Muchos actores sueñan con tener la fama y el reconocimiento de Keanu Reeves. Sin embargo, detrás de los éxitos de la saga Matrix o John Wick hay un hombre que creció sin padre, que enterró a su mejor amigo, a su hija y a su novia. Así se ha escrito el dramático guión de la vida del protagonista de The Matrix: Resurrections.
A pesar de una cuenta bancaria multimillonaria y una fama mundial incuestionable como súper estrella del cine, a Keanu Reeves se le ha visto viajando en metro, con aspecto descuidado, barbas de tres días y vestido sin ningún tipo de decoro. Si Keanu ha tenido algo siempre claro es que el éxito no le iba a cambiar y que más allá de tener miles de admiradores que veneran sus películas, lo que a él verdaderamente le hace vibrar es ayudar a los demás. De ahí sus donaciones de millones de dólares a la lucha contra el cáncer o que en sus contratos exija que haya homeless contratados como extras.
La vida de Keanu Reeaves trasciende los clichés a los que Hollywood nos tiene acostumbrados y nos acerca a una persona que cultiva su vida espiritual y que para celebrar su cumpleaños, le basta con un café y una magdalena con una vela. Nada de fiestas a lo grande. Nada de querer pertenecer al grupo cool de Beberly Hills de Leo, Johnny y Cruise. Lo suyo va de otra cosa y para nada tiene que ver con el estilo de vida lujoso de sus colegas de la meca del cine.
Al igual que en la receta de la vida del resto de los humanos, lo que Reeves vivió durante su infancia tuvo una gran resonancia en su vida adulta. Y ahí es precisamente donde él quiso hacer un reajuste y enfocar su camino en algo que fuera más allá de ser una cara bonita del cine.
En primer lugar, habría que desplazarse hasta Oriente próximo donde la historia de su vida comienza a rodarse. Keanu Charles Reeves nació con amaneceres libaneses, en Beirut, el 2 de septiembre de 1964. Sin embargo, Reeves es la fusión de dos ADNs aún más cosmopolitas. Su madre, Patricia Taylor, oriunda de Essex, Inglaterra, es diseñadora de vestuario y artista; su padre, Samuel Nowlin Reeves es estadounidense de raíces Hawaianas. Y de ahí precisamente viene su nombre, Keanu, que significa “brisa fresca sobre las montañas” en Hawaiano.
El padre de Reeves estuvo preso en Hawái por vender heroína en el Aeropuerto Internacional de Hilo. Abandonó a su esposa y a su familia cuando Keanu tenía tres años, pero más tarde se reencontrarían cuando cumplió los seis y a los trece años se reunieron por última vez en la isla de Kauai.
Durante ese tiempo, la madre de Keanu estuvo yendo y viniendo de un país a otro con diferentes maridos y parejas, que terminaron por convertir a Reeves en un joven muy introvertido y con alguna que otra dificultad para establecer relaciones sociales.
Sin embargo, fue delante de los focos y a las órdenes de directores como Coppola o Scorsese, donde el joven actor empezó a consolidar sus primeras amistades con actores como Patrick Swayze o River Phoenix, con quien había coprotagonizado la cinta de tintes homoheróticos Mi Idaho Privado a las órdenes de Gus van Sant. Y aquí es cuando la vida vuelve a agitar a Keanu enterrando primero a Phoenix, su compañero de rodaje y otra joven estrella estrellada del cine alternativo muerto en 1993 por una sobredosis.
Seis años más tarde y mientras el actor se encontraba bajo las órdenes de Lana Wachowski rodando la primera entrega de la saga The Matrix, Reeves sufrió otro duro golpe al perder a su primera hija, Ava, nacida de forma prematura.
Pocos meses después del éxito de la película, y cuándo Keanu estaba en pleno ojo mediático de todo el globo y una cuenta corriente a rebosar de millones, su novia Jennifer Syme, asistente de David Lynch, sufrió un accidente de tráfico en el que terminó perdiendo la vida.
A pesar del éxito rotundo de la trilogía, Keanu se convirtió en una persona frágil, reflexiva y con una herida a la que muy difícilmente algún día encuentre una cura. Reeves seguió aceptando papeles secundarios y apareció en películas experimentales. Probó con otros registros de corte más romántico como en A Walk in the Clouds e incluso, fue noticia al negarse a participar en Speed 2: Cruise Control, a pesar de los 11 millones de dólares que ofrecieron pagarle.
Prefirió viajar con su banda de rock alternativo Dogstar y desempeñar el papel principal en una producción de Hamlet en el Manitoba Theatre Center. Y no fue una mala decisión porque de su interpretación se hablaron maravillas, una de ellas, la que le dedicó el crítico de teatro Roger Lewis que escribió sobre él: “Encarnó la inocencia, la espléndida furia, la gracia animal de los pasos agigantados, la violencia emocional, que forma el Príncipe de Dinamarca. . . Es uno de los tres mejores Hamlet que he visto, por una simple razón: él es Hamlet “.
Pero, según Reeves, su decisión de no participar en Speed 2 lo dejó en la lista negra de la 20th Century Fox aunque sin detener su carrera. Él fue el que paralizó de nuevo a la crítica en El día en que la Tierra se detuvo.
Sin embargo, las elecciones de Reeves después de A Walk in the Clouds fracasaron con el público. Películas de gran presupuesto como la película de acción Johnny Mnemonic y el thriller de acción Chain Reaction fueron duramente criticadas y un fracaso total en taquilla, al igual que sucedió con películas independientes como Feeling Minnesota. Las malas críticas no cesaron ahí, el golpe final le llegaría con el papel que interpretó en The Devil’s Advocate, cinta en la que compartió escena con Al Pacino y Charlize Theron.
A la caída estrepitosa de su éxito como actor, Reeves tuvo además que hacerle frente al cáncer de su hermana Kim diagnosticada de leucemia en 2002 y, en cuyo esfuerzo por evitar tener que asumir una pérdida más, Keanu ha donado cifras millonarias a hospitales de Italia y Suiza, así como a programas de investigación en la lucha contra el cáncer.
Sin embargo, caprichos del destino, el resurgir de Keanu Reeves como actor coincidió con la recuperación de su hermana Kim, en 2014, año en que el actor produjo John Wick, una cinta dirigida por Chad Stahelski de acción que se rodó con escasos recursos y que terminó por convertirse en una película de culto.
Tres años más tarde, Reeves estrenó la segunda entrega de la película John Wick: Chapter 2, facturando 176 millones de dólares en taquilla y resultando ser el doble de rentable que la primera parte. La tercera parte, John Wick: Parabellum también recogió grandes halagos de la crítica y la cuarta parte se estrenará el próximo año.
La historia de la vida de Reeves es indiscutiblemente triste, pero también inspiradora. Cualquiera de los acontecimientos mencionados es suficiente para amargar a casi cualquier humano, sin embargo Reeves parece que sólo ha ganado más compasión y empatía a lo largo del via crucis. A pesar de todo el dolor y la desgracia que ha sufrido y aunque la crítica nunca se ha apiadado de él, Reeves se ha hecho tan conocido por sus actos de bondad al azar como por sus éxitos en taquilla.
Aunque a Reeves no le gusta hablar de su doloroso pasado, suele representar a personajes que han sufrido dificultades similares en su vida. En John Wick, el personaje de Reeves es un asesino motivado por la pérdida de su mujer y su perro. Reeves declaró a The Telegraph que el dolor de Wick le permitió conectar con el personaje. “Para mí, fue el dolor de John lo que lo hizo personal”, dice Reeves. “Era lo suficientemente fuerte como para que quisiera desenterrar su pasado. No lo pensé como una venganza, sino como una reivindicación”.
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