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3 motivos por los que este menú de 295 € ha entrado en la lista de los mejores de Europa

menú degustación del restaurante ABaC de Jordi Cruz menú degustación del restaurante ABaC de Jordi Cruz

El restaurante ABaC del chef Jordi Cruz vuelve a conquistar a la crítica con un menú degustación de 20 platos por 295€ que mezcla recuerdos, técnica y mucho producto.

No es solo alta cocina, es un recorrido lleno de memoria, paisaje y emoción. El restaurante ABaC, del chef Jordi Cruz, presume con orgullo sus tres estrellas Michelin y acaba de ser incluido en la prestigiosa lista OAD de los mejores restaurantes de Europa. ¿El motivo? Un menú degustación que plantea una forma distinta de entender la cocina: veinte platos que cambian con las estaciones y que saben a vida, a raíces y a juego técnico. El precio: 295 €. Y si decides dejarte guiar por el maridaje, la suma alcanza los 455 €, con una selección de vinos únicos, servidos desde la bodega subterránea del restaurante, donde conviven etiquetas locales e internacionales.

El punto de partida es tan peculiar como revelador: los primeros bocados se toman en la propia cocina. Una manera sutil y directa de decirte que aquí todo empieza desde la base, con las manos y la mirada del equipo trabajando frente a ti.

1. Los aperitivos: un inicio que sorprende

Antes de sentarte en la mesa, ya han empezado a contarte cosas. El menú arranca con un Bloody Mary “on the rocks” rebautizado como “el cóctel del seny i la rauxa” —esa dualidad tan catalana entre la cordura y la pasión—. Luego, un brioche de anguila a la brasa con allioli de citronela y un falso maccheroni con pesto rosso y gazpacho helado de ensalada caprese.

Plato dle menú degustación del restaurante ABaC de Jordi Cruz

Son bocados con intención. Pequeños gestos cargados de sabor, que actúan como prólogo. Un primer acto que mezcla referencias mediterráneas, texturas juguetonas y un punto ácido que limpia el paladar para lo que viene después.

2. La parte salada del menú: paisajes que se mastican

Jordi Cruz juega con la idea de secuencia, de ir avanzando como si caminaras por un bosque. El primer giro lo pone un solomillo de anchoa Moulard presentado como si fuera una gilda. Luego llega una sucesión de pescados azules tratados con respeto milimétrico. La dorada curada se sirve con una moluscada que huele a mar, con hummus helado y un gazpachuelo aromatizado con cilantro.

Plato del menú degustación del restaurante ABaC de Jordi Cruz

Más adelante aparece un velo de calamar que esconde un tartar, aliñado con sus propias aguas y rematado con caviar. La gamba de costa se cuece con miso rosa y miso kimchi. El bacalao llega con un pil-pil y una tempura de algas. Y cuando crees que ya nada puede sorprenderte, aparece un fricandó reinventado al estilo japonés, que juega con la memoria y la técnica como si fueran ingredientes más.

Aquí cada plato está pensado para contar algo. No son simplemente recetas, sino formas de mirar el producto. Algunas composiciones son delicadas; otras, más potentes. Pero todas buscan el equilibrio entre sabor, textura y emoción.

3. Los postres: cerrar con una sonrisa

En la parte dulce, Jordi Cruz no baja el ritmo. El primer postre es un yogur de flores con coco, chocolate blanco y cítricos. Después llega “la merienda”, un nombre que no necesita más explicación y que apela directamente a la infancia.

Postre de yogurt del menú degustación del restaurante ABaC de Jordi Cruz

El momento más sorprendente llega con el globo de piruletas de fresas y begonias. Lo sirven con agua de fresas y lavanda, y se convierte en uno de esos platos que no olvidas fácilmente. El menú se cierra con una calabaza llena de dulces, como si fuese un juego, un truco final pensado para que te vayas con buen sabor de boca y una sonrisa.

¿Vale lo que cuesta?

La respuesta corta: sí. Son 295 € por un menú degustación que no escatima en técnica, producto ni intención. Es una propuesta cuidada al detalle, que cambia según la temporada y que siempre cuenta algo más que lo que hay en el plato. El maridaje, a 160 €, está igual de pensado. No se limita a acompañar: suma, subraya y a veces incluso guía.

Además, el entorno acompaña. La sala es elegante, luminosa, con vistas a un jardín contemporáneo que da calma sin necesidad de palabras. El servicio es cercano, preciso y atento, sin caer en la rigidez.

Jordi Cruz y su forma de entender la cocina

Detrás de todo esto está el talento —y las manos— de Jordi Cruz. Si bien es cierto que Cruz es conocido por su presencia mediática, es de justicia destacar su rigor en la cocina. Jordi lleva años consolidando una propuesta que ha sabido encontrar su propia voz. Más allá de pretender sorpresas sobre el mantel, el cocinero catalán consigue una cocina pensada, medida y ejecutada con magistral precisión y, por encima de todo, una cocina que recuerda, que respeta y que emociona.

Y eso, en estos tiempos, no es poca cosa.

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