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Plato de Trucha y Escabeche de Gallina del restaurante Epílogo en Tomelloso, Ciudad Real. Plato de Trucha y Escabeche de Gallina del restaurante Epílogo en Tomelloso, Ciudad Real.
Plato de Trucha y Escabeche de Gallina.

No abre de noche, no tiene carta y cambia su menú casi cada semana. El restaurante Epílogo de Tomelloso ha logrado poner a Ciudad Real en el mapa gastronómico con una cocina manchega moderna, luminosa y llena de matices.

Quien viaja a Tomelloso puede que vaya buscando vino, historia o naturaleza. Pero desde hace un tiempo, hay un motivo más que sumar a esa lista: el restaurante Epílogo. Abierto en 2019 por el chef Rubén Sánchez-Camacho y reconocido con un Sol Repsol, este espacio ha conseguido situarse en el radar gastronómico nacional gracias a una cocina que respira territorio, memoria y respeto.

Epílogo no abre de noche. Solo recibe a mediodía y sin carta. Lo que ofrece son dos menús degustación que cambian casi cada semana. “El inicio” (45 €) y “Nuestro gastronómico” (70 €) se diferencian por el número de pases, pero comparten filosofía: cocinar bien, con producto cercano y mucha intención. A esto se suma la bodega, dirigida con mimo por Ramón Sánchez-Camacho, hermano del chef y presidente de la Asociación de Sumilleres de Castilla-La Mancha, con propuestas de maridaje a 35 € y 65 € que completan la experiencia.

Plato de Solomillo de ternera, crujiente de trufa y su jugo del restaurante Epílogo en  Tomelloso Ciudad Real
Plato de Solomillo de ternera, crujiente de trufa y su jugo

Los ingredientes vienen, en su mayoría, de la ribera del Guadiana: peces de río, caza, verduras de temporada… Rubén los trata con respeto y técnica, sin perder ese punto casero que lo conecta con su infancia en Daimiel.

Dos menús, dos formas de entender el mediodía

Plato de Morcillo con Patata Acidulada y Boletus del restaurante Epílogo en Ciudad Real
Plato de Morcillo con Patata Acidulada y Boletus

En Epílogo no hay carta. Solo se puede elegir entre “El inicio”, un menú corto de ocho pases, y “Nuestro gastronómico”, más largo y disponible solo bajo reserva. Ambos arrancan igual: con tres aceites (arbequina, picual y picual con cornicabra) y cuatro tipos de pan elaborados en una tahona centenaria de Tomelloso.

Después llegan los snacks: mantequilla de txuletón con antxoa en pan brioche, hoja de perdiz, anguila ahumada con albahaca, o un curioso tiznao en tartaleta de piel de bacalao.

Plato de Buñuelo de duelos y quebrantos del restaurante Epílogo en Ciudad Real
Buñuelo de duelos y quebrantos

Uno de los platos más icónicos del chef es el buñuelo de sopa de ajo. También la croqueta de jamón ibérico, cremosa y con un empanado fino y crujiente. Le siguen pases de pescado o carne, con propuestas que cambian cada semana pero que mantienen un equilibrio entre lo local y lo que va trayendo el mercado.

En la última visita, el menú largo incluía una lubina con coliflor, nabo confitado y jugo de albahaca; trucha blanca con escabeche de gallina; conejo de monte con trufa; y lomo de ciervo con patata cítrica. Y por supuesto, sus particulares orzas: de atún rojo y de lubina, curadas durante dos meses y conservadas en aceite virgen extra.

Postres que también cuentan una historia

La parte dulce en Epílogo no es una concesión. Es un capítulo más de ese relato manchego que Rubén quiere contar. Y aunque los postres van rotando igual que el resto del menú, hay algunos que se han ganado un lugar especial.

Plato de Brownie de caqui, ganache, toffee de almendras y gel de caqui del restaurante Epílogo en Tomelloso, Ciudad Real
Brownie de caqui, ganache, toffee de almendras y gel de caqui

Uno de los más comentados es el risotto de piñones con queso y crujiente de dulce de leche. Otro, el helado de palomitas con caramelo. En la última secuencia, la piña asada helada con ron canario Arehucas y tomillo fue la que cerró la comida. Ligero, refrescante, distinto.

Todo está servido con buen ritmo, sin prisas, pero sin tiempos muertos. La sala está bien llevada, con un equipo atento y cercano que explica cada plato sin afectación.

La bodega como compañera de viaje

Ramón, el hermano del chef, se encarga de seleccionar los vinos. La carta ronda las 130 referencias, con una fuerte presencia de vinos de La Mancha y etiquetas de Tomelloso. Pero también hay botellas interesantes de Argentina, Australia, Francia o Nueva Zelanda.

Bodega del restaurante Epílogo en Tomelloso, Ciudad Real
La carta de vinos está formada por unas 130 referencias

Hay dos tipos de maridaje: uno corto (35 €) y otro largo (65 €). Este último es más libre, pensado para dejarse llevar y descubrir vinos poco habituales que armonizan bien con los sabores del menú.

El maridaje no va por libre. Está pensado para acompañar cada pase, resaltar matices, aligerar texturas o sumar contraste. Y se agradece que no todo esté medido al milímetro. Aquí el vino es parte de la comida, no un espectáculo paralelo.

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