El rapero volvió a demostrar que sabe moverse entre lo formal y lo urbano con un conjunto de la firma francesa que dominó cada detalle.
Hablar de A$AP Rocky es hablar de uno de los artistas mejor vestidos y que mejor entienden la moda en la música actual. No sigue tendencias: las interpreta a su manera y las mezcla con referencias que van desde la sastrería clásica hasta el sportswear más urbano. En sus apariciones, es habitual verlo jugar con proporciones inesperadas, accesorios de impacto y guiños a archivos de firmas de lujo. Ayer, lunes 11 de agosto, volvió a confirmarlo mientras caminaba por las calles de Nueva York, enfundado en un total look de Celine que combinaba la elegancia de una blazer cruzada con la frescura de unos vaqueros relajados.
La chaqueta que marca el paso
La pieza central de su estilismo fue la Double-Breasted Colonne Jacket in Diagonal Wool Caramel, un blazer cruzado en tono caramelo que resaltaba por su estructura impecable y hombros definidos. Rocky la llevó desabrochada, dejando entrever la camisa blanca de cotton poplin y la corbata en jacquard de seda a rayas navy y plata, un detalle que añadía contraste visual y recordaba a la estética preppy de los años noventa.
El toque casual de los jeans
En lugar de optar por un pantalón de vestir, el artista rompió el esquema con los Kurt Jeans in Golden Harmony Wash. De corte recto y lavado claro, estos vaqueros suavizaban la formalidad del conjunto y aportaban un aire relajado. El bajo ligeramente largo, cayendo sobre el calzado, reforzaba esa sensación de look vivido (y nada encorsetado), algo que Rocky maneja con naturalidad.
Calzado y bolso: claves del equilibrio
En los pies, el rapero escogió unos Monk 10 en piel de becerro flexible, un zapato de hebilla simple que añadía un guiño clásico y completaba la línea de sastrería. En la mano, el protagonista absoluto: el Large Luggage en piel de cordero brillante negra. Este bolso de gran formato, con su cremallera frontal curvada, no solo era funcional sino también un statement de estilo. Llevado con soltura, aportaba el toque final de lujo silencioso.
Más allá de las prendas, el look se redondeó con unas gafas de sol negras y pendientes discretos, manteniendo su firma personal. La combinación de todos estos elementos revelaba una intención clara: demostrar que un traje no tiene por qué vivirse en clave rígida, y que un vaquero puede dialogar perfectamente con piezas de sastrería de alta gama.