Foto: Lucas en exclusiva para Rísbel Magazine
Siliconas, parabenos y sulfatos encubiertos, etiquetas llenas de “sin” y «0%», productos naturales con colorantes artificiales que en realidad no ofrecen beneficio alguno. Descubre qué se esconde detrás de las supuestas etiquetas ecológicas.
Los beneficios de la cosmética natural tanto para la piel como para el medio ambiente han disparado las ventas de estos productos en el mercado. Ahora nos detenemos para leer las etiquetas de los envases, queremos descubrir qué ingredientes forman parte de nuestros productos de belleza y nos decantamos siempre por las fórmulas naturales. Durante este último tiempo, el estilo de vida sostenible se ha implantado en nuestra rutina y esto ha aumentado el consumo de la cosmética natural. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y por eso, hablamos con Pedro Catalá, cosmetólogo, doctor en Farmacia y fundador de la firma Twelve Beauty para hablar de la revolución que ha supuesto la cosmética natural y de cómo debemos estar alerta ante la creciente invasión de productos fake que dicen ser naturales.
Para adaptarse a esta imparable tendencia de la cosmética natural, en los últimos años han sido muchas las marcas que han tenido que reformular productos a toda prisa por miedo a quedarse fuera de mercado.
¿La consecuencia? Se han eliminado –o sustituido- ingredientes sintéticos de dudosa seguridad, pero en algunas ocasiones, los nuevos activos que se han introducido están lejos de ser naturales e incluso hasta pueden resultar más nocivos.
LAS TRAMPAS COSMÉTICAS DETRÁS DEL PREFIJO ‘SIN’…
¡Cuidado! Eliminar determinadas sustancias o escudarse en lo ‘sin´ no implica que un producto sea natural o más seguro. Revisa bien estos ‘claims’ y tira de lupa para releer la lista de ingredientes de tus productos cosméticos.
Sin parabenos. Pertenecen a la categoría de ingredientes con peor fama y han sido sustituidos de manera muy rápida por otros ingredientes tradicionales que resultan muy eficaces para la conservación del producto, pero que pueden causar irritación. Entre estos encontramos el Kathon (puede aparecer con el nombre de Metilcloroisotiazolinona, Metilisotiazolinona), el DMDM Hydantoin e incluso un conservante que se piensa que es natural y no lo es como el Ethylhexylglycerin.
Sin Sulfatos. Los más temidos son el Sodium Lauryl Sulfate y Sodium Laureth Sulfate y nos hemos acostumbrado a buscarlos en la lista de ingredientes. Ambos son derivados del coco, pero ojo, porque el Coco-Sulfate, que se ha posicionado como sustituto de estas otras dos sustancias, en realidad no es una molécula sino una mezcla de sustancias en la que hay Sodium Lauryl Sulfate en elevadas cantidades.
Sin Siliconas. A estas alturas, casi todos sabemos destapar las más conocidas, como el Dimethicone o el Cyclopentasiloxane, pero muchas etiquetas esconden otras menos conocidas como el Dimethyl Silane que es igualmente dañino.
… Y OTRAS QUE ESCONDE EL TÉRMINO ‘NATURAL’
Cuando leemos ‘100% Natural’ lo normal es asociar este término a productos repletos de ingredientes a bases de plantas, pero también se consideran naturales ingredientes de origen animal como la lanolina o la miel.
Atención a los productos corporales. Por natural que parezca el envase, en los geles de ducha y lociones corporales es muy habitual encontrar polietilenglicoles (PEG) y polipropilenglicoles (PPG) que actúan como tensioactivos, solubilizantes e incluso suavizantes. Para identificarlos, revisa la etiqueta. Son aquellos que acaban en –eth- o empiezan con PEG o PPG, además de toda la familia de los poloxamers.
Aceite de coco, en el punto de mira. Es cierto que más natural no puede ser, pero el origen no lo es todo. A pesar de que muchos ingredientes derivan de productos naturales como el aceite de coco o el acido benzoico, terminan modificados químicamente en el laboratorio y por lo tanto, no son considerados naturales. Es el caso del omnipresente C12-15 Alkyl Benzoate.
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