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¿Las terapias con psicodélicos combaten las adicciones? Un nuevo estudio así lo sugiere

Recientes investigaciones sugieren que las drogas psicodélicas, cuando se usan junto con la psicoterapia, son seguras y pueden ayudar a tratar las adicciones y los trastornos mentales inducidos por ellas. Un nuevo estudio advierte de que se necesitan más estudios para constatar los potenciales beneficios para la salud de estas sustancias.

Tras años de ser consideradas muy peligrosas, las drogas psicodélicas están recibiendo una renovada atención como terapias contra la adicción, pero se necesita mucha más investigación para constatar las bondades psicológicas y psiquiátricas de estas sustancias, según una nueva serie especial de artículos que recoge el Journal of Studies on Alcohol and Drugs, revista que publica la Universidad Rutgers, en Estados Unidos.

Los psicodélicos son sustancias que esencialmente alteran la percepción, el estado de ánimo y diversos procesos cognitivos de los consumidores. Estas drogas, también conocidas como drogas alucinógenas, drogas enteógenas, drogas visionarias, psicodislépticos o psicotomiméticos, se distinguen por inducir estados de conciencia modificados, a menudo caracterizados por experiencias sensoriales y emocionales intensas, como alucinaciones visuales y auditivas, cambios en la percepción del tiempo y del espacio, y una sensación de unidad o conexión con el entorno.

Entre de las drogas psicodélicas más comunes se encuentra el LSD (dietilamida del ácido lisérgico), una de las más potentes y conocidas por sus efectos de distorsión visual y su capacidad para alterar la percepción del tiempo; el éxtasis o MDMA (metilendioximetanfetamina); la psilocibina, que se encuentra en varios tipos de hongos, comúnmente conocidos como hongos mágicos; y la mescalina, un alcaloide presente en el cactus peyote, entre otros.

Las adicciones son un creciente problema de salud pública a nivel mundial

También son muy populares el DMT (dimetiltriptamina), una sustancia que se encuentra en varias plantas y también puede ser sintetizada en el laboratorio; la ayahuasca, una bebida tradicional de las culturas indígenas amazónicas, compuesta por varias plantas, una de las cuales contiene DMT; y el tucibi o 2C-B (4-bromo-2,5-dimetoxifeniletilamina), una feniletilamina psicodélica de la familia 2C.

Las adicciones constituyen, sin duda alguna, un creciente problema de salud pública a escala global. De acuerdo con un informe publicado en el mes de junio por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran 2,6 millones de defunciones atribuibles solo al consumo de alcohol, lo que supone un 4,7 % del total de muertes, y 600.000 fallecimientos debido al consumo de sustancias psicoactivas.

Según el informe de la OMS, unos 400 millones de personas padecen trastornos por la ingesta de alcohol; de ellas, 209 millones son alcohólicas. 

El cannabis continúa siendo la sustancia más consumida en todo el mundo, con 228 millones de consumidores; seguido por los opioides, con 60 millones de consumidores; las anfetaminas, 30 millones; la cocaína, 23 millones y el éxtasis, con 20 millones.

Alcohol, tabaco e hipnosedantes, a la cabeza de las drogas más consumidas en España

En España, las drogas más consumidas por las personas de entre 15 y 64 años son el alcohol, el tabaco y los hipnosedantes —con o sin receta—, seguidos del cannabis y la cocaína, según recoge el Informe 2023. Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España. Y según la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES 2022), publicada por el Ministerio de Sanidad, «entre las sustancias más consumidas en los últimos doce meses en nuestro país se encuentran el alcohol (76,4 %), el tabaco (39 %), los hipnosedantes (13,1 %), el cannabis (10,6 %) y la cocaína (2,4 %)».

Durante milenios, las culturas indígenas han utilizado plantas con propiedades alucinógenas en la medicina tradicional y en rituales espirituales. Y durante un tiempo, a mediados del siglo XX, los investigadores occidentales se interesaron por el potencial de los psicodélicos para ayudar a tratar una serie de dolencias psiquiátricas, que incluyen, como no podía ser de otra manera, los trastornos por consumo de sustancias.

Las investigaciones en esta dirección experimentaron un frenazo poco después de su inicio, en parte debido al consumo recreativo —y abusivo— de drogas como el LSD y la psilocibina. También a causa de la llamada guerra contra las drogas protagonizada por el gobierno federal estadounidense durante el mandato de Richard Nixon, a principios de los setenta.

El auge de la terapia psicodélica asistida

Las cosas han cambiado en los últimos años. Sustancias como la psilocibina, la ketamina —un fármaco sintético derivado de la fenciclidina con potencial alucinógeno— y el éxtasis se están estudiando de nuevo, en lo que los neurocientíficos denominan terapia psicodélica asistida. En pocas palabras, se administran pequeñas dosis de estas drogas bajo supervisión médica, en combinación con psicoterapia convencional.

Sin ir más lejos, se está investigado el uso de la psilocibina en personas con depresión resistente al tratamiento; en pacientes con enfermedades terminales, como el cáncer, para atajar la ansiedad y depresión graves; y el trastorno obsesivo-compulsivo. 

En ensayos clínicos, se ha demostrado que el éxtasis, combinado con psicoterapia, puede ayudar a reducir los síntomas del trastorno por estrés postraumático de manera significativa. También para mejorar la sociabilidad y reducir la ansiedad social en personas con autismo. Y el LSP podría prevenir y aliviar la cefalea en racimos, un tipo extremadamente doloroso de dolor de cabeza.

Una ayuda para las personas con dependencia al alcohol y la adicción a opiáceos

Como destaca un conjunto de trabajos publicados en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs, una serie de pequeños ensayos clínicos han probado la terapia asistida con psicodélicos para ayudar a personas con dependencia al alcohol, la adicción a opiáceos y otros trastornos relacionados con el consumo de sustancias.

Los ensayos arrojan resultados prometedores, al sugerir que este enfoque combinado puede conducir a mayores tasas de abstinencia que la terapia convencional por sí sola.

En concreto, lo que se deduce de la serie de estudios es la rapidez con la que puede funcionar la terapia asistida por psicodélicos en comparación con el psicoenfoque estándar: se han registrado beneficios duraderos después de entre una y tres sesiones de tratamiento.

«Realmente pone patas arriba el tratamiento convencional de los trastornos por consumo de sustancias», afirma en una nota de prensa de la citada revista la doctora Dominique Morisano, del Centro de Adicciones y Salud Mental de la Universidad de Toronto, en Canadá.

Una vía de escape para esconderse de los pensamientos y sentimientos problemáticos

A primera vista, podría parecer contradictorio tratar una adicción con un fármaco psicodélico, según la doctora Morisano, coautora de un editorial en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs que arropa la serie de estudios. Pero, como asegura esta psicóloga, las personas con trastornos por el consumo de sustancias suelen usar drogas para esconderse de sus pensamientos y sentimientos problemáticos.

«El trastorno por consumo de sustancias es un padecimiento que se define como el uso problemático de una sustancia como alcohol, drogas o medicamentos recetados. El individuo consume intensamente y a pesar de las consecuencias dañinas», aseguran desde la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.

También apuntan lo siguiente: «Las personas con trastorno por consumo de sustancias podrían ver sus pensamientos o comportamientos alterados. Los cambios en la estructura y función cerebrales provocan que los afectados tengan ganas intensas de consumir, cambios en la personalidad y movimientos fuera de lo usual. Esto afecta su juicio, toma de decisiones, aprendizaje, memoria y control del comportamiento».

Nadie sabe exactamente cómo actúan los medicamentos psicodélicos

La terapia asistida con psicodélicos parece ayudar a levantar el velo que impide reconocer que existe un problema de adicción y, de este modo, permitir que los afectados tengan percepciones o momentos de luz que contribuyan a su recuperación, según la doctora Morisano. Los pacientes pueden, por ejemplo, tener sentimientos renovados de autoeficacia que facilitan la adopción de comportamientos más saludables y habilidades de afrontamiento.

Nadie sabe exactamente cómo lo consiguen los psicodélicos. Una teoría, según la doctora Morisano, es que actúan a través de la neuroplasticidad, es decir, la capacidad que tiene el cerebro para reorganizar su cableado.

Está claro que son necesarias muchas más investigaciones que avalen estos resultados, opina la doctora Morisano. Aún quedan preguntas básicas, como ¿qué psicodélicos son eficaces para los trastornos por consumo de sustancias? ¿Qué protocolos funcionan mejor? Esto requerirá financiación, señala la especialista.

Por ahora, subraya Morisano, la gente debe entender que los psicodélicos no son un tratamiento del tipo hágalo usted mismo para salir del abuso de sustancias o manejar los trastornos mentales. El componente psicoterapéutico es crucial, recalca la psicóloga.

«Mucha gente se ha autoengañado al pensar que puede microdosificarse por sí misma —explica la doctora Morisano. Y concluye—: Pero no se puede eliminar la psicoterapia de la ecuación».

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