Intransigentes, obstinados, poco tolerantes y sin ninguna flexibilidad son algunos de los términos que describen a la gente resentida.
Seguro que conoces a alguna persona rencorosa que recuerda con precisión y exactitud las palabras o acciones que le hicieron daño, incluso si ha pasado mucho tiempo. Una persona que tiene dificultades para soltar y dejar ir, que se obsesiona con la venganza o desconfía de todos por si le vuelven a herir. Quizás no solo conozcas a esa persona, a lo mejor tú también te ves reflejado en estas palabras.
La dificultad para perdonar a otros y perdonarte a ti mismo puede agravar los sentimientos de dolor y perjudicar tu salud mental. Buscar formas para dejar ir y liberarse del rencor, sobre todo si es prolongado, es esencial para el crecimiento personal. Para conocer más sobre el rencor y cómo superarlo contactamos con Teresa Terol, psicóloga y divulgadora (@terol_psicologia), y con Isabel Hernández, empleada y miembro del Centro de Psicología IDEA (@psicologiaidea).
Identificar el rencor en uno mismo
La introspección es un proceso necesario que permite ser consciente de lo que pensamos, lo que sentimos y cómo nos afectan las cosas. Al tomarnos tiempo para reflexionar sobre nosotros mismos extraemos lecciones valiosas, cultivamos la empatía y podemos llegar a comprender más a los demás.
Teresa Terol nos cuenta que el rencor es una emoción con la que sentimos rabia y a la vez hay una sensación de ganas de venganza. “Es un dolor que se mantiene y dura en el tiempo”. Identificar el estado emocional y realizar una observación personal es imprescindible para aprender a diferenciar y ponerle nombre a las emociones.
Isabel Hernández apunta que el rencor lo podemos asociar al sentimiento de haber sufrido un daño injusto. “Un sentimiento “pesado de llevar”, como si se tratara de un ancla que no nos deja avanzar del todo libres. Recordar ese evento nos hace revivir esos sentimientos que creemos injustos y que no entenderemos por qué tuvimos que vivirlos, probablemente, por muchas vueltas que le diéramos”.
¿Cómo afecta el rencor a nuestra salud mental y emocional?
Ansiedad, estrés, depresión, aislamiento social o deterior de las relaciones son algunas de las maneras en las que afecta el rencor a nuestra salud mental. Las personas rencorosas tienden a comerse la cabeza y entrar en un bucle que incapacita dejar ir esos pensamientos.
“Al sentir que hemos sufrido injustamente se crea una mezcla de rabia, tristeza, frustración y, el rencor, en principio a modo protector, construye un muro que aparentemente nos aleja de aquello que nos hizo daño”, apunta Isabel Hernández.
La psicóloga del Centro de Psicología IDEA continúa explicándonos que ese muro puede ser en forma de distancia física, en forma de silencio o en forma de comunicación hiriente poco asertiva en general. Los sentimientos desagradables pueden acabar alejándonos de cosas que sí son importantes y “se quedan de nuestro lado, y por si solos no encuentran salida, convirtiéndose acompañantes indeseados”.
El rencor nos duele porque lo cargas tú, te pesa a ti, no al otro. Nos mantiene en un estado de ansiedad constante, es un estímulo detonador de ansiedad que no merecemos.
“Cuando nosotros perdonamos y pasamos página ante un rencor o dolor, lo que estamos haciendo no es darle un regalo al otro, nos lo estamos dando a nosotros mismos”, declara Teresa Terol.
Técnicas para ayudar a superar el rencor
Existen estrategias que pueden ayudar a superar el rencor y perdonar a quienes nos han herido. Como nos cuenta Isabel Hernández, entre las técnicas específicas que puedan ayudar a liberar los sentimientos negativos asociados con el rencor se encuentran la aceptación, identificar que lo que sentimos está bien. Las emociones siempre van a estar presentes “la connotación positiva-negativa o el valor, se lo otorgamos nosotros”.
La psicóloga continúa apuntando que la aceptación es “un estado de tranquilidad personal que invita a la observación, al conocimiento personal, a hacernos sentir que podemos elegir qué es importante para nosotros”. Alcanzarlo no es fácil y como indica “no por tener un pensamiento, este tiene que ser 100% cierto, es lenguaje, son pasajeros y están condicionados por la emoción y el valor que le otorgamos en nuestro intento incansable de entender las cosas”. Para derribar ese muro son necesarias:
1.La observación, identificarlo, darle paso y sentirlo, entenderlo, para
2. Volver a tu presente para atender a lo que actualmente es importante para ti: tu autocuidado, familia, pareja, amigos, crecimiento personal, etc.
Para Teresa Terol lo importante es entender que el rencor no tiene finalidad: “Las emociones son útiles, la tristeza nos ayuda a conectar con nosotros mismos y con los demás, el enfado nos ayuda a tomar la acción para tomar una situación. Pero quedarnos con una rabia sostenida en el tiempo ¿qué función tiene?”
Como sugiere, lo conveniente es hacer un cambio cognitivamente y cambiar el hecho de que no se merece castigo. “Cuando yo entiendo que todos tienen derecho a cometer errores, soy capaz de entender que puedo perdonar”.
Diferencia entre perdonar y olvidar
El perdón es una asignatura que tenemos pendiente para el correcto cuidado de nuestra salud mental. Es una habilidad difícil, pero su impacto en nuestro bienestar emocional es muy profundo. Pero perdonar no es lo mismo que olvidar, son procesos emocionales distintos.
Como señala la psicóloga y divulgadora puedo entender que me hiciste daño y romper la relación, pero eso no impide que te perdone. “Perdono por mí, para sanarme por dentro. En ese momento, no olvido porque eso es imposible, pero soy capaz de observarlo con distancia. Entiendo que esto ya no es hoy, es lo que pasó. Tú no eres lo que hiciste. Cometiste un error, pero tú no eres el error. Soy capaz de disociar el error de la otra persona, y, por tanto, no olvido, pero perdono”.
El perdón es una habilidad difícil, pero su impacto en nuestro bienestar emocional es muy profundo.
Isabel Hernández asegura que no tenemos el poder de olvidar ni de que algo desaparezca de nuestro registro de recuerdos. Al empeñarnos en olvidar algo vamos a estar más pendientes y crear un efecto contrario. Es necesario conocer lo que ha pasado, cómo te has sentido y al entenderlo continuar manifestando lo que te hace sentir mal. Si no comparten tus valores ni respetan tus límites, se deberá establecer distancia.
“Creo que una alternativa más llevadera y realista con nuestro sentimiento de resentimiento puede ser ir directamente a explorar qué es para nosotros “superar” y resolver nuestros propios muros al respecto. Si lo que queremos es avanzar, primero habría de pararse a ver qué equipaje estamos llevando, hacer limpia, reponer cosas…en definitiva plantearnos qué podemos hacer nosotros para acercarnos a nuestro bienestar”, afirma Hernández.
El papel de la asertividad
La asertividad es una forma constructiva de interactuar con los demás. Permite a las personas expresar sus sentimientos y emociones de manera adecuada, y anima a los demás a hacer lo mismo para llegar a un diálogo y una escucha activa.
La comunicación asertiva juega un papel importante en el proceso no solo de superar el rencor, también de resolver conflictos. Para Teresa Terol la asertividad es la capacidad de entender que yo tengo derecho, pero el otro también. A la hora de hacer una crítica tienes derecho a sentir y justificar objetivamente que el comportamiento del otro te ha sentado mal. “Aprender a tener habilidades de comunicación para resolver conflictos es fundamental, entender que no podemos exigir al otro un cambio, pero siempre tenemos derecho de mostrar cómo nos sentimos y a pedir un cambio”.
Como nos cuenta Isabel Hernández a veces sentimos rencor porque pensamos que la otra persona nos hace un daño a propósito y no hace nada por remediar nuestro sufrimiento. “La cuestión es que esto nos deja desvalidos al sentir que nuestro bienestar depende en que la otra persona reacciones a nuestras necesidades que quizás no estamos comunicando. Una vez que identificamos nuestra emoción y necesidades, la comunicación es clave”, afirma Isabel Hernández.
Expresar nuestras emociones de manera constructiva
Podemos expresar nuestras emociones de manera constructiva, buscar una reconciliación o una mejor comprensión con la persona que nos ha causado dolor.
Isabel Hernández apunta que hay muchas maneras de comunicarse e iniciar conversaciones. Está en nuestra mano elegir el tono, las palabras y el momento, pero el mensaje es muy concreto, sincero y único que puede tener varios fines desde resolver un conflicto, mejorar la comunicación o convivencia hasta establecer límites personales.
“Comunicar cómo nos sentimos no es cuestionable, siempre es información válida. Solo tú mismo/a sabes cómo te has sentido, los demás pueden interpretar, empatizar, pero es información muy personal”, afirma la psicóloga del equipo IDEA.
Técnicas para el manejo del estrés y la ira
Manejar el estrés y la ira es todo un desafío, por eso le pedimos a nuestras expertas técnicas y estratégicas para tratar estos estados y sentimientos que puedan ser útiles para lidiar con el rencor.
“Dedicarle un espacio, buscar apoyo, hacerle hueco. Ver en qué nos está afectando y desde esta acogida, diferenciar qué cosas no podemos gestionar nosotros directamente y dirigir la atención y energía hacia lo que sí”, afirma Isabel Hernández.
La psicóloga sigue apuntando que hay ejercicios específicos de respiración, meditación o de mindfulness que pueden resultar útiles. También es importante abrirles la puerta a las emociones, charlar con alguien de confianza y elegir la actividad con la que puedas sentirte más dispuesto/a a dar lugar a esta experiencia.
“Cuando estoy enfadada tengo mucha ansiedad en mí, y antes de hacer nada y tomar ninguna decisión lo primero que tengo que hacer siempre es calmarme”, afirma Teresa Terol. La divulgadora declara que hay dos técnicas útiles en la llamada escala agresiva. La primera es la respiración y la segunda es el reflejo mamífero, que cuando la cara entra en contacto con el agua se activan unos receptores que bajar las pulsaciones hasta un 50%. Solo con respirar y lavarse la cara ya estás rebajando la ansiedad.
Además, para calmarse, recomienda abandonar el espacio para controlar los estímulos y no dialogar enfadado. “Lo ideal es que abandone la habitación y haga estas actividades para rebajar mi ansiedad y lo más importante, siempre volver. No puedo irme y dejarlo estar, tengo que volver y retomar la conversación”.
Conexión entre el rencor y experiencias pasadas
Existe una relación ente el rencor y experiencias pasadas no resueltas o traumas emocionales. Como nos cuenta Teresa Terol “esto es lo que llamamos acumulaciones, que quiere decir, que cuando yo quiero hablarte de un problema que ha pasado hoy, no puedo empezar y abrir “el cajón de la mierda”. Una crítica por vez es super importante”.
Probablemente el detonador de los problemas sea el pasado, pero tengo que entender que tuve una responsabilidad de ser pasivo en ese momento y no hablar por no discutir o no enfadarme. Estos problemas suelen ocurrir porque tendemos a no ser asertivos. Ser asertivo no es discutir, es expresar tus necesidades. “Tengo que entender que el problema no fue tanto el otro. Si yo hubiera hecho una petición antes, esto se hubiera remediado. Por tanto, no empieces ahora a sacar lo anterior. Analiza si esto viene de algo de hoy o de algo del pasado”.
Isabel Hernández explica que la conexión está en que “las emociones asociadas a estas interfieren en nuestro presente, las revivimos con intensidad, sentimos mucho malestar y esto desdibuja el futuro. Sentimos que el tiempo pasa y “todavía no lo hemos superado”. El rencor es activar de alguna manera una emoción del pasado. Dificulta que se dé lugar a un aprendizaje o crecimiento personal”.
Estrategias para cultivar la empatía y la compasión
Teresa Terol especifica que la empatía es la aceptación incondicional del otro. “Aceptar al otro incondicionalmente incluye entender que no podemos cambiarlo, que podemos modular la relación y que podemos llegar a equilibrios pero entender que somos seres imperfectos, entender que nosotros también cometemos errores, entender que un error no define al otro”. Tenemos que empezar en nosotros, quitar el foco de otro y entender qué puedo hacer yo para mejorar la relación.
“La empatía tiene como ingredientes, la escucha, la validación, el respeto, la honestidad. Es ver a la otra persona sin dejar de tenerse en cuenta a uno/a mismo/a. Desde este lugar, los demás invitados será más fácil que aparezcan: aceptación, liberación, soluciones, crecimiento, vínculos, autoestima, etc”, afirma Isabel Hernández.
Además, continúa señalando que en ocasiones un acercamiento y una comunicación puede dar lugar a una mejor comprensión de la relación tanto de amigos como de pareja o en un entorno laboral. Mientras que otras el motivo del rechazo será suficiente para soltar y dejar ir a la persona o a la situación.
Ejercicios para trabajar en nosotros mismos y dejar ir el rencor
Isabel Hernández nos cuenta que existen técnicas de autoayuda y ejercicios prácticos que podamos trabajar en nosotros mismos y dejar ir el rencor de manera saludable. Entre estos ejercicios de observación y descripción guiada encontramos las piezas que forman tu rencor: describir la situación o situaciones, los pensamientos asociados, las emociones que aparecen, los síntomas físicos si los hubiera, las acciones asociadas a ese momento/pensamientos/emociones.
“Si lo pensamos bien. siempre vamos a tener las emociones y pensamientos como acompañantes. Vale la pena descubrir cuáles son nuestras piezas, perder el miedo a nuestra complejidad. Es posible mirarnos y sentir con curiosidad. Podemos cambiar la intención con la que nos enfrentamos a esa observación personal. ¿Y si lo intentamos con una mirada más curiosa y compasiva?”, declara Isabel Hernández.
Teresa Terol concluye explicando que tenemos que poner el foco en nosotros, en qué puedo hacer yo para aceptar al otro, para ser una persona más flexible y buscar soluciones y no problemas. Pretendemos que la vida sea como nosotros queremos y en la vida nada va de eso, la vida no va de justicia o injusticia. Los demás no son seres que se van a adaptar perfectamente a nosotros, son seres distintos.
Tal y como explica Terol, los pilares de la vida son autocuidado, salud mental, alimentación, entrenamiento, actividad física y descanso. “Si yo cuido esas patas, probablemente el mundo me afecte menos”. Tenemos que estudiar la asertividad, pero no para el otro, si no para nosotros, para hacernos más libres, para crecer, para gestionar nuestras emociones, para calmarnos, gestionar nuestro dolor, para vivir con menos ansiedad y menos estrés. Pero, sobre todo, “entender que el crecimiento y el cambio nunca esta fuera siempre está dentro”.
Artículo publicado por Marta Rubio
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: