Dado el contexto histórico actual, es el momento de ver esta serie de dos temporadas de Sorrentino: The Young Pope y The New Pope. Obras maestras sin comparación con ninguna otra serie de esta temática jamás vista. Te damos 10 motivos para verlas.
Estuvo en Prime Video, también en HBO, pero a día de hoy, mayo de 2025, no vas a encontrar esta serie en ninguna plataforma… así que si quieres verla, lo mejor es que la compres en Amazon… porque te va a merecer la pena cada euro que te gastes.
Y es que, cuando Paolo Sorrentino decidió contar la historia de «un Papa joven, guapo y con una mirada que lo decía todo sin abrir la boca», pocos sabían qué esperar. Pero The Young Pope (2016) y su continuación The New Pope (2020) no tardaron en dejar claro que no iban por los caminos habituales de las series de ficción. Ni el Vaticano había sido retratado así, ni los temas que rodean a la Iglesia habían sido abordados con tanta belleza, descaro y profundidad al mismo tiempo.
Jude Law y John Malkovich, dos Papas para la historia
Jude Law interpreta al Papa Pío XIII, un personaje magnético que mezcla la fe, la duda y la vanidad de forma casi hipnótica. Con solo su presencia, sostiene buena parte de la primera temporada.
Y cuando crees que no se puede superar, llega John Malkovich en The New Pope, y se hace con todo. Es otro tipo de Papa, menos místico y más irónico, pero igual de fascinante. Entre los dos construyen una dualidad que atrapa desde el primer capítulo.
Un Vaticano recreado con asombrosa precisión
Todo se rodó en Cinecittà, los míticos estudios de Roma. Pero si no lo sabes, cuesta creerlo. La serie reproduce al detalle las salas, pasillos, jardines y ceremonias vaticanas.
La escenografía es tan impecable que te mete dentro de ese universo clerical con una naturalidad apabullante. Lo mismo sucede con el vestuario: desde las túnicas hasta los zapatos rojos, todo está milimétricamente cuidado.
El cardenal Voiello, el alma secreta de la serie
Silvio Orlando hace un trabajo magistral como el cardenal Voiello. Un tipo brillante, manipulador, pero también lleno de ternura y contradicciones.
Tiene una relación de amistad con un niño con parálisis cerebral y una obsesión extraña con una escultura prehistórica. Es uno de esos personajes que se quedan contigo mucho después de terminar la serie.
Secundarios que enriquecen la historia
Acompañando a los protagonistas hay un elenco coral que da vida a un Vaticano lleno de matices. Diane Keaton interpreta a una monja con más carácter que hábito. James Cromwell es el Papa anterior, atrapado en sus propias convicciones.
Javier Cámara aporta una mezcla de humor y emoción en un papel entrañable. Todos ellos ayudan a construir una trama en la que nadie es completamente bueno ni completamente malo.
Una banda sonora que no se olvida
La música tiene un peso muy importante en la serie. Desde la intro con Jude Law caminando entre cuadros mientras suena rock clásico, hasta escenas cargadas de emoción con canciones como “Nada senza un perché”. La elección musical está tan bien hecha que a veces funciona como una narración paralela.
Cameos inesperados en la Santa Sede
Sorrentino se permite el lujo de invitar a celebridades a hacer de sí mismas. Uno de los momentos más surrealistas de The New Pope es cuando Sharon Stone y Marilyn Manson visitan al Papa interpretado por Malkovich. No es solo una broma visual: estos cameos aportan una capa más al tono provocador de la serie.
Temas difíciles tratados con sensibilidad
Aunque ambientada en el Vaticano, The Young Pope y The New Pope no se limitan a hablar de religión. Tratan temas como la prostitución, el feminismo, las drogas, la discapacidad o el poder.
Lo hacen sin juzgar, con humanidad y delicadeza, generando reflexión sin imponer un punto de vista.
Las mujeres en un mundo de hombres
En una historia que gira en torno a la Iglesia católica, sorprende la importancia que tienen los personajes femeninos. Mujeres como Esther —interpretada con una fuerza magnética— no necesitan gritar para hacerse oír. Están ahí, con sus historias, sus miedos y sus decisiones, jugando un papel clave en la evolución de los protagonistas.
Humor que aparece justo cuando lo necesitas
A pesar de tocar temas profundos, la serie no se toma siempre en serio. Hay momentos de comedia muy bien integrados, que alivian la tensión sin romper el tono general. Las obsesiones del Papa por la Coca-Cola light, las conversaciones absurdas en medio de ceremonias solemnes, o los gestos cargados de sarcasmo dan frescura al relato.
Una serie con alma, más allá de la religión
Una de las mayores virtudes de esta historia es su capacidad para hablar del alma humana. De la fe, pero también de la duda. De la culpa, el deseo, la redención y la búsqueda de sentido. Y lo hace sin moralizar, sin caer en el tópico ni la caricatura. The Young Pope y The New Pope no quieren aleccionar: quieren emocionar. Y lo consiguen.
Sorrentino ha creado algo único. Una serie que mezcla lo divino y lo terrenal con una estética impecable, actuaciones memorables y un guion afilado. No hace falta ser creyente ni conocer la estructura del Vaticano para dejarse llevar por la historia. Solo hay que dejarse llevar por su ritmo, sus silencios y sus personajes. No se parece a nada, y por eso hay que verla.