Tu pareja ha hecho lo que se suponía que tenía que hacer. En vez de apreciarlo, estás haciendo cálculos mentales para identificar cómo empatar, certificar la remontada y encerrarte atrás a la espera de que te devuelvan el favor. Posiblemente sea una de las señales de que estás en una relación transaccional
Hay relaciones de pareja en las que todo se mide y todo se paga. El «ojo por ojo y diente por diente» también es una realidad en las relaciones de pareja actuales. Estar en una relación transaccional puede parecer práctico para algunos, ya que prioriza lo tangible y evita complicaciones emocionales. Es un tipo de relación donde los intercambios son claros y medidos, ya sean favores, dinero, o apoyo.
Al principio, todo parece muy claro: tú das algo, y a cambio recibes otra cosa. Pero, ¿y los sentimientos? ¿Dónde quedan? Y al final, después de un largo tiempo tragando, te preguntas si la relación realmente vale la pena o si todo se ha convertido en un simple intercambio de beneficios sin ningún tipo de amor sincero. El psicólogo Alexandre Pérez detalla las señales de una relación transaccional, que no siempre son evidentes.
¿Qué es una relación de pareja transaccional?
Álex Pérez, psicólogo con experiencia en terapia de pareja, nos explica que «una relación transaccional se caracteriza por la idea de que todo lo que das debe ser compensado de igual manera». En estas relaciones, los gestos de amor no son espontáneos sino más bien transacciones calculadas, donde cada acción espera una retribución equivalente.
Por ejemplo, cada vez que haces la cena, esperas que tu pareja ponga la lavadora, o si cuidas a los niños un viernes, esperas que tu pareja se haga cargo el sábado. Suena justo, ¿verdad? Pero la cosa es que el amor, como explica Pérez, no debería funcionar como un acuerdo comercial.
En estas parejas la espontaneidad brilla por su ausencia. «A veces ni siquiera se dan cuenta, pero empiezan a actuar como si cada gesto de cariño fuera una inversión que debe dar sus frutos», comenta el experto. Esto puede crear un caldo de cultivo donde no hay espacio para actuar por el simple placer de hacer feliz a la otra persona: «Los detalles pierden su encanto porque todo se vuelve una especie de factura pendiente que tiene que ser compensada”.
Esto, cuando no es algo puntual y se prolonga en el tiempo, puede hacer que uno de los dos empiece a sentir que está siempre en deuda o que tiene que estar constantemente calculando cómo ‘pagar’ lo que su pareja hace por él o ella, lo que le quita la gracia a muchas cosas.
¡Ojo con estas señales de un relación transaccional!
Señales de que estás en una relación de pareja transaccional
Estas señales claras te ayudarán a identificar si tienes una dinámica a base de intercambio de favores con tu pareja:
Todo tiene su precio
¿Sientes que cada vez que tu pareja hace algo por ti, tienes que devolverle el favor exactamente de la misma manera? Pérez lo deja claro: «Si da la sensación de que estás negociando en lugar de mostrar amor, probablemente estés en un relación transaccional».
La balanza siempre tiene que estar equilibrada
Si cada pequeño detalle, desde quién sacó los san jacobos del congelador hasta quién pagó la última cena, se convierte en tema de discusión para mantener la equidad, probablemente estés en una relación más transaccional que amorosa.
Lo tienes todo apuntado
Según Pérez, un gran indicador es llevar la cuenta de todo. Si te encuentras a ti mismo o a tu pareja anotando mentalmente cada acción para asegurarse de que todo está pagado, es una señal clásica de relación transaccional.
Menos afecto, más contabilidad
¿Las muestras de afecto son escasas a menos que vengan con condiciones? Es una señal de alarma. Pérez comenta que en las relaciones sanas, los gestos cariñosos son gratuitos y frecuentes.
El resentimiento se acumula
Si sientes que se acumula resentimiento porque yo hago más que tú, puede ser una señal de que la relación se basa más en transacciones que en un verdadero intercambio emocional.
¿Son tóxicas los relaciones transaccionales?
Pérez explica que llevar un registro mental de quién ha hecho qué puede tensar mucho las cosas en casa. «Es como si estuvieras compitiendo constantemente con tu pareja, y eso, no ayuda nada en una relación», comenta. Según él, estar en una relación transaccional puede convertir los momentos del día a día en oportunidades para el resentimiento en lugar de hacerlo para «conectar y apreciarse mutuamente».
El psicólogo añade que esta toxicidad no se nota de la noche a la mañana: «Empieza poco a poco, quizá con algo tan pequeño como quién sacó la basura la última vez, y de repente, estás anotando mentalmente cada cosa que haces, como si fuera un gran favor que esperas que te devuelvan». Este ciclo de contabilidad emocional, dice, puede hacer que uno o ambos en la pareja «se sientan valorados sólo por lo que hacen» y no por lo que realmente son, erosionando los cimientos de cualquier relación amorosa.
Lo más irónico de todo, según Pérez, es que muchas parejas entran en esta dinámica pensando que es la forma más justa de gestionar las responsabilidades. «Pero lo equitativo no es siempre lo que se necesita en una relación», aconseja.
Cómo salir de una relación transaccional
Según el experto en relaciones de pareja, lo ideal sería que las dos personas involucradas en la relación intentaran salir de ese círculo de transacciones y empezaran a actuar más por amor genuino que por la expectativa de recibir algo a cambio: “A veces, lo que necesitas es aflojar un poco el control, dejar de llevar la cuenta y simplemente hacer cosas el uno por el otro porque sí, porque quieres hacer feliz a la otra persona, no porque esperas algo a cambio”.
Amar sin llevar la cuenta
Pérez es categórico al señalar que el verdadero amor no debe ser una sucesión de intercambios. «El amor no consiste en cuadrar las cuentas o asegurarse de que cada pequeño acto de bondad haya que recompensarlo», afirma el experto. Según su experiencia, las relaciones más sólidas se basan en la generosidad desinteresada y la preocupación sincera por el bienestar del otro, sin esperar nada a cambio.
El psicólogo aconseja a las parejas que trabajen conscientemente para salir de la mentalidad transaccional y cultivar una verdadera intimidad y generosidad desinteresada. «Cuando dejas de contar las contribuciones y empiezas a amar incondicionalmente, es cuando realmente empiezas a experimentar lo que es el amor auténtico», garantiza Pérez. Por lo tanto, este planteamiento puede transformar un relación frío y calculador en uno más cálido y satisfactorio.
Tal y cómo concluye Pérez, «no es fácil reconocer la dinámica esta dinámica en una relación, pero se puede cambiar con compromiso el esfuerzo adecuado. El primer paso es reconocer que el amor no es una transacción y, a partir de ahí, trabajar juntos para fomentar un entorno de apoyo mutuo y afecto sin condiciones”, asegura el experto.