El clásico deportivo con brazalete integrado llega ahora en azul y diamantes para situarse entre los relojes del año.
TUDOR está viviendo un 2025 cargado de novedades. La marca, fiel a su lema Born To Dare, ha ampliado su catálogo con lanzamientos que han llamado la atención de coleccionistas y aficionados. Entre ellos, el Black Bay 54 Lagoon Blue, que ha dado un soplo de aire fresco a una de sus piezas más icónicas. Ahora, la casa suiza vuelve a poner el foco en una de sus líneas más reconocibles: el TUDOR Royal, que incorpora una nueva esfera azul decorada con diamantes y un bisel engastado que no pasará fácilmente desapercibido…
Un clásico con historia propia
El nombre Royal no es nuevo para TUDOR. En la década de 1950 ya identificaba a los modelos con acabados de alta calidad y diseños cuidados. Décadas después, esta línea sigue transmitiendo ese mismo espíritu, pero con todo el saber hacer técnico de la manufactura actual. El nuevo Royal mantiene la esencia de un reloj elegante con brazalete metálico integrado, pero incorpora detalles que lo sitúan en un terreno muy personal dentro del catálogo de la marca.
La nueva esfera azul
La gran novedad está en la esfera. Un tono azul profundo que, combinado con los diamantes en los índices y el bisel, aporta una presencia especial en la muñeca. Está disponible en versión acero inoxidable 316L o en acero y oro amarillo (S&G), y en formato de 28 mm, pensado para quienes buscan una pieza compacta pero con carácter. Las agujas tipo bastón cuentan con revestimiento luminiscente Swiss Super-LumiNova de grado A, lo que garantiza una excelente visibilidad en condiciones de baja luz.
¿Cómo es realmente este TUDOR Royal?
Más allá de la estética, el TUDOR Royal responde con argumentos sólidos. La caja, hermética hasta 100 metros, está fabricada en acero 316L, uno de los más resistentes a la corrosión. El brazalete integrado de cinco eslabones combina superficies satinadas y pulidas, con tres piezas centrales más anchas y dos laterales más finas, para aportar comodidad y fluidez visual.
El movimiento es automático y, aunque permanece oculto tras el fondo de caja, cuenta con decoración y regulación de alto nivel. Cada pieza se ensambla en la manufactura de Le Locle bajo estrictos controles de calidad. Y, como es habitual en TUDOR, el reloj está cubierto por una garantía transferible de cinco años, sin necesidad de registro ni revisiones periódicas.
Un brazalete fiel a su estilo
El brazalete integrado no es solo un elemento estético: es parte de la identidad del Royal. El ajuste a la caja es preciso y la combinación de acabados ofrece una sensación de continuidad que se aprecia tanto a la vista como al tacto. En la versión S&G, el oro amarillo en los eslabones intermedios aporta un contraste cálido frente al frío del acero, mientras que en la versión totalmente en acero se mantiene una apariencia más sobria pero igualmente reconocible.