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Así fue el viaje espacial de once minutos del hombre más rico del mundo

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El hombre más rico del mundo encargó el cohete y viajó en él hasta las estrellas, pero su imperio Amazon, sus clientes y sus trabajadores fueron los que pagaron la factura

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Cuando seas padre, comerás huevos» que decía mi madre cuando el hambre apretaba… Ayer por la mañana, el hombre más rico del mundo se subió a un cohete reutilizable ideado y financiado por él, para ser lanzado a los confines del planeta Tierra y experimentar tan sólo unos minutos de ingravidez para luego volver a bajar.

Bezos hizo el viaje con tres personas que confiaron en él lo suficiente para delegar en el magnate la responsabilidad de sus vidas: su hermano, Mark Bezos; Wally Funk, un aviador de renombre; y Oliver Daemen, un joven de 18 años recién salido del instituto. Hasta hoy, la empresa espacial privada de Bezos, Blue Origin, no había volado su cohete con ninguna persona a bordo. Al ser el primero, Bezos quería demostrar que su vehículo es seguro y que Blue Origin está finalmente preparada para hacer de sus viajes suborbitales de 11 minutos una experiencia que la gente pueda comprar.

El viaje fue rapidísimo para los estándares de los vuelos espaciales. El cohete de Blue Origin se elevó en el cielo con un estruendo que resonó en el desierto del oeste de Texas y, unos 11 minutos después, todo había terminado: la cápsula de pasajeros descendió en paracaídas y los hermanos Bezos, Funk y Daemen bajaron con una amplia sonrisa. El cohete estaba de vuelta en la plataforma de lanzamiento, erguido, después de atravesar la atmósfera con un estruendo sónico. Para esta tripulación, Blue Origin había conseguido que los vuelos espaciales fueran tan sencillos como un envío de Amazon Express para enviar y recibir en el mismo día.

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Instante en el que la cápsula de New Shepard con los tripulantes tomó tierra

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Los pasajeros volaron en un cohete llamado New Shepard, que lleva el nombre del astronauta Alan Shepard, el primer estadounidense en llegar al espacio. Siguieron una trayectoria similar a la de Shepard en 1961, sin embargo la experiencia de Blue Origin fue completamente… “amazónica”. Shepard, un piloto militar, pasó meses preparándose para volar su cápsula de la NASA. Los futuros clientes de Blue Origin sólo tienen que presentarse unos días antes del lanzamiento para recibir un ligero entrenamiento en su viaje totalmente autónomo. La mayoría de la gente conoce a Bezos principalmente como el fundador de Amazon, es decir, en la versión menos halagadora: un jefe ultra-rico que hace trabajar en exceso a sus empleados y no siempre ha pagado su parte de impuestos federales. Pero para Bezos, el espacio fue lo primero. Recuerda haber visto el alunizaje del Apolo 11 en el televisor de su familia cuando tenía 5 años, y cuando fue el mejor alumno del instituto, habló de la importancia de los viajes espaciales. Si Bezos fuera cualquier otra persona, la historia de su vuelo espacial, de un sueño cumplido, sería sencillamente tierna.

Jeff Bezos, con su sombrero tejano junto a Oliver Daemen y Wally Funk, tras el aterrizaje.

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Pero si Bezos fuera cualquier otra persona, no habría podido cumplir este sueño en absoluto. En una rueda de prensa tras el lanzamiento, Bezos dio las gracias a los ingenieros de Blue Origin, y luego añadió: «También quiero dar las gracias a cada empleado de Amazon y a cada cliente de Amazon, porque vosotros habéis pagado todo esto.» Gracias a Amazon, Bezos es la persona más rica de la Tierra, la que controla la vida diaria de los que nos encontramos al otro lado, no sólo de sus empleados, sino de los cientos de millones de personas que participamos, a veces a regañadientes, en los productos que distribuye. Bezos se beneficia cuando compramos cosas (Amazon), comemos (Whole Foods), leemos trivialidades de películas (IMDb), calificamos libros (Goodreads), manejamos nuestros hogares (Alexa), nos ponemos al día con las noticias (The Washington Post) y nos conectamos a Internet (Amazon Web Services).Tanto si nos gusta como si no, vivimos en el mundo que Bezos construyó. En ese sentido, mientras flotaba sobre la Tierra, contemplando la hermosa vista, estaba inspeccionando su reino, y añadiendo una dimensión más a la perspectiva de su propiedad.

Puede que Richard Branson se haya adelantado a Bezos en el espacio, pero Blue Origin está trabajando en un cohete aún mayor que podría hacer volar a personas y cargas útiles mucho más allá del borde del espacio, hasta la órbita de la Tierra. También está desarrollando, con la ayuda de un par de contratistas de la NASA de toda la vida, tecnología para devolver a los astronautas estadounidenses a la superficie de la Luna, en el plazo de 2024 que fijó Donald Trump y que Joe Biden ha mantenido hasta ahora. La NASA eligió originalmente a SpaceX, de Elon Musk, para este trabajo, pero mientras Musk bromeaba sobre la situación –tweeteando que Blue Origin «no puede subirlo (a la órbita) lol»-, Bezos ordenó a su personal que impugnara formalmente la decisión de la agencia espacial. El contrato de SpaceX está ahora suspenso.

Para Bezos, el vuelo de ayer no ha sido un simple paseo en ruta ascendente. El multimillonario del espacio aún tiene más que demostrar. Como hombre de negocios, ya tiene un cómodo dominio sobre el estilo de vida estadounidense. Como hombre del espacio, quiere tener su forma de vida entre las estrellas.

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