Todos tenemos un rostro asimétrico: este es el por qué (y cómo puedes corregirlo)

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Mientras que la simetría facial puede ser considerada un ideal de belleza, la asimetría es la norma en la naturaleza humana debido a la intrincada interacción de factores genéticos y ambientales durante el desarrollo.

A todos nos ha ocurrido alguna vez que, al observar una fotografía, hemos notado que uno de nuestros ojos parece más pequeño que el otro, o que al mirarnos en el espejo hemos notado que nuestros rasgos no están perfectamente alineados. La realidad es que nadie posee un rostro 100% simétrico, aunque ciertas asimetrías son más notorias que otras. Curiosamente, incluso las personas que muchos consideran paragones de belleza, como Brad Pitt o Angelina Jolie, no escapan a esta regla. Si observas sus rostros detenidamente, podrás notar pequeñas asimetrías que, lejos de restarles atractivo, les otorgan una singularidad y carácter únicos.

A lo largo de la historia, la simetría facial ha sido considerada un estándar de belleza en muchas culturas. Se ha sugerido que las caras simétricas son vistas como más atractivas debido a su relación con una mejor salud y una genética óptima. Sin embargo, en la realidad, la perfecta simetría facial es rara, y la mayoría de las personas presentan algún grado de asimetría en sus rasgos.

Los seres humanos solemos asociar una mayor armonía facial con un estándar de belleza y de salud. Esta percepción puede tener raíces en nuestra biología evolutiva. Desde esta perspectiva, es posible que asociemos rostros más simétricos con una mejor adaptación al entorno y con la capacidad de engendrar descendencia con una genética más favorable. Esta predilección por la simetría puede haber sido reforzada a lo largo de las generaciones, ya que una apariencia saludable y armónica podría ser indicativo de un compañero reproductivo más adecuado.

¿Por qué todos tenemos un rostro asimétrico?

La explicación científica detrás de la asimetría facial radica en la complejidad del desarrollo humano. Durante la embriogénesis, el proceso por el cual un embrión se desarrolla y forma un feto, existen múltiples factores genéticos y ambientales que influyen en la simetría. A pesar de que nuestros genes intentan replicar una simetría bilateral, pequeñas variaciones y perturbaciones durante el desarrollo pueden llevar a diferencias sutiles de un lado al otro del rostro.

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Nature ha revelado que las asimetrías faciales pueden ser el resultado de procesos aleatorios durante el desarrollo celular. Además, factores externos como la nutrición, el trauma o las enfermedades durante etapas cruciales del desarrollo fetal pueden influir en la simetría facial.

El Dr. Richard Rocha, especialista en medicina estética, afirma que la belleza no es tan subjetiva como solemos pensar. Nuestra percepción sobre si alguien es atractivo (o no) se basa en gran medida en la simetría facial y la proporción de nuestras facciones. Por esta razón, el equilibrio entre las diferentes partes de la cara juega un papel crucial al momento de determinar si consideramos a una persona objetivamente bella. Nuestro cerebro tiene la asombrosa capacidad de decidir en una fracción de segundo si la persona que tenemos enfrente cumple con ciertos estándares de belleza.

La belleza de la asimetría

Aunque la simetría es considerada estéticamente agradable, la asimetría tiene su propio encanto y autenticidad. Es precisamente esa imperfección lo que nos hace únicos y distinguibles. Además, algunos estudios, como uno publicado en la revista Psychological Science, sugieren que, si bien la simetría facial puede ser atractiva, no es el único factor determinante del atractivo. Otros rasgos, como la expresión facial y la personalidad, también desempeñan un papel crucial.

La necesidad de vernos perfectos a menudo nos impulsa a rechazar esas asimetrías que nos caracterizan y nos hacen únicos. Algunas personas llegan a recurrir a intervenciones estéticas como una forma de alejarse de esas asimetrías. Lo que debemos tener siempre en mente es que no existe una manera natural y auténtica de ocultar completamente estas particularidades, ya que un equilibrio perfecto entre las partes de nuestra cara es prácticamente inalcanzable.

Tipos de asimetría facial

Según nos explica el doctor Rocha, la asimetría facial puede manifestarse de diversas maneras, con orígenes que pueden ser esqueléticos, musculares o dentales. A continuación, te presentamos una descripción detallada de los tipos de asimetrías faciales:

Asimetría facial esquelética:

Aquí, el desequilibrio se origina en el maxilar o en la mandíbula. Esto puede darse cuando un lado de la mandíbula inferior es diferente al otro. Las causas pueden ser genéticas, lesiones o problemas durante el crecimiento.

Asimetría generalizada:

Esta puede afectar cualquier parte del rostro. Aunque las causas pueden variar, los cambios significativos de peso suelen ser el principal motivo.

Asimetría dental:

Este desequilibrio es bastante común y generalmente se origina debido a cambios en la alineación dental o maloclusiones. Es frecuente que se necesite una intervención ortodóntica o una operación maxilofacial para corregirlo, tanto por razones estéticas como funcionales.

Desde otra perspectiva, centrándonos en la funcionalidad de cada lado de la cara, podemos clasificar las asimetrías en:

Asimetrías hipofuncionales:

Estas ocurren cuando hay una disminución de la fuerza muscular o de la movilidad en un lado del rostro. Un ejemplo es la parálisis facial de Bell, que afecta a un solo lado de la cara.

Asimetrías hiperfuncionales:

Se presentan cuando un lado del rostro muestra un aumento en la actividad muscular, ya sea debido a espasmos o distonías.

Finalmente, el Dr. Rocha sugiere un sencillo ejercicio para percibir estas asimetrías: mirarnos al espejo cubriendo una mitad de la cara. Así, podremos observar que, en esencia, todos tenemos rasgos asimétricos y que las proporciones, e incluso el tamaño de cada parte de nuestro rostro, varían considerablemente.

¿Cómo se corrige la asimetría facial?

La corrección de la asimetría facial involucra una variedad de enfoques y técnicas, dependiendo de la naturaleza y causa de la asimetría. Estos métodos pueden variar desde procedimientos quirúrgicos hasta tratamientos menos invasivos. A continuación, te presento un panorama general de las intervenciones más comunes para abordar la asimetría facial:

Ortodoncia y cirugía maxilofacial:

Cuando la asimetría facial es causada por desalineaciones dentales o desequilibrios en los huesos del maxilar o mandíbula, es posible que se necesite una intervención ortodóntica o una cirugía maxilofacial. El tratamiento ortodóntico puede ayudar a corregir maloclusiones, mientras que la cirugía maxilofacial se utiliza para reposicionar los huesos de la mandíbula y mejorar la simetría.

Rellenos dérmicos y toxina botulínica:

Para asimetrías más sutiles, se pueden usar rellenos dérmicos para aumentar el volumen en áreas específicas de la cara y así lograr un equilibrio. La toxina botulínica, conocida comercialmente como Botox, puede utilizarse para relajar músculos hiperactivos que puedan estar contribuyendo a la asimetría.

Terapia física:

En casos donde la asimetría facial se debe a condiciones como la parálisis de Bell, la terapia física puede ser útil. Ejercicios específicos pueden ayudar a fortalecer y tonificar los músculos faciales, mejorando la simetría y funcionalidad.

Cirugía plástica:

Para asimetrías causadas por diferencias en el tamaño o forma de las estructuras faciales (como la nariz, orejas o párpados), la cirugía plástica puede ofrecer correcciones más permanentes. Procedimientos como rinoplastia, otoplastia o blefaroplastia son ejemplos comunes.

Terapia láser y tratamientos de la piel:

Algunas veces, la asimetría puede ser el resultado de irregularidades en la piel o cicatrices. Los tratamientos con láser, la microdermoabrasión o la terapia de luz pulsada intensa pueden ayudar a mejorar la textura y tono de la piel, reduciendo la apariencia de asimetría.

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