Un equipo de investigación ha utilizado una técnica precisa de imágenes cerebrales para revelar cómo las diferentes partes de nuestra sesera trabajan juntas para producir el pensamiento creativo.
Alguna vez has encontrado la solución a un problema difícil cuando estabas pensando en algo totalmente distinto? El pensamiento creativo es un rasgo distintivo de la humanidad, pero es una capacidad efímera, casi paradójica, que surge inesperadamente cuando no se busca.
No le faltó razón al cofundador de Apple Steve Jobs cuando afirmó que «la creatividad es simplemente conectar cosas. Cuando preguntas a gente creativa cómo hicieron algo, se sienten algo culpables porque realmente no lo saben, simplemente vieron algo».
La Real Academia Española define la creatividad como la «facultad de crear». Podría ampliarse esta escueta definición añadiendo que la creatividad es la capacidad de generar ideas, soluciones o productos novedosos y valiosos. Se trata de un proceso que implica imaginación, originalidad y la habilidad para transformar y combinar elementos de manera única.
Una fuerza vital que impulsa a los individuos a superar sus limitaciones
Para Platón, la creatividad era una forma de inspiración divina. En su diálogo Sobre la Ilíada, el filósofo griego sugiere que los poetas y artistas no crean sus obras a través de su propia habilidad, sino que son meros canales a través de los cuales los dioses comunican sus mensajes.
Siglos después, durante el Romanticismo, la creatividad se asoció con la figura del genio, una persona dotada de habilidades excepcionales y una profunda conexión con su mundo interior. Así filósofos como Immanuel Kant destacaron la originalidad y la capacidad de los genios para producir obras que no podían ser explicadas simplemente por reglas o métodos preestablecidos.
Por su parte, Friedrich Nietzsche veía la creatividad como una expresión de la «voluntad de poder», una fuerza vital que impulsa a los individuos a superar sus limitaciones y crear nuevas formas de vida y significado. Para Nietzsche, la creatividad es un acto afirmativo y liberador.
La creatividad puede no ser exclusiva de los seres humanos
Desde la perspectiva pragmatista, representada por filósofos como John Dewey, la creatividad es vista como una herramienta para resolver problemas y mejorar la vida. Y en el pensamiento posmoderno, la creatividad se asocia con la capacidad de cuestionar y deconstruir narrativas y estructuras dominantes. Filósofos como el francés Jacques Derrida sugieren que la creatividad implica el juego con significados y la apertura a múltiples interpretaciones y posibilidades.
La creatividad ha sido tradicionalmente considerada una característica distintiva del ser humano, debido a nuestra capacidad para usar el lenguaje, el simbolismo y el pensamiento abstracto para generar ideas novedosas y valiosas. Sin embargo, investigaciones recientes en diversos campos de la ciencia sugieren que la creatividad puede no ser exclusiva de los seres humanos.
Numerosos estudios han demostrado que algunas especies animales exhiben comportamientos creativos. Por ejemplo, los chimpancés y otros primates pueden usar herramientas de formas innovadoras, resolver problemas complejos y mostrar comportamientos de juego que indican una cierta capacidad para el pensamiento creativo.
Algunas aves usan herramientas
Lo mismos ocurre con los mamíferos marinos: pongamos el caso de los delfines y las orcas, que muestran comportamientos complejos de comunicación y juego, y pueden desarrollar nuevas formas de caza cooperativa. Y qué decir de las aves: algunas de ellas, como los cuervos, los alimoches y los loros, son conocidas popularmente por su capacidad para usar herramientas, resolver puzles y crear nuevos métodos para obtener alimentos.
Pero ¿cómo surge la creatividad en el cerebro? La fuente neurológica del ingenio y la inventiva, lo que sucede en nuestro encéfalo cuando pensamos, como dicen los anglosajones, fuera de la caja, esto es, pensar diferente, de manera no convencional o desde una nueva perspectiva, es difícil de desentrañar.
Ahora, un equipo de investigación dirigido por Ben Shofty, del Departamento de Neurocirugía del Centro de Neurociencia Clínica, en la Universidad de Utah (EE. UU.), ha utilizado un método superpreciso de imágenes cerebrales, conocido como estereoelectroencefalografía, para revelar cómo las diferentes partes del cerebro trabajan codo con codo para producir pensamientos creativos.
No existe una corteza cerebral de la creatividad
Los resultados de la nueva investigación podrían, en última instancia, ayudar a desarrollar sistema de intervención capaces de estimular el pensamiento creativo o de ayudar a las personas que padecen enfermedades mentales que alteran las regiones del cerebro implicadas en la génesis de los procesos creativos.
Antes de nada hay que decir que los procesos cognitivos superiores, como el pensamiento y la creatividad, son especialmente difíciles de estudiar. «A diferencia de la función motora o la visión, aquellos no dependen de una ubicación específica en el cerebro —dice Shofty, autor principal del estudio, que ha sido publicado en la revista Brain. Y añade—: No existe una corteza de la creatividad».
Lo que los neurólogos sí tienen claro es que hay suficientes evidencias para sugerir que la creatividad es una función cerebral distinta. Saben que lesiones cerebrales causadas por un accidente cerebrovascular o ictus en áreas precisas de nuestro casquete pensante pueden provocar cambios en la capacidad creativa, tanto positivos como negativos. Este descubrimiento sugiere que es posible delimitar la base neurológica de la creatividad.
El papel insustituible de la red de modo predeterminado
Shofty sospechaba que el pensamiento creativo podría depender en gran medida de partes del cerebro que también se activan durante la meditación, la ensoñación y otros tipos de pensamiento de concentración interna. Este tejido de células cerebrales es la red de modo predeterminado (DMN, por sus siglas en inglés), llamada así porque está asociada a los patrones de pensamiento por defecto que se producen en ausencia de tareas mentales específicas.
La DMN, que está activa cuando el cerebro se encuentra en reposo y desconcentrado del mundo exterior, facilita la generación de ideas espontáneas y la incubación de pensamientos. «A diferencia de la mayoría de las funciones que atesoramos en el cerebro, la red de modo predeterminado no está dirigida a objetivos —afirma Shofty. Y continúa—: Se trata de una red que básicamente funciona todo el tiempo y mantiene nuestra corriente espontánea de conciencia».
Junto a la DMN operan otras dos redes básicas. Una de ellas es la red ejecutiva central, que involucra la corteza prefrontal y se activa cuando se requiere atención y control cognitivo. Esta red es crucial para evaluar ideas, tomar decisiones y planificar.
La estereoelectroencefalografía permite explorar con electrodos regiones cerebrales de difícil acceso y la profundidad de la corteza
La otra en juego es la red de relevancia, que ayuda a identificar y seleccionar la información más relevante de los estímulos internos y externos. Participa en la transición entre la generación de ideas —modo predeterminado— y la evaluación y ejecución de estas ideas —red ejecutiva central—.
La red de modo predeterminado se extiende por muchas regiones cerebrales distantes entre sí, lo que dificulta el seguimiento de su actividad en tiempo real. Shofty y sus colegas tuvieron que utilizar un método vanguardista de obtención de imágenes de la actividad cerebral para comprender lo que la DMN hacía en cada momento durante el pensamiento creativo.
En concreto, Shofty y su equipo echaron mano de la citada estereoelectroencefalografía, una técnica de evaluación prequirúrgica en pacientes con un tipo especial de epilepsia, conocida como focal refractaria de difícil localización (EFRDL), que permite explorar con electrodos profundos regiones cerebrales de difícil acceso y la profundidad de la corteza.
«Pudimos ver lo que ocurre en los primeros milisegundos de un intento de pensamiento creativo», afirma el neurólogo Ben Shofty.
Los participantes en el estudio ya estaban previamente sometidos a este tipo de monitorización de las convulsiones, lo que significaba que el equipo de investigación también podía utilizar los electrodos para medir la actividad cerebral durante el pensamiento creativo. Esto proporcionó una imagen mucho más detallada de la base neuronal de la creatividad que la que los neurocientíficos habían podido captar hasta entonces.
Los investigadores observaron que durante una tarea de pensamiento creativo en la que se pedía a los participantes que enumeraran usos novedosos para un objeto cotidiano, como una silla o una taza, la DMN era la primera que se iluminaba con dicha actividad.
El centro neurálgico de la creatividad
Luego, la actividad creativa de los voluntarios se sincronizó con otras regiones del cerebro; entre ellas, estaban las involucradas en la resolución de problemas complejos y la toma de decisiones. Shofty cree que esto significa que las ideas creativas se originan en la DMN antes de ser evaluadas por otras regiones de nuestra sesera.
Además, este neurólogo y su equipo pudieron identificar qué partes de la red son necesarias específicamente para el pensamiento creativo. Cuando Shofty usó los electrodos para amortiguar temporalmente la actividad de determinadas regiones de la DMN, las personas idearon usos menos creativos para los objetos que contemplaban. El resto de sus funciones cerebrales, como la evasión mental, se mantuvieron perfectamente normales.
La doctora Eleonora Bartoli, profesora de Neurocirugía en el Baylor College of Medicine (EE. UU.) y coautora del artículo, explica que este resultado demuestra que la creatividad no solo está asociada a la red DMN, sino que depende fundamentalmente de ella. «Hemos ido más allá de las pruebas correlacionales al utilizar la estimulación cerebral directa —explica Bartoli. Y subraya—: Nuestros hallazgos ponen de relieve el papel causal de la DMN en el pensamiento creativo».
La depresión rumiativa y la red DMN
La actividad de la citada red se modifica en varios trastornos, como la depresión rumiativa, un tipo de depresión que se caracteriza por la tendencia del afectado a pensar repetitiva y persistentemente en los síntomas de la depresión, sus posibles causas, consecuencias y significado. Esta forma de pensamiento se conoce como rumiación.
Pues bien, en la depresión rumiativa la DMN está más activa de lo normal, quizá debido a la fuerte obsesión que manifiestan los pacientes en los pensamientos negativos que recorren su cerebro. Shofty afirma que una mejor comprensión del funcionamiento normal de la red podría conducir a mejores tratamientos para las personas que sufren este tipo de trastornos.
Al caracterizar las regiones cerebrales implicadas en el pensamiento creativo, Shofty espera que puedan ser de ayuda a la hora de diseñar intervenciones que contribuyan a despertar la creatividad del individuo.
En palabras de este neurólogo, el objetivo de esta línea de investigación es llegar a comprender qué está pasando en la red de la creatividad y, con esta información, intervenir en ella para hacerla más creativa. ¡No será por falta de creatividad de los científicos que algún día esto se haga realidad!