¿Cómo son las personas con Trastorno Límite de Personalidad?

Inestabilidad en las relaciones, en la autoimagen, en los afectos o comportamientos impulsivos. Descubre cómo son las personas que sufren Trastorno Límite de la Personalidad y aprende a tratar con ellas

El Trastorno Límite de la Personalidad es una enfermedad mental que padecen las personas con dificultades para regular sus emociones y sus relaciones con los demás. Las personas con TLP son intensas y fluctuantes. También pueden tener problemas para controlar sus comportamientos impulsivos y pueden presentar síntomas de depresión, ansiedad y otros trastornos mentales.

El TLP es una afección mental que altera el control emocional de la persona causando dificultades para convivir con uno mismo y con los demás. El trastorno límite de la personalidad (TLP) se caracteriza por un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos, así como por mostrar comportamientos impulsivos. Esta enfermedad mental afecta a un 2% del total de la población al que pertenecen Jim Carrey y Angelina Jolie.

La popular actriz fue diagnosticada con esta enfermedad mental en los años noventa. Esto fue después de tener relaciones volátiles e inestables. Otros síntomas evidentes en la actriz incluían tendencias suicidas y homicidas, aunque finalmente se dijo que en realidad nunca tuvo pensamientos de llevarlas a cabo.

Muchos atribuyeron el desarrollo de esta enfermedad en la actriz a la tensa relación con su padre. Sus autolesiones comenzaron cuando era niña sin embargo, la maternidad le ha ayudado a sobrellevar sus problemas mentales.

El Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) suele ser percibido cuando una persona sufre cambios drásticos en el estado de ánimo y comienza a sentirse muy inseguro con él mismo.  Del mismo modo, las relaciones personales acaban por generarles mucho dolor y experimentan sentimientos muy cambiantes hacia el resto.

Para las personas Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) no hay términos medios y al ser conscientes de ello, sufren de una mayor frustración. Actúan de forma impulsiva y luego se arrepienten.

Cada persona es un mundo y los síntomas dependerán de ello. No obstante, hay una serie de señales fácilmente perceptibles en las personas con trastorno límite de la personalidad:

  • Relaciones inestables con amigos y familiares.
  • Al igual que empiezan con rapidez sus relaciones, las terminan.
  • Comportamientos autodestructivos, arriesgados e impulsivos: consumo de drogas, derroche de dinero o autolesiones.
  • Miedo al abandono y el rechazo.
  • Una imagen confusa, cambiante y distorsionada de uno mismo.
  • Cambios emocionales extremos.
  • Sentimientos crónicos de vacío.
  • Cólera explosiva.
  • Sentirse desconfiado o fuera de la realidad.

Estos síntomas suelen aparecer en la adolescencia o en la adultez temprana, pero es importante observarlos para saber si realmente se identifican con el Trastorno Límite de la Personalidad.

Las causas de la aparición de esta enfermedad no son claras, pero los científicos apuntan a que pueden intervenir factores genéticos, funcionales y sociales. Sin embargo, aunque estos son los más comunes, no tienen por qué ser la causa de este tipo de trastorno. Del mismo modo, hay personas que sin estos condicionantes pueden desarrollar la enfermedad.

FACTORES QUE PROPICIAN EL TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD

Genéticos

Entre un 30% y un 40% de la predisposición a la sensibilidad estará relacionado con la genética. De este modo, si en la familia hay algún caso de TLP la probabilidad de desarrollarla es mayor.

Funcionales

El desarrollo de la enfermedad puede estar potenciado por daños en las zonas del cerebro dedicadas al control de los impulsos.

Sociales

El trastorno límite de la personalidad también puede nacer de la vivencia de experiencias traumáticas o de una madurez en un entorno complicado.

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A pesar de que los síntomas mencionados con anterioridad son fácilmente apreciables, el Trastorno Límite de la Personalidad debe de ser diagnosticado por un especialista. Esta afección mental debe de ser analizado en el tiempo, pues en muchos casos puede ser confundido con otros tipos de trastornos como puede ser la bipolaridad.

En cuanto al tratamiento de la enfermedad, este se realizará mediante psicoterapia, aunque en algunos casos resulta necesario incorporar medicación. Con ello, ya que el Trastorno Límite de la Personalidad conlleva a otro tipo de problemas como pueden ser la ansiedad o la depresión, es importante llevar a cabo un tratamiento que también incida sobre estos síntomas.

A través de la psicoterapia el paciente conseguirá controlar mejor sus emociones y sobre todo entenderlas. Al tener un mayor conocimiento del Trastorno Límite de la Personalidad, reducirá la impulsividad y mejorará sus relaciones con el resto. De esta manera, por parte del psicólogo o psiquiatra, es importante elegir el tratamiento adecuado para cada paciente. Los más empleados son los siguientes:

TERAPIAS ÚTILES PARA TRATAR EL TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD

Terapia centrada en esquemas

Este tipo de terapia desarrollada por Jeffrey E.Young nace con el objetivo de tratar los síntomas característicos de los trastornos de personalidad como el TLP.

Para entender la terapia centrada en esquemas es muy importante saber a qué se refiere Young con esquemas. Estos son los esquemas negativos y desadaptativos, los cuales pueden ser tempranos o tardíos dependiendo del tiempo de su aparición.

Lo habitual al comienzo de este tipo de terapia es tratar los esquemas tempranos desadaptativos relacionados con aquellas necesidades que durante la infancia no han sido satisfechas. De este modo, el paciente puede llegar al fondo de estas situaciones y descubrir los efectos que estas tienen en su día a día.

Terapia dialéctica conductual

Este tipo de tratamiento está especialmente diseñado para tratar el trastorno límite de la personalidad incidiendo sobre todo en la mejora de la impulsividad en este tipo de personas.

Esta terapia es muy efectiva para que el paciente detecte la objetividad o subjetividad de sus pensamientos. De este modo, el paciente reducirá su predisposición tan negativa e identificará mejor sus emociones.

Estas sesiones se basarán en la conversación mediante el intercambio de proposiciones y contra-proposiciones.

Terapia basada en la mentalización

Esta otra forma de terapia también ha sido especialmente diseñada para las personas con personalidad limítrofe. La mentalización no es una capacidad innata del ser humano, sino que debe de desarrollarse en un contexto de apego seguro.

“Mentalizar” es la capacidad de analizar nuestras conductas y convertirnos en dueños de ellas. Por consiguiente, este tipo de tratamiento nos ayudará a entender y controlar mejor nuestras respuestas.

Psicoterapia basada en la transferencia  

Este tipo de psicoterapia fue desarrollada por Otto Kernberg.  Este tipo de tratamiento muy habitualmente empleado con personas con trastorno límite de la personalidad está basado en el aquí y el ahora.

A través de la comunicación verbal el paciente lleva a cabo la transferencia con el terapeuta en relación a lo que está viviendo. A tratar temas de su vida actual, inevitablemente se llega a otros de la vida pasada.

Entrenamiento en sistemas para la previsibilidad emocional y resolución de problemas (STEPPS)

El enfoque de este tipo de sesiones es cognitivo-comportamental. Con ello, el especialista deberá de dividir la terapia en tres fases: conciencia de la enfermedad, entrenamiento en la regulación de emociones y entrenamiento en la regulación de comportamientos.

Este tratamiento es similar a los anteriores, ya que el objetivo de todos ellos es el mismo: conseguir que la persona con trastorno límite de personalidad gestione mejor sus emociones.

El control de las emociones no es tarea fácil y mucho menos para las personas que sufren el trastorno límite de la personalidad. Estas terapias podrán ayudar al paciente a gestionar mucho mejor sus emociones consiguiendo las herramientas necesarias para sobrellevar la enfermedad con mayor facilidad.

Hay que tener en cuenta que la terapia no es un milagro. No podemos hablar de una cura total, pero sí que podemos decir que se puede aprender a vivir con ello.

Artículo publicado por Ángela García-Tomé Villanueva

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