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Víctor Acosta, entrenador personal: «sigue estos 4 consejos si quieres comprar el mejor suplemento de proteínas»

El entrenador Víctor Acosta recomienda 4 consejos para elegir los mejores suplementos de proteínas El entrenador Víctor Acosta recomienda 4 consejos para elegir los mejores suplementos de proteínas

Antes de dejarte llevar por la publicidad, asegúrate de revisar estos cuatro aspectos clave que marcan la diferencia entre una proteína buena y una que no vale la pena.

Si has llegado hasta aquí, seguramente estás buscando una buena proteína y no sabes por dónde empezar. Hay muchas marcas, muchos tipos y un montón de promesas en cada etiqueta. Y claro, no es lo mismo tener 20 que 50, ni hacer fuerza que salir a correr. Tampoco es igual si lo que buscas es ganar masa muscular o simplemente recuperarte mejor después del entreno. Y por supuesto, también es importante cuándo te tomas la proteína

El entrenador personal Víctor Acosta, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CCAFyD), con un posgrado en rehabilitación y el título CF-L1 de CrossFit, nos asegura que «más allá de la edad, del tipo de ejercicio o del objetivo que tengas, hay cuatro cosas que deberías tener claras antes de elegir un suplemento. Cuatro claves que sirven siempre y que te van a ayudar a saber si lo que estás a punto de comprar merece realmente la pena».

Aquí nos las explica. Fácil, claro y sin rodeos.

¿Cómo elegir las proteínas adecuadas?

1. Asegúrate de que sean proteínas de materias primas de calidad

Primero de todo: la materia prima. Es lo más importante. Puedes tener el mejor sabor del mundo y el bote más bonito del gimnasio, pero si la proteína que lleva dentro no es de calidad, no te servirá de mucho.

¿Y cómo se sabe si una proteína viene de buena materia prima? Hay varias pistas. Lo primero que puedes mirar es el origen del concentrado, aislado o hidrolizado que estás comprando. En el caso de la proteína de suero de leche (la más común), los fabricantes serios suelen indicar el nombre del proveedor o la procedencia de la proteína. Si en el envase ves menciones como Volac, Arla o Lacprodan, vas por buen camino: son nombres que pertenecen a laboratorios de referencia en la industria láctea europea, y trabajan bajo estándares muy exigentes de pureza y trazabilidad.

Sello de calidad Lacprodan en envase de proteína sabor sandía.
El sello Lacprodan garantiza que la materia prima del suplemento ha sido elaborada por Arla Foods, uno de los principales fabricantes europeos de proteína de suero de alta calidad.

Otra señal de calidad es que no aparezca como “mezcla proteica” sin especificar. Si solo ves palabras genéricas como “proteína de leche” o “mezcla de proteínas”, sin detalles, desconfía. Un suplemento transparente te dirá exactamente qué tipo de proteína contiene, de dónde viene y qué tratamiento ha recibido.

También puedes fijarte en la denominación: aislado de suero de leche (WPI), concentrado (WPC) o hidrolizado (WPH). El aislado, por ejemplo, tiene una mayor pureza (más del 90 % de proteína por gramo) y menos lactosa. Suele costar más, pero es ideal si buscas algo fácil de digerir o si eres intolerante a la lactosa. El concentrado es más económico y sigue siendo muy útil si es de buena calidad.

Y si el producto no te da esta información, no es un buen signo. La transparencia en el etiquetado es una forma directa de saber si la marca tiene algo que ocultar o si realmente cuida lo que pone dentro del bote.

2. Que no tengan demasiados ingredientes

Es fundamental que el suplemento de proteínas tenga los ingredientes justos y necesarios. Sí, un suplemento de proteínas tiene que ser eso: proteína. Por tanto, debemos buscar en los ingredientes, detrás de la etiqueta, que contenga proteína, pero ojo con el exceso de edulcorante, espesante, saborizante…. Cuatro o cinco ingredientes sería lo que deberíamos encontrar en un suplemento de proteínas bueno, y no una lista interminable de ingredientes.

3. Evita el exceso de componentes secundarios

Sí, hay que evitarlos. Porque si estás comprando un suplemento de proteínas, eso es lo que debería llevar: proteína. Y punto.

Pero muchas veces, al girar el bote y leer la etiqueta, lo que encontramos es otra cosa: una lista larguísima de ingredientes que poco o nada tienen que ver con lo que estás buscando. Y ahí es donde hay que estar atentos.

Lista de ingredientes en el reverso de proteína aislada Sascha Fitness.
Leer detenidamente la lista de ingredientes te permite saber si estás comprando una proteína limpia o cargada de añadidos innecesarios. Este producto incluye enzimas digestivas y especifica claramente el tipo de proteína que contiene.

Los añadidos innecesarios más comunes son los colorantes artificiales, los azúcares añadidos, los aceites vegetales de baja calidad (como el aceite de palma), los rellenos o fillers (como la maltodextrina o los almidones), los conservantes y, en algunos casos, incluso la soja como proteína “extra” añadida para abaratar costes. Todos estos ingredientes se utilizan para mejorar el sabor, la textura o la apariencia del producto, pero no aportan valor nutricional y, en exceso, pueden ser contraproducentes.

También es habitual encontrar aromas artificiales, antiaglomerantes o espumantes que no aportan nada al objetivo principal del suplemento. Si ves una etiqueta con más de seis o siete ingredientes, para y revisa. Porque si cuesta leerla, probablemente también costará digerirla.

¿Y qué pasa con las marcas? En el mercado español hay opciones para todos los gustos y bolsillos. Algunas marcas del segmento más económico, como las que se venden en grandes superficies o en tiendas no especializadas, tienden a incluir más de estos añadidos para abaratar costes. En cambio, marcas como Prozis, MyProtein, Big, Hsn o Weider tienen productos muy variados, y algunos de sus suplementos cumplen con buenos estándares, mientras que otros incluyen más de lo necesario. No es cuestión de la marca en sí, sino del producto concreto: dentro de una misma marca puedes encontrar proteínas limpias y otras con muchos añadidos.

Por eso, lo mejor es leer la etiqueta con calma. Una buena proteína no necesita disfrazarse. Si lleva lo justo, lo dice. Y si lleva demasiado, también.

4. Fíjate en si ha sido analizada por laboratorios independientes

Tú no vas a comprar una proteína y llevarla a un laboratorio, está claro. Pero hay marcas que sí lo hacen por ti. Y eso, como consumidor, te interesa.

Una buena señal de confianza es que el fabricante incluya en su web o en el etiquetado que ese producto ha sido analizado por un laboratorio independiente y acreditado. En España, el organismo que acredita oficialmente a estos laboratorios es la ENAC (Entidad Nacional de Acreditación), así que si ves que el análisis ha sido realizado por un centro con ese respaldo, puedes estar más tranquilo. Significa que no es la propia marca quien dice que su proteína tiene un 80 % de pureza, sino que alguien ajeno lo ha verificado.

Además de la ENAC, en otros países europeos también se puede confiar en laboratorios certificados por entidades como ISO 17025, que garantiza estándares internacionales de competencia técnica.

Otra pista: algunas marcas serias publican los resultados de esos análisis en sus webs o incluso los enlazan con códigos QR en la etiqueta del producto. Si ves uno, escanéalo. Si no aparece nada, o la información es muy vaga, quizá es mejor mirar otra opción.

Vaya, que no hace falta ser químico ni llevar el bote a un laboratorio. Pero sí conviene fijarse en si la marca se ha molestado en demostrar lo que promete. Si no lo demuestra, no lo creas solo porque lo pone en la etiqueta.

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