Hay profesiones que se han visto marcadas de manera irreversible por su reflejo cinematográfico. La arqueología, sin duda, es una de las más damnificadas. Si a mediados de los setenta toda una generación de chavales sintió que ser periodista era lo más parecido a convertirse en un héroe sin capa tras las peripecias de Bob Woodward y Carl Bernstein alrededor del caso Watergate (con los rostros en la pantalla de Robert Redford y Dustin Hoffman), unos años más tarde, de pronto, algo tan aparentemente aburrido como la arqueología se convirtió en la nueva pasión. ¿Quién no querría viajar por medio mundo, vivir un sinfín de aventuras, tener singulares amigos y buscar las mayores reliquias de la humanidad? Indiana Jones hizo que la historia molara, y también los sombreros y los látigos (décadas antes de Christian Grey).
La verdad es que pocos personajes en la historia del cine tienen un aspecto tan icónico como Indiana Jones. El sombrero de fieltro, la chaqueta de cuero, los pantalones caqui, las botas de trabajo… en realidad, no viste de manera nada extraordinaria para la época (recordemos que las tres primeras películas –obviaremos la terrible cuarta entrega– se ambientan en la década de los 30). Pero, en conjunto, su aspecto se ha convertido en todo un símbolo de aventura, picaresca y encanto.
Al margen de lo que denominaríamos “uniforme oficial” de Indiana Jones, no hay que pasar por alto que, con su aparente indiferencia y desparpajo, Indy ha sabido lucir siempre palmito según requerían las circunstancias. Ya sea dando una clase, infiltrándose en un sindicato del crimen chino o paseando por los adoquines de Venecia, Indiana Jones sabe bien cómo vestir para cada ocasión. Después de todo, no llegas a ser profesor titular del Marshall College simplemente derritiendo rostros nazis.
Desde la camisa a los pantalones o la bolsa multiusos del personaje son prendas de origen militar en consonancia con la ambientación de las primeras películas.
Indiana Jones, un aventurero sofisticado
Si alguien decide salir hoy a la calle con una cazadora de cuero y un sombrero, no será necesario que se cruce con demasiadas personas antes de que una de ellas esboce media sonrisa al vislumbrarle como un Indiana Jones de andar por casa. Sin embargo, este intrépido arqueólogo no fue el primer personaje de una película en ponerse la combinación de chaqueta de cuero y sombrero de fieltro en nombre de la aventura. Ese honor hay que reconocérselo al Henry Steele de Charlton Heston en El secreto de los incas, una película de 1954 que la diseñadora de vestuario de En busca del arca perdida, Deborah Nadoolman, cita como una inspiración directa para Indy; basta echarle un vistazo a cualquier imagen promocional de la película para constatar que fue algo más que inspiración. Lo que ocurre, cosas del cine, es que la química generada entre por Harrison Ford (actor), George Lucas (productor) y Steven Spielberg (director) obró la magia de perpetuar por siempre esa imagen bajo el nombre de este singular aventurero.
El personaje encarnado por Charlton Heston en El secreto de los incas, en 1954, es el gran referente estilístico de Indiana Jones.
Este año, con un Harrison Ford que ha soplado ya las 80 velas, Indiana Jones vuelve a las andadas con una ansiada quinta entrega ante la que todos los aficionados cruzan los dedos esperando que no se repita el desastre de la cuarta película, La calavera de cristal. Indiana Jones y el dial del destino es el título de la nueva aventura que llega en junio a las pantallas bajo la dirección de James Mangold, después de que Steven Spielberg decidiera abandonar dicha responsabilidad ante la necesidad de rodar diversas secuencias recurriendo a técnicas digitales para rejuvenecer al actor protagonista, en secuencias de la historia que requieren a un profesor Jones más joven.
Pero más allá de los años transcurridos (los del actor, los del personaje y los de los espectadores), Indy sigue fiel a su vestuario. En primer lugar, el sombrero de fieltro. El original fue hecho a medida por la Herbert Johnson Hat Company, la sombrerería más prestigiosa de Savile Row, en Londres, y supuestamente se basó en un modelo llamado Poet. La combinación del sombrero de copa alta y ala ancha le dio a Indy una silueta muy distintiva, que era el objetivo principal de la diseñadora de vestuario de En busca del arca perdida.
A continuación, la chaqueta de cuero. En términos de procedencia, la chaqueta de Indy merece una película propia. Baste decir que ha lucido una versión ligeramente diferente en cada película, pero esencialmente es una bombarder de cuero de la Segunda Guerra Mundial con puños y dobladillo de cuero liso en lugar de cinta elástica. Esta alteración le dio un efecto James Dean/Marlon Brando, que encajaba mejor con la frescura natural que Harrison Ford aportó al personaje. (Que, por otro lado, es lo que también ayudaba a que aceptásemos que nuestro protagonista vistiera una chaqueta en el abrasador desierto egipcio y las junglas pantanosas de la India).
Quizás una de las piezas más populares del guardarropa de Indy en términos de estilo moderno son sus botas. Aunque algunos asumen que son botas de trabajo Red Wing, en realidad son unas Alden modelo 405. Según cuenta la leyenda, Harrison Ford solía usar estas Alden en sus días de carpintero. Y así, cuando se estaba preparando el vestuario de Indy para la primera entrega, Ford el actor no solo propuso que se le dotara de botas Aldens, sino que además indicó que se compraran en su tienda favorita de Sherman Oak, en el Valle de San Fernando (Los Angeles), llamada Fredrick’s. Las 405 se asociaron tanto con el personaje que incluso la propia marca las identifica ya como “las botas de Indy”.
Las piezas finales del estilo característico de Indiana Jones combinan la estética aventurera de principios del siglo XX (pensemos en Hemingway o Teddy Roosevelt) con excedentes militares de la era de la Segunda Guerra Mundial. Su camisa es una versión de la clásica camisa safari, hecha de sarga caqui con bolsillos con solapa y charreteras, mientras que sus pantalones son pantalones de oficial del ejército de la Segunda Guerra Mundial de sarga de lana caqui. Y, por supuesto, para el golpe de gracia, la cartera de Indy, donde se puede guardar con agilidad cualquiera de las piezas históricas rescatadas: es una bolsa de lona para máscaras de gas Mk VII para soldados y civiles popularizada durante los bombardeos alemanes sobre Londres durante la segunda guerra mundial.
Cazadora de cuero, sombrero y látigo, pocos personajes han sido definidos con tan sencillos elementos.
Indy, un profesor casual
Si bien Indiana Jones es un hombre de acción, todo arqueólogo amateur que se precie sabe bien que esta labor profesional se desarrolla en buena medida inmerso en archivos y bibliotecas rebuscando entre legajos. En el caso de Indy, además, resulta que, como profesor titular universitario, también tiene que impartir clases. Esto supone que muchas veces deba dejar su uniforme de trotamundos en casa para lucir un aspecto más respetable y sofisticado como el doctor Henry Jones Jr. En estos casos la opción elegida suele ser un traje de tres piezas de tweed, que a veces complementa con una corbata de lana, como en En busca del arca perdida, mientras que otras, opta por una pajarita de lunares, como en La última cruzada. En busca de dotar al personaje de ese aire de profesor clásico pero elegante, Deborah Nadoolman optó por un traje tres piezas de Brooks Brothers, con bolsillos de parche y pantalones plisados. En esencia, aunque Indy es estadounidense, con este traje nos remite a la imagen de sastrería más clásica desde que los victorianos desarrollaron estas piezas de tweed para disfrutar de los deportes campestres.
En otras ocasiones, aunque siga requiriendo la imagen formal de profesor, Indy se decanta por un toque más desenfadado, como cuando acude a la peculiar “cena con sorpresa” en El templo maldito, momento en el que reemplaza la chaqueta de cuero y el sombrero de fieltro por un blazer de tweed, corbata de lazo y sus características gafas de montura redonda. Es un look bastante casual cuando aún ni siquiera se había acuñado ese concepto, lo que convierte al doctor Jones en todo un pionero del vestuario de aventuras.
Pero, por supuesto, también hay momentos en los que el aventurero tiene que dejar a un lado el tweed y el cuero en favor de la sastrería más elegante, como ese esmoquin de chaqueta blanca y pantalón y chaleco negros que luce en la alocada fiesta inicial de El templo maldito (en homenaje manifiesto al que inmortalizó Sean Connery en el arranque de James Bond contra Goldfinger), o el impecable traje azul marino de doble botonadura con el que le vemos en el cierre de En busca del arca perdida, cuando se ve obligado a hacer frente a la burocracia que requiere el registro oficial de la preciada arca. Un corte no muy diferente es el del traje cruzado de color gris pardo que el arqueólogo viste en el episodio veneciano de La última cruzada. Si bien su apariencia permanece firmemente arraigada dentro de la paleta de colores estándar de Indy, la estética continental del traje nos demuestra cuán hábilmente puede adaptarse el arqueólogo a su entorno, todo un maestro de la vestimenta.
Durante las clases que imparte en el Marshall College, el traje de tweed con corbata de lazo es el uniforme oficial del doctor Jones.
Finalmente, en la inefable El reino de la calavera de cristal, nuestro héroe favorito ya no es el joven enérgico de sus días de lucha contra los nazis. Ambientada en 1957, la película sigue a Indy plantando cara a una horda de matones soviéticos y a la propia mediana edad. Vuelve a hacer su aparición el traje básico de tweed de tres piezas y la pajarita, pero cuando es necesario se deja llevar de nuevo por un estilo más casual a través de un blazer de tweed gris claro, pantalones marrones, camisa blanca y corbata burdeos, un conjunto impecable para un hombre en la cincuentena a finales de los años cincuenta.
En la nueva entrega de la saga, El dial del destino, podremos ver a Indiana Jones dando brincos y soltando puñetazos tanto en los años treinta como a finales de los sesenta, gracias a la citada tecnología digital que permite a Harrison Ford lucir palmito como en la primera de las aventuras. Por lo que nos permite ver el tráiler, Indy mantiene en el armario sus dos uniformes de cabecera, a saber: el traje de tweed y la cazadora de cuero con el sombrero de fieltro.
Cuarenta y dos años después del estreno de la primera película, Indiana Jones seguirá dando guerra y demostrando que los héroes de acción también pueden envejecer con dignidad. Es bien conocida la historia de que Steven Spielberg andaba antojado con rodar una película de la saga 007 cuando su amigo George Lucas le dijo “Tengo algo mejor que eso”, y le contó la historia del arqueólogo. Cada cual tiene su estilo, por supuesto, pero no cabe duda de que Indiana Jones es el héroe de aventuras mejor vestido de la historia del cine.
Artículo publicado por Javier Márquez Sánchez
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