Los 10 mejores restaurantes veganos de Madrid ¡Lista actualizada 2025!

Mudra apuesta por una cocina plant-based que no pierde ni una pizca de sabor. La carta combina creatividad y técnica actualizada para que verduras, frutas y hongos brillen de verdad. Si te gusta viajar con el paladar, su Pad thai con noodles de arroz, shiitakes y cacahuete frito es un acierto seguro. También funcionan muy bien los Tortelloni rosa rellenos de ricotta de almendras y guisantes, con ese toque de frambuesa que sorprende y engancha.

El Risotto funghi y tartufo es pura cremosidad con boletus y trufa. Y si vas acompañado, el Schnitzel para dos te deja sin palabras desde el primer bocado.

En el restaurante Romero Verde todo es 100% vegano, eso sí, con un rollazo que te mueres, pensado para compartir entre risas. Si te apetece empezar fuerte, el Mezzetomatino con hummus de alubias blancas, pistachos y za’atar te conquista sin esfuerzo. Los Buñuelos de calabacín y los Boniatos asados con miso también hacen que la mesa se llene de manos pidiendo más pan para mojar.

Sus hamburguesas tienen nombres divertidos y sabor serio. Chisbugui y Bomba Latina, Onda Chamana salen con patatas caseras y dejan buen cuerpo. Y si eres de los que siempre guardan hueco, la Flambrosía de chocolate blanco merece aplauso. Aquí lo pasas bien y comes mejor.

Musgo tiene una energía muy de barrio: música, mesas llenas y platos que llegan rápido para disfrutar sin complicaciones. Aquí mandan los sabores directos, como el Ramen Musgo, con fideos estilo cerdo, lacón vegetal y setas asadas que entran solos. Si te gusta la pizza al corte, la Pinsa Romana con mozzarella de anacardos y AOVE es una alegría. Y el Ave Palta Mayo, con “pollo” vegetal y aguacate machacado, te deja con ganas de volver.

También triunfan los entrantes para picar entre varios. Las Patatas Musgo con salsa de cacahuetes y guindilla tienen ese punto que engancha. Y el Mexicana Burger llega jugosa, con guacamole fresco y jalapeños. Si te queda hueco, pide el Banana Bread con nata montada. Buen rollo, precios comedidos y una carta que da juego.

La carta de Roots Lamarca está llena de smoothies con nombre propio, como Mango Paradise o Blue Lúcuma, perfectos para arrancar el día sin prisas. Si vas a por algo más consistente, sus Power Toasts funcionan muy bien: desde la Smashed Avo Toast con semillas crujientes hasta la Mediterranean Toast con hummus y aguacate.

Los Signature Bowls son la estrella de la casa. El Bowl Mediterráneo combina falafel, ensalada verde y hummus con salsa tahini. Y el Bowl Ko by Roots, con tofu salteado y fideos de arroz, es de esos que te dejan sonriendo a la salida. Ambiente sano, platos bonitos y un plan redondo para mediodía.

Pizzi & Dixie es para aquellos que aman la comida italiana y prefieren opciones veganas pero con el punto de saber único de la cocina de la mamma. Las pizzas salen con masa artesana y combinaciones que apetecen siempre, como Mortadela y Pesto de Pistacho o la Tartufata, con champiñones y crema de trufa. Si prefieres algo más goloso, la Dixie con crema balsámica, rúcula y pimientos lágrimas enamora desde el primer corte. Todo con productos bien tratados y mucha personalidad en cada plato.

Entre los principales destaca el Risotto alla Milanese con ossobuco vegano, cremoso y reconfortante. También funciona la Pizzi Burger con salsa de trufa y cebolla a la plancha. Y si la pasta es lo tuyo, los Gnocchi de harina de maíz con pesto de pistacho no fallan. El plan perfecto para una comida italiana diferente, rica y sin complicaciones.

Mad Mad Vegan es esa dirección que te salva cuando te apetece burger con mayúsculas y quieres mantenerlo 100% vegetal. La Original Mad entra directa, con burger de legumbres, pepinillos y queso cheddar vegano que se funde sin vergüenza. Si prefieres algo más gamberro, la Dirty Philly con queso parrillero XL y salsa hickory lo da todo. Y la Rock’n Chick’n, con pollo vegano crujiente y salsa MAD, es puro vicio en cada bocado.

Las patatas no fallan: Clásicas, Sweet Potato o Cajún Fries, elige según el antojo del día. Para compartir, ponen difícil decidir entre los Crunchy Chick’n Nuggets y los Calamares rebozados. Y de postre, el American Brownie con nata vegana te deja feliz. Un lugar para comer con ganas y pasarlo bien, sin mirar el reloj.

Bloved Veggie Corner apuesta por una cocina vegetal con mucho respeto por el producto de cercanía. Las verduras ecológicas de la Huerta de Bustarviejo marcan el ritmo de una carta que invita a disfrutar sin culpa. Platos como el Ceviche de portobello con leche de tigre y maracuyá o los Gnocchis de boniato y calabaza con setas de temporada y trufa negra te recuerdan lo bien que pueden saber las cosas cuando se hacen con cariño.

Si buscas algo más clásico, la Hamburguesa vegana con pulled pork jackfruit o el Risotto de boletus y trigueros nunca fallan. Y si queda hueco, el Tierra Misú o el Éxtasis de chocolate y helado de frambuesa bio te arreglan el día. Un restaurante diferente, divertido y con una propuesta que engancha desde la primera visita.

Si hay algo que me ha encantado de Frutas Prohibidas es su brunch. El brunch vegetal + café de especialidad es un buen chute de energía: el Açaí Tropical Bowl con fruta fresca, granola y plátano, o un Smoothie Choco Protein con mantequilla de cacahuete y cacao hacen que el día empiece con buen pie. ¿Te apetece algo más contundente? Su Eggs Benedict vegano sobre tostada integral, con aguacate y “huevos” plant-based, sorprende incluso a quienes no siguen dieta vegetal.

También tienen hamburguesas, bagels, “pulled pork” de jackfruit y un montón de opciones dulces: banana bread, tartas, pancakes veganos… Todo casero, con ingredientes ecológicos o de proximidad, y hecho desde cero. El ambiente es relajado, desenfadado — ideal para una comida tranquila, un brunch tardío o un café con amigos.

Los Andenes Vegan trae Perú a Madrid en clave 100% vegetal, y lo hace con mucho cariño por la receta clásica. El Ceviche de “pollo” abre el apetito con ese frescor tan peruano. Si buscas algo más hogareño, el Pastel de carne vegetal a la campesina con parmentier suave y salsa demiglace vegana es pura satisfacción. Y cuando aparece el ‘Cau Cau’ vegano, con setas y toda la sazón criolla, solo puedes pensar en repetir.

La cocina peruana también se luce en los Tallarines a la Huancaína o el Rachi de setas anticucheras. Para rematar, la Tarta Red Velvet te deja con una sonrisa de las grandes. Un restaurante que transmite raíces, sabor y ese punto de fiesta que hace que la velada se alargue sin querer.