Un estudio reciente sugiere que el trasplante de células madre podría eliminar el VIH, revolucionando así el tratamiento contra el virus del SIDA
Un prometedor estudio revela los primeros detalles sobre cómo el trasplante de células madre –células especiales que poseen el potencial de formar muchos de los tipos diferentes de células que conforman los tejidos y órganos de nuestro organismo– puede aniquilar al VIH, el virus que causa el sida.
La nueva investigación, que ha sido llevada a cabo por científicos de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón (OHSU), en Estados Unidos, podría ayudar a explicar por qué al menos cinco personas en todo el mundo han logrado zafarse del VIH después de recibir una transfusión de células madre. También podría contribuir al desarrollo de un tratamiento universal contra el virus del sida, que ha infectado a unos 38 millones de personas en todo el mundo y se ha cobrado más de 40 millones de vidas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el trabajo, que ha sido publicado en la prestigiosa revista Immunity, sus autores describen cómo dos primates no humanos, infectados por el virus de inmunodeficiencia en simios (VIS), consiguieron sanar tras recibir un trasplante de células madre. Recordemos que el VIS es un retrovirus hallado en al menos cuarenta y cinco especies de primates africanos y que está emparentado con el VIH-1 y el VIH-2, los agentes virales que causan el sida en humanos. Los investigadores también han descubierto que deben coexistir dos circunstancias para que suceda la curación y detallan la cascada de sucesos que han de ocurrir para que el indeseable virus sea borrado del organismo.
Cinco personas ya se han zafado del VIH
«Cinco pacientes ya han demostrado que el VIH se puede curar», comenta Jonah Sacha, investigador principal del estudio y profesor del Centro Nacional de Investigación de Primates y el Instituto de Terapia Génica y Vacunas del OHSU, en Oregón. Sacha está convencido de que la cura de los dos primates ayudará a desvelar los mecanismos involucrados en hacer que la cura del sida sea una realidad. «Esperamos que nuestros descubrimientos ayuden a que esta terapia celular funcione para cualquier persona, e idealmente lo haga a través de una sola inyección en lugar de un trasplante de células madre», explica este patobiólogo.
El primer caso conocido de erradicación del VIH mediante un trasplante de células madre salió a la luz en 2009. A Timothy Brown, un hombre que había contraído el VIH, también se le diagnosticó una leucemia mieloide aguda, un tipo de cáncer sanguíneo, y los médicos decidieron someterlo a un trasplante de células madre en Berlín (Alemania). Los trasplantes de células madre, también conocidos como trasplantes de médula ósea, se usan para tratar algunas formas de cáncer. Conocido como el paciente de Berlín, recibió células madre donadas de alguien con un gen CCR5 mutado, que dirige la síntesis de un receptor en la superficie de los glóbulos blancos y que el virus de la inmunodeficiencia humana, el citado VIH, usa para colarse en las células que pondrá bajos sus órdenes para multiplicarse. Pero una mutación en el gen CCR5 causa una pequeña variación en el receptor celular que dificulta que el virus pueda acceder al interior de las células de destino. Este contratiempo puede hacer que las personas sean resistentes al VIH. Desde el paciente de Berlín, cuatro personas más se han librado del virus del sida de manera similar.
De cuatro macacos tratados, dos lograron curarse
Sacha y sus colegas eligieron para el experimento a ocho macacos cangrejeros, un mono asiático que puede recibir trasplantes de células madre con éxito, como los propios investigadores habían demostrado con anterioridad. Los ocho macacos del estudio sufrían el VIH simio: a cuatro de ellos se les practicó un trasplante con células madre de donantes VIH negativos; los otros cuatro sirvieron de control del ensayo y no recibieron dicha terapia. De los cuatro que recibieron trasplantes, dos se curaron del VIS, eso sí, después de ser tratados con éxito contra la enfermedad de injerto contra huésped (EICH), que se presenta cuando las células inmunitarias trasplantadas –el injerto– atacan el cuerpo del receptor –el huésped–, algo común en los trasplantes de células madre.
Hay que decir que no es la primera vez que los científicos han tratado de curar el VIH en primates no humanos usando métodos similares. Sin embargo, nadie hasta ahora había conseguido que unos animales de investigación curados del VIH lograran sobrevivir a largo plazo. Hoy, cuatro años después de la intervención, los dos macacos siguen vivos y libres del maldito retrovirus. «Estos resultados evidencian el potencial que tiene poder vincular los estudios clínicos en humanos con los experimentos preclínicos con macacos para responder a preguntas que serían casi imposibles de abordar de otra manera, así como para señalar el camino a seguir para curar enfermedades humanas», dice Richard T. Maziarz, profesor en la Facultad de Medicina de OHSU y director médico de los Programas de Terapia Celular y Trasplante de Células Madre de Sangre y Médula Ósea en el Instituto del Cáncer Knight.
Cómo el cuerpo se deshizo del virus
Tras comprobar que el trasplante de células madre funcionaba en macacos, Sacha y su equipo quiso ir más allá y entender cómo funcionaba esta terapia anti-VIH en realidad. Así, mientras evaluaban las muestras biológicas de los monos, pudieron determinar que existían dos formas diferentes, pero igualmente importantes, de vencer al VIH. En primer lugar, las células madre del donante trasplantadas ayudaron a aniquilar a las células infectadas por el VIH del receptor, al reconocerlas como invasoras y atacarlas sin piedad. Este ataque es similar al proceso injerto versus leucemia que permite curar a pacientes con cáncer. En segundo lugar, en los dos macacos que no lograron combatir el VIH, el virus logró saltar a las células trasplantadas. Un experimento posterior verificó que el retrovirus podía infectar a las células del donante mientras estas lo atacaban. Este pormenor llevó a que los investigadores determinaran que para que se produzca una cura también resulta vital impedir que el VIH utilice el receptor CCR5 para infectar las células del donante.
Sacha también se percató de que el virus de la inmunodeficiencia se eliminó del organismo de los macacos en una serie de pasos. Primero, vio que el VIH ya no era detectable en la sangre que circulaba por los brazos y piernas de los animales. Luego, fue incapaz de encontrar el VIH en los ganglios linfáticos, los bultitos de tejido inmunitario que contienen glóbulos blancos y combaten las infecciones. Los ganglios linfáticos de las extremidades fueron los primeros en zafarse del VIH, seguidos de los ganglios linfáticos del abdomen.
La manera gradual en la que el VIH es derrotado en el organismo podría ayudar a evaluar la eficacia de las posibles curas del VIH, según Sacha. Por ejemplo, los médicos podrían concentrarse en analizar la sangre recogida tanto de las venas periféricas como de los ganglios linfáticos, para detectar la huella del virus. También permitiría entender por qué algunos pacientes con VIH que han recibido un trasplante de células madre inicialmente parecían estar curados, pero luego se detectó que el virus aún seguía en su cuerpo. Sacha plantea la hipótesis de que esos pacientes pueden haber tenido un pequeño reservorio de VIH en los ganglios linfáticos abdominales que permitió que el virus persistiera y se propagara nuevamente por todo el cuerpo.
Artículo publicado por Enrique Coperías
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