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La última colección de GANT tiene las prendas con más estilo y más sostenibles para esta primavera

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Fabricadas a partir de restos de telas, GANT ha convertido su colección cápsula REMAKE SS22 en prendas nuevas y únicas. Esta colección estará disponible en exclusiva en gant.com a partir del 5 de mayo.

Como viene siendo una constante en la industria de la moda, las grandes tendencias del pasado siempre encuentran un camino para regresar a los escaparates de las tiendas más vanguardistas. En los últimos dos años, hemos sido testigos del resurgimiento de los estilos de finales de los 90, de la estética de los 70 y de todas las tendencias de principios de los 80 que pudiéramos haber imaginado. Ahora, la última tendencia que ha salido de los libros de historia de la moda es la estética preppy tan característica de algunas marcas de lujo.

El nacimiento de esta estética atemporal proviene de los primeros tiempos del estilo de vida universitario estadounidense, concretamente de la Ivy League. Su aspecto nítido y elegante incluía prendas tan pulidas como la camisa de cuello y los caquis, junto con prendas deportivas clásicas, como la falda de tenis y el polo o la chaqueta varsity.

Esta temporada, la elegancia del estilo preppy ha vuelto con fuerza y es una de las mayores tendencias para este verano. Este estilo debe su atractivo a las principales marcas de moda americanas, como GANT, que ha sabido reinventar esta estética adaptándola a las necesidades de un nuevo consumidor y, lo más importante, a una nueva forma de consumir la moda, mucho más concienciada y sostenible.

Desde los años 50, GANT ha experimentado con la reutilización de retales de tela en sus producciones de ropa. La última colección presentada por la firma nos ha descubierto tres piezas recicladas para hombre y dos para mujer en cuadros escoceses de madrás. Esta colección es un impecable homenaje a la herencia de GANT, inspirándose en ese estilo college tan característico, pero con el uso de retales de madrás.

«Esta colección REMAKE traslada nuestra herencia al futuro. Es un ejemplo perfecto de cómo una técnica y una artesanía del siglo pasado siguen siendo relevantes en la actualidad. El camino hacia un futuro de moda circular requiere que veamos cada subproducto y descubramos cómo puede convertirse en algo bello», dice Jessica Cederberg Wodmar, Directora Global de Sostenibilidad e Innovación de GANT.

Para celebrar la colección REMAKE y la importancia de la reutilización con una mentalidad sostenible, GANT se ha asociado con el fermentador y chef David Zilber, que aparece como imagen de la campaña de la firma. Tras haber trabajado como jefe del Laboratorio de Fermentación en el prestigioso restaurante Noma, David es un pionero en el campo de la fermentación capaz de convertir los desechos convencionales en preciosos (y exquisitos) ingredientes. Este talento lo ha convertido en uno de los nombres más respetados de su campo, en el que la ciencia se une a la creatividad.

El chef David Zilber con alguna de las prendas de la colección REMAKE SS22 de GANT

Y es que, el consumo concienciado parece un hecho cada vez más común. Hay numerosos estudios en Estados Unidos que indican que un tercio de los milennials y de la Generación Z pagarían más por prendas sostenibles.

Hemos llegado a un punto en el que se hace más necesario que nunca deshacernos del hábito de extraer-fabricar- usar-y-tirar. Actualmente, la moda es responsable del 20% de las aguas residuales. Es más, cada año se vierte a los océanos medio millón de toneladas de microfibras de plástico, o lo que es lo mismo, más de 50.000 millones de botellas de plástico. Y también a la industria de la moda le corresponde un diez por ciento de las emisiones de carbono.

Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, anualmente este sector utiliza 93 billones de metros cúbicos de agua, más o menos el consumo de cinco millones de personas. Baste decir que para fabricar una camiseta de algodón natural se necesita de 2.000 a 3.000 litros de agua, aproximadamente lo que cada uno de nosotros usa en dos años. Y casi es poco si tenemos en cuenta que para fabricar unos vaqueros, la cantidad puede estar entre 7.500 y 10.000 litros de agua (por cierto, la empresa valenciana Jeanalogía ha diseñado un proceso que reduce ese consumo en más de un 70%).

David Zilber vestido con prendas de la colección
REMAKE SS22 de GANT

Si en 2018 los consumidores compraban una media de 68 prendas al año, por tanto unos 80.000 millones, cuando proyectamos un 2030 con 8.500 millones de población mundial podría estarse comprando más de 500.000 millones de artículos de vestir. Y, atención, se dice que utilizamos una media de 15 veces cada una de nuestras prendas y que al año se tiran en el mundo casi 100 millones de toneladas de textil, de los que apenas un 1% se recicla.

Por ello, la tarea actual y la carretera que parece que debe seguir esta industria es circular. Porque el reciclaje y la circularidad son sus grandes salidas. Ello implica que la propia industria lo tenga en cuenta a la hora de crear, ya que es imposible reciclar prendas con cuatro y cinco materiales en su composición. La buena noticia es que las grandes marcas, incluidas la de lujo, están cada vez más comprometidas, por propia responsabilidad y por la demanda del consumo.

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