Empieza tu particular puesta a punto con 7 consejos sencillos, cotidianos y fáciles de poner en práctica.
En medio del ajetreo constante de nuestras vidas, con sus innumerables compromisos y desafíos diarios, es fácil perder de vista esos pequeños pilares que sostienen nuestra calidad de vida. Parece que siempre estamos corriendo, intentando alcanzar ese próximo objetivo, esa próxima fecha límite. Pero, ¿alguna vez nos detenemos a pensar en lo fundamental? En “7 hábitos para mejorar tu calidad de vida que debes cumplir a raja tabla”, te invitamos a hacer una pausa y a considerar cómo las prácticas simples y cotidianas pueden transformar tu vida.
Imagina esto: es un día cualquiera y, en la carrera contra el reloj, saltas el desayuno, te olvidas de beber agua, pospones tu momento de ejercicio y, antes de darte cuenta, el día ya terminó y te sientes exhausto. Este ciclo, que a menudo repetimos, puede pasar factura a nuestro bienestar. Pero aquí está la buena noticia: cambiarlo no tiene que ser abrumador. No necesitas rehacer toda tu vida de la noche a la mañana; solo necesitas integrar hábitos saludables que, con el tiempo, se vuelvan tan naturales como respirar.
En este artículo, no solo te mostraremos qué hábitos son esenciales para nutrir tu cuerpo y tu mente, sino también cómo puedes hacerlos parte de tu rutina sin sentir que estás añadiendo más tareas a tu ya ocupado día. Hablaremos de la importancia de una nutrición adecuada, un sueño reparador, el ejercicio regular, la hidratación y la gestión eficaz del estrés. Pero más allá de la teoría, te acompañaremos en el camino para hacer estos cambios de forma gradual y sostenible.
Así que, si alguna vez te has sentido abrumado por el ritmo frenético de la vida y has sentido que tu bienestar se ha ido deslizando a través de tus dedos, este artículo es para ti. Vamos a redescubrir juntos cómo cuidarnos a nosotros mismos puede ser sencillo, gratificante y, lo más importante, parte esencial de nuestro día a día. Bienvenido a un viaje hacia un tú más saludable y equilibrado.
1.Dormir
Porque durante el sueño se pone en marcha un mecanismo que regula la sensación de hambre y saciedad. Lo ideal es dormir entre 7 y 8 horas diarias. Este hábito no solo nos permite recargar energías, sino que también cumple funciones cruciales para el bienestar general. Durante un sueño reparador, el cuerpo realiza procesos de reparación celular y consolidación de la memoria, cruciales para el aprendizaje y la retención de información. Además, un sueño adecuado regula las hormonas del apetito, ayudando a mantener un peso saludable y reduciendo el riesgo de enfermedades relacionadas con la obesidad. También mejora el estado de ánimo y la capacidad de concentración, disminuyendo el estrés y la ansiedad. En el ámbito inmunológico, el descanso apropiado fortalece las defensas del cuerpo, haciéndonos menos susceptibles a infecciones.
2. Evita el estrés
Está comprobado que el estrés da dolor de cabeza, conlleva problemas de sueño, falta de concentración, produce fatiga, ansiedad, engorda (ya que el estrés incrementa el apetito), ¡potencia la caída del cabello! y un es el link de un montón de enfermedades. Gestionar el estrés es una cuestión de máxima importancia, que en mucha ocasiones, requiere incluso de un especialista. Como primer para plantarle cara al estrés, puedes empezar por reír. La risa mejora la respiración, libera tensiones y hace que el cuerpo segregue endorfinas, “las hormonas de la felicidad”. Si no tienes nada de qué reirte, busca un video en Youtube de tus humoristas favoritos, una escena de aquella película con la que acabaste desternillado o date un breve paseo por esos archivos interminables de memes.
3. Aprende a comer
Aprender a comer no sólo significa saber qué tenemos que comer, sino cómo lo comemos. Dedícale unos 20 minutos a cada comida y procura que no sea delante de la televisión. Mastica lentamente cada bocado y limita los tiempos de cocción para tomar los alimentos “al dente”.
4. Reduce el azúcar
Es recomendable no superar los 55 gramos al día. El azúcar se consume rápidamente y la sensación de hambre reaparece en poco tiempo. Y para limitar su consumo aprende a leer las etiquetas: el azúcar se esconde en numerosos productos industriales, incluso en los llamados “light”.
5. Bebe mucha agua
Un gran vaso de agua al levantarte te ayudará a drenar y eliminar toxinas, después deja pasar 15 minutos antes de desayunar. Las infusiones, y especialmente el té verde también son buenos aliado. El té verde contiene vitaminas C, E, B y antioxidantes; es drenante y quema grasas; además es pobre en teína y tiene propiedades relajantes. Otras plantas diuréticas son el ortisón, la cola de caballo o el abedul.
6. Muévete
¡Haz deporte! Y si no estás muy acostumbrado a pisar el gimnasio o salir a correr puedes comenzar por andar. Ve andando a los sitios. Se recomienda dar un mínimo de 10.000 pasos (5 o 6 kilómetros) al día. Todas las oportunidades son buenas para ir sumando: subir por las escaleras, realizar trayectos cortos andando, bajar del bus o del metro una parada antes de llegar… Además de quemar calorías y tonificar tus músculos, activarás tu sistema respiratorio y cardiovascular.
7. Busca apoyo
Una visita al especialista es fundamental si queremos aprender hábitos para mejorar nuestra calidad de vida. Actualmente existen infinidad de centros especializados en el cuidado personal formados por grandes profesionales donde no sólo se encargarán de mejorar tu fachada, sino también de cuidarte desde dentro hacia afuera con dietas especializadas, terapias y un seguimiento continuado.