¿El uso del móvil afecta a la calidad del semen?

efectos-telefonos-moviles-en-la-calidad-del-semen-jovenes

El semen vuelve a estar en boca de los científicos, al menos, en lo que respecta a su calidad. Un ambicioso trabajo de investigación que acaba de salir a la luz ha revisado durante una década los posibles efectos de los smartphones en la calidad del esperma de los jóvenes, y los resultados no son tranquilizadores.

La concentración de espermatozoides que liberan los hombres durante la eyaculación parece ser que cada vez es menor, lo que preocupa a numerosos expertos en fertilidad masculina. El problema no es de ahora: la voz de alarma la emitieron los doctores Raymond Bunge y C. M. Kinloch Nelson a principios de los años setenta del siglo pasado, cuando se percataron de que había aumentado el número de hombres que acudía a su clínica de Iowa (EE. UU.) con problemas de fertilidad.

Bunge y Nelson decidieron tomar cartas en el asunto, y observaron bajo la luz del microscopio el esperma de casi cuatrocientos voluntarios. Los resultados los publicaron en 1974 en la revista Fertility and Sterility: detectaron en estos hombres un menor volumen de semen, una mayor proporción de espermatozoides anormales y una menor concentración de estas células sexuales, si se comparaba con los recuentos obtenidos en estudios anteriores.

Desde entonces son muchas las investigaciones que han abordado el estado de la calidad del esperma desde diferentes perspectivas. Algunos investigadores prefirieron comparar la concentración de espermatozoides, esto es, la cantidad de estos bichitos en un volumen determinado de eyaculación. Otros optaron por el recuento, o sea, el número total estimado de espermatozoides que nadan en una muestra de semen.

Los científicos no se ponen de acuerdo sobre la calidad del esperma.

Si echamos un ojo a la pila de estudios publicados en revistas especializadas, podremos comprobar que no hay unanimidad en los resultados. Algunos trabajos detectan una disminución en la calidad del esperma; unos pocos apuntan a un aumento; y otros dicen que nada ha cambiado. Pero si hacemos caso a las investigaciones más recientes, hay motivos para preocuparse. En un trabajo publicado a finales de 2022, por ejemplo, podía leerse que la concentración de espermatozoides que liberan los hombres al eyacular se ha visto reducida en un 51 % en los últimos cincuenta años.

De 101 millones de células reproductoras masculinas por mililitro de semen a 49 millones.

Los investigadores, de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) y de la Facultad de Medicina del Monte Sinaí (EE. UU.) calcularon que, en la década de los setenta, los hombres sanos tenían por término medio 101 millones de espermatozoides por mililitro de semen, y que este promedio cayó, año tras año, hasta los 49 millones en 2018.

La salud del semen está determinada por la evaluación de parámetros como son la citada concentración de espermatozoides y el recuento total de espermatozoides, así como la motilidad y la morfología de estos. Según los valores establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo más probable es que un hombre tarde más de un año en concebir un hijo si su concentración de espermatozoides es inferior a 15 millones por mililitro. Además, el porcentaje de posibilidades de embarazo disminuye considerablemente si la concentración espermática es inferior a 40 millones por mililitro. En el primer caso se habla de infertilidad; y en el segundo, de subfertilidad.

Más hombres subfértiles.

Pues bien, según datos facilitados por el Instituto Bernabeu, la media obtenida en las muestras recogidas en sus clínicas españolas indica que el hombre tipo que acude a sus clínicas es subfértil, con una media de 33,5 millones de espermatozoides por mililitro.

En este sentido, cabe señalar que los expertos en fertilidad advierten de que el número de hombres que necesita ayuda para procrear ha aumentado de un tiempo a esta parte, como demuestra un estudio de las Clínicas de Reproducción Asistida IVI: una muestra de 120.000 pacientes de las últimas dos décadas revela que el número de hombres que demanda en España un tratamiento de fertilidad ha crecido un 9 %.

Las razones de la supuesta merma de la calidad del semen observada en los últimos cincuenta años, especialmente entre los hombres occidentales, obedece a múltiples factores ambientales, de estilo de vida y de una mezcla de ambos. Entre los primeros, cabe destacar la exposición a contaminantes químicos, incluso ya desde el vientre de la madre.

Así es, no pocos estudios han mostrado un vínculo entre la exposición materna a los llamados disruptores endocrinos, sustancias químicas que pueden trastocar el sistema hormonal y afectar a la salud, y anomalías en la producción de espermatozoides en los hijos. La lista de disruptores endocrinos es larga, y muchos de ellos forman parte de nuestra vida de forma habitual, ya sea en el hogar, el trabajo, la calle e incluso en el campo: pesticidas, herbicidas, bisfenoles, ftalatos, metales pesados, dioxinas…

Cuidado con los esteroides anabolizantes y los tratamientos contra la calvicie.

Los actuales hábitos de vida tampoco juegan a favor de las células reproductoras masculinas. Es el caso del sedentarismo, las dietas desequilibradas, la obesidad, el tabaquismo, el consumo de alcohol y el estrés. Por otro lado, son muchos los varones que para desarrollar la musculatura y mejorar el rendimiento en el gimnasio y el deporte ingieren esteroides anabolizantes, versiones de la testosterona extremadamente perjudiciales para la fertilidad masculina, como advierten numerosos estudios.

Tampoco hay que olvidar el hecho de que los tratamientos para la calvicie y los implantes capilares son cada vez más populares, y que el medicamento que se administra para recuperar el pelo, la finasterida, está lastrando la calidad del semen de muchos varones. Los seminogramas —pruebas que informan de la cantidad y movilidad de los espermatozoides en el eyaculado— realizados a pacientes que siguen un tratamiento contra la alopecia con este medicamento, apuntan a un volumen de eyaculado menor y a una menor cifra de espermatozoides. Ahora bien, su morfología y capacidad de movimiento parecen no verse afectadas.

El móvil, el nuevo sospechoso.

¿Y qué decir de los móviles? En plena era digital, estos se han convertido en una extensión de nosotros mismos; están a nuestro lado a todas horas, emitiendo ondas electromagnéticas de radiofrecuencia (RF-EMW) que ha sido motivo de debate durante años por sus posibles efectos perniciosos para la salud. En febrero de 2022, un metaanálisis de estudios sobre los efectos potenciales de los teléfonos celulares en la calidad del esperma, realizado por la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur), llegó a la conclusión de que, en general, los resultados de dichos trabajos indican que el uso del teléfono móvil está asociado de alguna manera a una reducción de la movilidad, la viabilidad y la concentración de esperma en el eyaculado.

Sin embargo, los autores del trabajo descubrieron que la merma en la calidad del esperma no estaba relacionada de forma significativa con el tiempo de exposición, sino solo con la exposición a los teléfonos móviles en sí misma. «Los usuarios masculinos de teléfonos móviles deberían esforzarse por reducir su uso para proteger la salud de sus espermatozoides», aconsejó uno de los miembros del equipo, el doctor Yun Hak Kim, a la luz de los resultados.

Un año después, un equipo de científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE), en colaboración con el Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical (Swiss TPH), ha publicado en la revista Fertility & Sterility un importante estudio transversal que arroja nueva luz al debate. En aquel se demuestra que el manejo frecuente del teléfono móvil está asociado a una menor concentración y recuento total de espermatozoides. Sin embargo, los investigadores no encontraron ninguna relación entre el uso del móvil y una baja motilidad y una deficiente morfología espermáticas. El nuevo estudio se basa en datos recopilados de 2.886 varones suizos de entre dieciocho y veintidós años de edad, que fueron reclutados entre 2005 y 2018 en seis centros de alistamiento militar. «Los jóvenes rellenaron un cuestionario detallado relacionado con sus hábitos de vida, su estado de salud general y, más específicamente, la frecuencia con la que usaban sus móviles, así como dónde los colocaban cuando no estaban haciendo uso de ellos», explica Serge Nef, profesor titular del Departamento de Medicina Genética y Desarrollo de la Facultad de Medicina de UNIGE y Centro Suizo de Toxicología Humana Aplicada (SCAHT).

El análisis de las muestras espermáticas reveló un nexo entre el uso frecuente del móvil y la merma de esperma. La concentración media de espermatozoides fue significativamente mayor en el grupo de muchachos que no usó el aparato más de una vez a la semana (56,5 millones/ml) en comparación con los que lo emplearon en más de veinte ocasiones al día (44,5 millones/ml). Esta diferencia corresponde a una disminución del 21 % en la concentración de esperma para los usuarios frecuentes en comparación con los usuarios poco frecuentes.

¿Es el 4G menos dañino que el 2G?

Los investigadores se toparon con que esta asociación inversa entre el uso del móvil y el número de células reproductoras era más pronunciada en el primer período de estudio (2005-2007), y que disminuyó gradualmente con el tiempo entre los periodos 2008-2011 y 2012-2018. «Esta tendencia corresponde a la transición del 2G al 3G y luego del 3G al 4G, que ha provocado una reducción de la potencia de transmisión de los teléfonos», señala Martin Röösli, profesor asociado de la TPH suiza.

«Los estudios anteriores que evaluaron la conexión entre el uso de teléfonos móviles y la calidad del semen se realizaron en un número relativamente pequeño de individuos, y rara vez tuvieron en consideración la información sobre el estilo de vida. Además, los participantes estuvieron sujetos a un sesgo de selección, ya que fueron reclutados en clínicas de fertilidad. Esto condujo indefectiblemente a resultados no concluyentes», explica Rita Rahban, codirectora del estudio del Departamento de Medicina Genética y Desarrollo de la Facultad de Medicina de la UNIGE y del SCAHT.

No importa dónde guardas o dejas el móvil.

Por último, el análisis de los datos suizos también parece indicar que el lugar donde se porta el móvil, por ejemplo, en el bolsillo del pantalón, no afecta a la salud de los pequeños habitantes de los testículos. «Ahora bien, el número de personas que nos indicaron que no llevaban su teléfono cerca del cuerpo fue demasiado pequeño como para sacar una conclusión realmente sólida sobre este punto específico», advierte Rahban.

Este estudio, como la mayoría de los trabajos epidemiológicos que abordan los efectos del uso de teléfonos móviles en la calidad del semen, se fundamentó en datos autoinformados, esto es, aquellos basados en percepciones u opiniones emitidas libremente por cada individuo. Y esto constituye una limitación. Al hacerlo, los investigadores asumieron que la frecuencia de uso del smartphone reportada por el individuo era una estimación precisa de la exposición a la radiación electromagnética. Para superar este obstáculo, este 2023 se ha puesto en marcha un estudio, financiado por la Oficina Federal de Medio Ambiente suiza, con el objetivo de medir de forma directa y precisa la exposición a las ondas electromagnéticas, así como de determinar los tipos de uso que se den al móvil —llamadas, navegación web, envío de mensajes— y evaluar su impacto en la salud reproductiva masculina y en la fertilidad. La información se recabará a través de una aplicación para el móvil que se descargarán los participantes.

De este modo, los científicos esperan obtener respuestas más precias sobre el hipotético nexo entre los móviles y la salud seminal. «¿Las microondas que emiten los móviles tienen un efecto directo o indirecto? ¿Provocan un aumento significativo de la temperatura en los testículos? ¿Afectan a la regulación hormonal de la producción de espermatozoides? Todo esto está por descubrir», concluye Rahban.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: