como la oxitocina y la prolactina.
Ah, solo una cosa más a modo de consejo antes de que vayas a por la caja de clínex y te sientes a disfrutar de uno de los largometrajes lacrimógenos recomendados. Si ves la película triste en compañía, miel sobre hojuelas. Un estudio publicado en la revista Science por el psicólogo evolutivo Robin Dunbar, de la Universidad de Oxford, asegura que ver dramas trágicos en compañía puede aumentar la tolerancia al dolor y reforzar los vínculos sociales.
La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993)
La primera en inaugurar nuestra lista de películas tristes imprescindibles narra la historia real de Oskar Schindler, un empresario alemán que salva de una muerte casi segura a más de mil judíos recluidos en el campo de concentración de Plaszow, que lidera el comandante nazi Amon Goeth, un hombre cruel que disfruta ejecutando judíos.
Titanic (James Cameron 1997)
La trama de la película se centra en el hundimiento del famoso transatlántico RMS Titanic durante su viaje inaugural en 1912, pero está marcada en una trágica historia de amor ficticia entre dos personajes principales: Jack (Leonardo DiCaprio), un joven artista, que gana en una partida de cartas un pasaje; y Rose (Kate Winslet), una joven de una buena familia venida a menos.
La película alcanza su clímax durante el desastre, con la tripulación y pasajeros enfrentándose a la tragedia del naufragio. Jack y Rose deben luchar por sobrevivir en medio del caos y la desesperación.
Siempre a tu lado. Hachiko (Lasse Hallström, 2009)
Está basada en la verdadera historia de Hachiko, un perro de raza akita que esperó lealmente a su dueño (Richard Gere) en la estación de tren durante años, incluso después de la muerte este.
La película explora temas como la lealtad, el amor incondicional y la conexión especial entre los seres humanos y los animales. Aunque es una historia triste, también destaca la belleza de la devoción y la persistencia de Hachiko a lo largo de los años.
Bambi (David Hand, 1942)
Continuamos nuestra lista de películas tristes con un clásico de Disney. Esta película animada producida por Walt Disney muestra la vida de un joven cervatillo llamado Bambi, desde su nacimiento hasta su madurez.
A lo largo de las estaciones, Bambi experimenta las maravillas y los desafíos de la vida en el bosque, guiado por su sabio amigo el Búho. Uno de los momentos más recordados y emotivos de la película es la trágica muerte de la madre del cervatillo.
El niño con el pijama de rayas (Mark Herman, 2008)
Basada en la novela de John Boyne, esta película cuenta la historia de la amistad entre Shamuel, un niño judío de un campo de concentración de Berlín; y Bruno un niño alemán cuyo padre es un oficial nazi recién ascendido.
La historia culmina en un giro impactante y trágico que lleva a una reflexión profunda sobre la inocencia, la amistad y las consecuencias devastadoras de la intolerancia y el odio.
Una historia verdadera (David Lynch, 1999)
Alvin Straight (Richard Farnsworth) es un viejo que vive en Iowa con su hija Rose (Sissy Spacek), que tiene una discapacidad intelectual. Además de padecer un enfisema y pérdida de visión, tiene graves problemas de cadera que casi le impiden mantenerse en pie.
Después de enterarse de que su hermano Lyle (Harry Dean Stanton) ha sufrido un derrame cerebral, Alvin decide visitarlo, a pesar de que viven a una considerable distancia el uno del otro y lleva enemistado con él una década.
Debido a que Alvin ha perdido su licencia de conducir y no puede usar transporte público, toma una decisión inusual: decide viajar en su cortacésped John Deere a través de varios estados para llegar al hogar de su hermano. El viaje se convierte en un viaje reflexivo a lo largo del cual Alvin se encuentra con diversas personas y experimenta la bondad y complejidad de la vida.
En busca de la felicidad (Gabriele Muccino, 2006)
La película está basada en la verdadera historia de Chris Gardner (Will Smith), un hombre que pasó por unas terribles dificultades financieras significativas antes de alcanzar el éxito profesional.
A medida que sus deudas aumentan, Gardner y su hijo de cinco años, Christopher (Jaden Smith), se ven obligados a vivir en la calle.
La cinta destaca la lucha, la perseverancia y la determinación de Gardner para superar las adversidades y proporcionar una vida mejor para su hijo. La película culmina en un emocionante momento en el que Chris Gardner finalmente logra asegurar un puesto remunerado y, como resultado, mejora su situación financiera y la calidad de vida de su familia.
Sacrificio (Andrei Tarkovski, 1986)
Alexander es un antiguo actor y crítico teatral que celebra su cumpleaños en compañía de su familia y amigos en una isla sueca. Durante la celebración, Alexander recibe noticias aterradoras sobre una posible guerra nuclear que podría destruir el mundo. Este conocimiento lleva a Alexander a cuestionar su vida, sus creencias y sus valores.
Alexander, profundamente afectado por la noticia, entra en un estado de desesperación y angustia. En un momento de pesimismo, hace una promesa a Dios: si detiene la inminente catástrofe y salva al mundo, él renunciará a todo lo que ama y considera valioso.
El diario de Noah (Nick Cassavetes, 2004)
La historia se desarrolla en dos líneas temporales: una en la década de 1940 y otra en la década de 2000. En la primera, un joven llamado Noah Calhoun (Ryan Gosling) se enamora de una chica llamada Allie Hamilton (Rachel McAdams) durante el verano. A pesar de las diferencias sociales, se enamoran apasionadamente. Sin embargo, las circunstancias y la desaprobación de los padres de Allie los separan.
Allie se va a estudiar a la universidad y con el tiempo se compromete con un hombre adinerado llamado Lon Hammond (James Marsden). A pesar de esto, Noah nunca deja de amar a Allie.
En la línea temporal de la década de 2000, Noah y Allie son ancianos. Allie, que sufre de demencia, ha olvidado gran parte de su pasado, incluido su romance con Noah. Este, aún profundamente enamorado, lee a Allie la historia de su amor desde un diario que le escribió años atrás. La película explora temas como el amor verdadero, las segundas oportunidades y la memoria.
La tumba de las luciérnagas (Isao Takahata, 1988)
Este largometraje de animación es un conmovedor drama que nos traslada a Japón durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Cuenta la historia de dos hermanos, Seita y Setsuko, cuyas vidas son devastadas por el conflicto bélico.
Después de que su ciudad sea bombardeada y su madre muera a causa de las heridas, Seita y Setsuko quedan huérfanos y se ven obligados a abandonar su hogar. Se refugian en la casa de una tía, pero la relación se vuelve tensa y difícil.
Para escapar de la situación, los hermanos deciden vivir por su cuenta y se cobijan en un refugio antiaéreo abandonado. Seita, el hermano mayor, asume la responsabilidad de cuidar de su hermana Setsuko. Juntos, luchan contra el hambre, la enfermedad y la desesperación mientras tratan de sobrevivir en un Japón devastado por la guerra.
Paisaje en la niebla (Theo Angelopoulos, 1988)
Voula, una niña de ocho años, y su hermano Alexander, de alrededor de doce años, descubren una carta que revela la verdad sobre su padre, que hasta ahora les había sido ocultada. La carta sugiere que su progenitor vive en Alemania y, sin dudarlo, los niños deciden embarcarse en un viaje para reunirse con él.
El periplo de Voula y Alexander a través de Grecia y los Balcanes se convierte en una odisea marcada por la esperanza, la desesperación y la dura realidad de su situación.
La decisión de Sophie (Alan J. Pakula, 1982)
Otro de los títulos imprescindibles en esta lista de películas tristes es la historia de Stingo (Peter MacNicol), un joven aspirante a escritor, se instala en una pensión familiar de Brooklyn. Allí conocerá a Sophie Zawistowska (Meryl Streep), una hermosa emigrante polaca y católica que ha sobrevivido a los horrores de los campos de concentración nazis.
Sophie arrastra un trágico secreto. A medida que la historia avanza, revela que fue forzada a tomar una decisión imposible por un oficial nazi durante su estancia en Auschwitz.
La decisión de Sophie se refiere al momento en que la obligan a eligir cuál de sus dos hijos será enviado a la cámara de gas y cuál será destinado a trabajos forzados. Esta elección imposible ha dejado cicatrices emocionales profundas en Sophie.
El padre (Florian Zeller, 2020)
Anthony (Anthony Hopkins) es un hombre de ochenta años terco y mordaz que vive en su apartamento de Londres. Ha decidido vivir solo, y rechaza a todos y a cada una de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que lo ayuden en casa.
Anne está desesperada, porque ya no puede visitarlo a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. El espectador experimenta desde la perspectiva de Anthony, lo que significa enfrentarse a la confusión y desorientación que él sufre.
La trama se torna cada vez más compleja a medida que avanza el metraje, y nos desafía a cuestionar lo que es real y lo que es una construcción de la mente de Anthony.
Camino (Javier Fesser, 2008)
Nos enfrentamos a una película inspirada en la vida de Alexia González-Barros, una niña que falleció a los catorce años y que fue declarada Sierva de Dios por la Iglesia Católica.
Camino (Nerea Camaches) es una joven de once años que pertenece a una familia profundamente católica y devota. Fesser nos muestra a una niña alegre y creativa que ama la vida y vive de manera intensa su fe religiosa. Sin embargo, su vida da un giro de ciento ochenta grados cuando le diagnostican un cáncer terminal.
A medida que Camino se enfrenta la enfermedad, su familia vive una experiencia de fe intensa y compleja. La película explora las complejas relaciones familiares, la fe religiosa y la lucha contra la enfermedad. Además, aborda temas como la sexualidad, la espiritualidad y las expectativas sociales en torno a la enfermedad.
Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005)
La última en nuestra selección de películas tristes imprescindible del cine es un drama romántico LGTB. Dos vaqueros, Ennis del Mar (Heath Ledger) y Jack Twist (Jake Gyllenhaal), se conocen mientras hacen cola para trabajar en el rancho de Joe Aguirre, en Wyoming. Ennis y Jack aspiran a conseguir un trabajo estable, a casarse y a formar una familia.
Cuando Aguirre los envía a vigilar el ganado en la montaña Brokeback, surge entre ambos un sentimiento de camaradería que deriva hacia una relación íntima. Ambos han de lidiar con presiones sociales y las expectativas tradicionales en torno a la masculinidad.
La historia es emotiva y conmovedora, y explora el dolor y la complejidad de las relaciones humanas. El drama entre estos dos cowboys es aún más fuerte por el triste final de uno de sus protagonistas, Heath Ledger, que falleció a los veintiocho años de edad tras sufrir una sobredosis accidental de medicamentos.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR:
