Con sastrería, hay cuatro básicos en cuestión de camisas que nunca fallan. Toma nota de estos 4 estilos de camisas y tendrás el éxito asegurado.
Cuando queremos ir impecables vestidos de traje, hay una conversación -en la que no se pronuncia palabra alguna- que se establece entre tela, corte y (por supuesto) LA ACTITUD. Saber cómo vestir bien un traje es fundamental sí, pero de nada servirá tener un buen traje a medida si no sabes combinarlo con la camisa adecuada.
¿Por qué es crucial saber combinar la camisa con el traje? La sinergia entre estos dos elementos es tan fundamental como la que existe entre un buen vino y un queso seleccionado. Un traje bien cortado eleva una camisa, y una camisa de vestir con los cuellos en su sitio y unos puños perfectos es lo mínimo que se puede esperar cuando un hombre viste un traje (mención especial a los zapatos, pero eso ya es otro tema).
Combinar de forma errónea estos elementos es como desafinar en una orquesta: notorio y discordante. Un traje azul marino con una camisa de tono azul eléctrico podría gritar «novato» en lugar de «El nuevo Oriol Elcacho». Por otro lado, el mismo traje azul marino, con una camisa blanca impecable y una corbata con un sutil patrón, proclama una sofisticación tan discreta como acertada.
Así pues, vamos a indagar un poco a través de esta curaduría elegante y altamente funcional de las camisas de vestir; aquí te presentamos cuatro camisas que nunca fallan.
La camisa blanca
La camisa blanca es el equivalente masculino al vestido negro de Coco Chanel: el epítome del chic sin esfuerzo, un lienzo virginal que en su simplicidad permite que las posibilidades sean infinitas. La camisa blanca es atemporal, ese fondo de armario que siempre te acompaña y que nunca falla. Para el día a día, apuesta por una camisa blanca de algodón de puño normal. Para esas ocasiones especiales en las que el protocolo y la ceremonia son mandatory, apuesta sin miedo por una camisa de doble puño y añádele unos gemelos bonitos.
Combinación perfecta:
Llévala con un traje negro de silueta ajustada y corbata con nudo Windsor para canalizar el inmortal Rat Pack, o hazla tuya al mejor estilo Ralph Lauren con una blazer de terciopelo en un tono oscuro.
La camisa azul celeste claro
Si la camisa blanca es la estrella en blanco y negro de una película de la Edad de Oro de Hollywood, la azul es su coestrella: carismática pero sin robar escena. La paleta puede ir desde el celeste hasta el azul cobalto.
Combinación perfecta:
Cae como un guante con trajes grises, insuflando vida en la lana y los tejidos más sobrios. Imagina cualquiera de estas dos camisas con un traje de lino beige en un día de verano…
La camisa de rayas
Esta es la camisa que lleva contigo el esprit de la Riviera Francesa, incluso cuando estás atrapado en una junta interminable. Las rayas, desde la pincelada sutil hasta la gruesa declaración, añaden una dimensión visual que adelgaza y alarga.
Combinación perfecta:
Combina maravillosamente con trajes en tonos sólidos; un traje negro da un contraste que grita «soy el jefe aquí», mientras que un traje gris se fusiona en armoniosa simplicidad.
La camisa de cuello Contrastado
Este es el Jimi Hendrix de tu armario; no para todos los días, pero cuando hace su aparición, todos saben que la fiesta ha comenzado. Un básico que pide ser llevado con actitud.
Combinación perfecta:
Intenta con un traje en tono gris marengo, con chaqueta de hombros marcados y un pantalón de pernera recta para un look digno del Empire State Building.
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