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14 medidas que tienes que tomar desde joven para evitar el alzhéimer

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Un equipo de investigadores publica en la revista médica The Lancet catorce medidas preventivas que las personas deben tener en cuenta para prevenir el Alzheimer.

Mantener a raya una lista de catorce factores de riesgo modificables desde la infancia y hacerlo a lo largo de toda la vida, podría prevenir el 45 % de las demencias y las secuelas asociadas a ellas, como la dificultad para recordar información reciente y eventos, la confusión y la desorientación, los cambios de juicio y razonamiento y las alteraciones de conducta.

Y este mazazo al alzhéimer y demás demencias es posible a pesar del envejecimiento de la población y de que el número de personas con demencia vaya a aumentar de forma drástica en todos los países, según la tercera Comisión Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia, que se ha presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, en el Centro de Convenciones de Pensilvania (EE. UU.).

«Nuestro nuevo informe revela que se puede y se debe hacer mucho más para prevenir el Alzheimer. Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para actuar, y en cualquier etapa de la vida hay oportunidades de influir», afirma la autora principal, la profesora Gill Livingston, de la University College de Londres (Reino Unido).

En palabras de Livingston, «ahora tenemos pruebas más sólidas de que una exposición más prolongada al riesgo tiene un efecto mayor y de que los riesgos actúan con más fuerza en las personas vulnerables».

Según el informe científico publicado en The Lancet, estos son los catorce factores de riesgo que se pueden alterar y hasta evitar en diferentes etapas de la vida para prevenir el Alzheimer:

Colesterol malo

El consumo elevado de grasas saturadas y grasas trans, que se encuentran comúnmente en alimentos fritos, productos comerciales horneados y carnes grasas, elevan los niveles de la lipoproteína de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés) o colesterol malo en la sangre. El exceso de colesterol cerebral se asocia con un mayor riesgo de sufrir un ictus y con la deposición en el cerebro de proteínas β-amiloide y tau amiloide, relacionadas con el alzhéimer. La Comisión Lancet aconseja controlar el colesterol LDL alto especialmente entre los 40 y 65 años. Esta variable contribuye al 7 % de las demencias.

Pérdida de visión no tratada

Más de mil millones de personas en todo el mundo viven con deficiencia visual porque no reciben la atención que necesitan para afecciones como la miopía, la hipermetropía, el glaucoma y las cataratas, según la OMS. Los problemas visuales sin tratar podrían estar detrás del 2 % de los casos de demencia a nivel global. En concreto, las cataratas y la retinopatía diabética, según un metaanálisis, que, dicho sea de paso, no encontró esta asociación para el glaucoma o la degeneración macular asociada a la edad.

Bajo nivel educativo

Garantizar una educación de calidad para todos y fomentar actividades cognitivas estimulantes en la mediana edad para proteger la cognición es una de las recomendaciones de la Comisión Lancet. Las personas con mayor educación en la infancia y mayor nivel educativo muestran un menor riesgo de demencia. Una alta estimulación cognitiva se ha asociado con la reserva cognitiva. La capacidad de mantener esta reserva podría estar mediada por muchos mecanismos; entre ellos, concentraciones más altas de proteínas circulantes para permitir la reparación del cerebro a través de dos procesos conocidos como axonogénesis y la sinaptogénesis, o una mayor eficiencia y un menor deterioro de las redes cerebrales funcionales.

Pérdida auditiva

Los científicos de la Comisión Lancet recomiendan que los audífonos sean accesibles para las personas con pérdidas auditivas y que la población disminuya la exposición al ruido dañino, para reducir de este modo la sordera.

Más del 5 % de la población mundial, unos 430 millones de personas, padece una pérdida de audición discapacitante y requiere rehabilitación (entre ellos, 34 millones de niños) según la OMS. Entre ellos, 34 millones de niños.

Se estima que para 2050 esa cifra podría superar los 700 millones, lo que significa que la sordera afectará a una de cada diez personas. Algunas investigaciones apuntaron que, por cada disminución de diez decibelios en la capacidad auditiva, hay un aumento de entre el 4 % y el 24 % del riesgo de padecer demencia.

Depresión

La mayoría de los estudios sugieren que la depresión aumenta el riesgo de demencia especialmente en la mediana edad entre los 45 y 65 años. A escala mundial, el trastorno depresivo afecta a 280 millones de personas; casi el 6 % de ellas son personas mayores de 60 años.

A fecha de hoy, se desconocen los mecanismos que relacionan la depresión con el riesgo de demencia, aunque la depresión podría conducir a una reducción del autocuidado y el contacto social.

Otro mecanismo hipotético por el cual la depresión podría aumentar el riesgo de padecer demencia podría hallarse en la secreción excesiva de la hormona cortisol, que conduciría a la atrofia del hipocampo o a una respuesta inflamatoria indeseable.

Traumatismos craneoencefálicos

Cada año se producen en España unos 100.000 nuevos casos de traumatismo craneoencefálico (TCE) y unos 600 de lesiones medulares de origen traumático, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Estamos ante una lesión en el cerebro causada por un golpe o impacto en la cabeza que puede conllevar distintos grados de gravedad, desde conmociones y contusiones cerebrales hasta laceraciones y hemorragias intracraneales.

Las causas más frecuentes son los accidentes de tráfico (75 %), caídas (20 %) y lesiones deportivas (5 %). En general, las pruebas sugieren que los TCE aumentan el riesgo de padecer demencia dos o tres años antes que en las personas que no has sufrido traumas craneoencefálicos. Esto podría deberse a la acumulación de una neuropatología subyacente. A modo de prevención, la Comisión Lancet sugiere fomentar el uso de cascos y protección para la cabeza en los deportes de contacto y en las personas que se mueven en bicicleta.

Tabaquismo

Nuevos estudios señalan que fumar a mediana edad parece ser un factor de riesgo de demencia mayor que el tabaquismo tardío, posiblemente debido a las mejoras en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y los cánceres relacionados con el hábito de fumar. Este hecho aumenta las probabilidades de que los fumadores vivan lo suficiente como para desarrollar demencia. La Comisión Lancet atribuye al tabaquismo el desarrollo del 2 % de los casos de demencia, y aconseja reducir el consumo de cigarrillos mediante la educación, el control de precios y la prevención del tabaquismo en lugares públicos, y hacer accesible el asesoramiento médico para dejar de fumar.

Hipertensión

Se estima que en el mundo hay 1280 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión; y apenas uno de cada cinco adultos hipertensos (el 21 %) tiene controlada la tensión arterial.Padecer hipertensión en la mediana edad aumenta el riesgo de demencia por todas las causas: alzhéimer, demencia vascular… Aunque, como podemos leer en The Lancet, la presión arterial de los pacientes tiende a disminuir cuando empiezan a manifestarse los primeros síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa. La Comisión Lancet sugiere prevenir o reducir la hipertensión y mantener la presión arterial sistólica de 130 mm Hg o menos a partir de los cuarenta años.

Sedentarismo

Este es un gran aliado de la demencia. Por el contrario, el ejercicio a cualquier edad parece ser útil para la cognición, posiblemente a través de cambios en el flujo sanguíneo y la función cognitiva debidos a la reducción de la hipertensión y el aumento del óxido nítrico. Este efecto culmina en una mayor plasticidad cerebral y una reducción de la neuroinflamación. Las personas que practican ejercicio de moderado a intenso durante más días al mes tienen volúmenes cerebrales relativamente mayores que las que hacen menos ejercicio o no lo hacen. Por otro lado, las pruebas obtenidas en modelos de ratón también sugieren que la irisina, una citoquina liberada durante el ejercicio, podría ser neuroprotectora. «Fomenta el ejercicio, porque las personas que participan en deportes y ejercicio tienen menos probabilidades de desarrollar demencia», dicen los expertos de la Comisión Lancet.

Diabetes

La OMS concluye que la diabetes en la vejez podría tener un efecto perjudicial en la salud cerebral y el riesgo de demencia. Nuevas evidencias, sin embargo, sugieren que la edad de inicio marca la diferencia, ya que la presencia de la diabetes en la mediana edad, pero no necesariamente en la edad tardía, aumenta el riesgo de padecer demencia. También lo agrava el mal control del azúcar y una diabetes de larga duración.

En efecto, cuanto antes hace acto de presencia, mayor es el riesgo de que aparezca una enfermedad neurodegenerativa. La hiperglucemia crónica puede dañar los vasos sanguíneos, incluidos los del cerebro, lo que puede conducir a una reducción del flujo sanguíneo cerebral y contribuir al daño neuronal. Y la resistencia a la insulina en el cerebro puede contribuir al deterioro cognitivo.

Obesidad

Desde 1990, la obesidad se ha duplicado con creces entre los adultos de todo el mundo, y se ha cuatriplicado entre los adolescentes, según la OMS. Y de acuerdo con los datos de un estudio publicado en The Lancet más de mil millones de personas tenían obesidad en 2022. No son pocos los estudios que relacionan el sobrepeso y la obesidad con el riesgo de sufrir un deterioro cognitivo y demencia.

Como señalan los científicos de la Comisión Lancet, los kilos de más están íntimamente ligados a otros factores de riesgo de la demencia. Se refieren a la falta de ejercicio, la hipertensión y la diabetes. «Mantén un peso saludable y trata la obesidad lo antes posible, lo que también te ayuda a prevenir la diabetes», dice la Comisión Lancet.

Abuso del alcohol

Cuanto más pronto ese empieza a tomar bebidas alcohólicas, mayor es la probabilidad de desarrollar demencias tempranas, afirman los neurocientíficos. Ensayos realizados en modelos animales muestran cómo el botellón o consumo por atracón durante la adolescencia promueve la aparición del alzhéimer en adultos jóvenes.

Por otro lado, diferentes estudios internacionales constatan que las personas que abusan del alcohol tienen mayores probabilidades de desarrollar demencia que los bebedores moderados o los abstemios. No hay que olvidar que el alcohol, debido a su efecto neurotóxico, daña a las neuronas y las áreas cerebrales asociadas a la memoria y la capacidad de aprendizaje, como el hipocampo, el hipotálamo y el cerebelo.

Contaminación del aire

La contaminación atmosférica por partículas finas en suspensión, en concreto por las llamadas PM2,5, cuyo diámetro es de menos de 2,5 micras —1 micrómetro corresponde la milésima parte de 1 milímetro— y las PM10, con un diámetro aerodinámico igual o inferior a 10 micras, es un factor de riesgo de deterioro cognitivo leve, demencia y alzhéimer.

La Comisión Lancet no solo está preocupada por la contaminación del aire exterior, sino también por la polución del aire doméstico. «Alrededor de 2300 millones de personas, cerca de un tercio de la población mundial, cocinan con fuegos abiertos o cocinas con fugas que alimentan con queroseno, biomasa —leña, excrementos de animales o desechos agrícolas— o carbón, lo que genera contaminantes dañinos en el aire de sus hogares», dice a OMS.

En 2022, este tipo de contaminación causó 3,2 millones de defunciones, entre ellas 237.000 de niños menores de cinco años. En general, cada vez se apoya más la aplicación de las directrices mundiales de la OMS sobre la calidad del aire que, en última instancia, pretenden que las concentraciones medias anuales de PM2,5 sean inferiores a 5 μg/m3. Aunque no está claro si existe alguna concentración segura de contaminación atmosférica, ya que cada aumento de 1 μg/m3 en PM2,5 se asocia a un mayor riesgo de demencia.

Aislamiento social

Dar prioridad a entornos comunitarios y viviendas favorables para las personas mayores y reducir el aislamiento social facilitando la participación en actividades y la convivencia pueden ser un bálsamo de Fierabrás contra el deterioro cognitivo y la demencia, según los expertos de la Comisión Lancet. El aislamiento social y el contacto social infrecuente, así como la soledad, son factores que contribuyen al deterioro cognitivo.

Promover la interacción social y adoptar estrategias para reducir el aislamiento puede desempeñar un papel crucial en la prevención del deterioro cognitivo y la demencia. Es fundamental que las comunidades, las familias y los sistemas de salud trabajen juntos para prevenir el Alzheimer y crear entornos que fomenten la participación social y el bienestar cognitivo.

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