Lasarte en Barcelona, con 3 estrellas Michelin y 3 soles Repsol, entra en la famosa lista OAD de los mejores restaurantes del mundo gracias a su propuesta de alta cocina firmada por Paolo Casagrande.
No todos los restaurantes con tres estrellas Michelin logran transmitir calidez. En Lasarte, sin embargo, ocurre algo distinto. Basta cruzar la entrada para notar que detrás de su elegancia está el trabajo de un equipo unido. El chef Paolo Casagrande lidera la cocina con una precisión que emociona, mientras que Joan Carles Ibáñez, como sumiller, orquesta el maridaje y el ritmo del servicio con la confianza de quien conoce a la perfección cada rincón del restaurante.
Esta es la casa barcelonesa del universo culinario de Martín Berasategui, pero no es una réplica. Es una interpretación. Aquí se cruzan el País Vasco, Cataluña e Italia, tres territorios que conviven en armonía dentro de cada plato. Y en esa convivencia, Lasarte se ha convertido no solo en uno de los mejores restaurantes del mundo, sino también en uno de los más románticos de Barcelona.
La cocina que viaja de la tierra al mar
El menú degustación de Lasarte quiere ir más allá de una sucesión de platos. Es una coreografía afinada al milímetro. Desde el primer aperitivo hasta el último petit-four, hay una obsesión con el detalle que no resulta abrumadora, sino hipnótica.
Todo arranca con un bocado que ya deja claro que aquí no se improvisa: pez limón marinado, ostras ahumadas, pepino y encurtidos. El equilibrio entre el yodo del mar y la frescura vegetal se alarga unos segundos más de lo habitual. Después llega una delicada composición de hinojo con espardenyes y salsa yodada al caviar Beluga. Hay técnica, sí, pero también hay algo más difícil de definir: intención.
Lo que Casagrande plantea es un recorrido en el que cada estación tiene sentido. Un caldo claro de pollo de corral y gamba blanca con percebes y emulsión de piña descoloca por su ligereza. La tartare de calamar con jugo de manzana verde y regaliz es puro contraste y frescura. Las láminas de vieira curada, servidas con su coral y fondo de mar, remiten a esa idea de belleza precisa y silenciosa que tanto se aprecia en su cocina.
Un menú que se piensa con tiempo
Uno de los grandes aciertos de Lasarte es que no todo está ahí para impresionar. Hay platos que se construyen desde lo más básico, como las manitas de cerdo Duroc con pesto anisado de hierbas. Es un plato que pide atención, que quieren emocionar y terminan deslumbrando.
El ravioli de crustáceos, acompañado de su propia esencia, burrata y Champagne, es una síntesis de potencia y delicadeza. El lomo de corzo marinado, con raíces a la trufa y crema de amarena, exige al comensal una pausa. Aquí el sabor es profundo, redondo, casi reflexivo.
El precio del menú (345 €) puede parecer elevado, pero cada plato justifica su presencia con solvencia. No hay artificios ni decoraciones innecesarias. Todo lo que llega a la mesa está trabajado desde la base. Y eso se nota.
Postres con carácter propio
En Lasarte, el momento dulce es una prolongación natural del menú. Nada de subidones de azúcar sin sentido. El primer postre, con pistacho, apio, lima y manzana verde, juega con las texturas crujientes y notas ácidas sin saturar. Es fresco, limpio y preciso.
Después llegan las esferas de babá, azahar y angostura, una combinación elegante y suave que cierra la secuencia con calma. El trabajo de Xavi Donnay —al frente de la cocina dulce— no busca fuegos artificiales, sino coherencia. Los petits-fours que acompañan el café final dejan una última nota de respeto hacia el oficio. Todo está pensado. Todo tiene su sitio.
Una sala que acompaña sin molestar
El interior del restaurante contribuye a la serenidad del menú. Las lámparas etéreas, los techos ondulados que evocan el mar, los tonos cálidos… No hay una distracción de más. El servicio, dirigido por Joan Carles Ibáñez y ejecutado con destreza por Antonio Coelho, permite que estemos cómodos sin tener que pensar en nada y en donde una elegancia discreta sostiene la atmósfera de principio a fin.
Y para quien quiera vivir algo aún más especial, la llamada «Mesa del chef» permite ver la cocina en acción a través de un gran ventanal. En ese espacio, se sirve el menú Il Milione, inspirado en los viajes de Marco Polo. Un guiño literario, histórico y culinario que encaja a la perfección con la filosofía del lugar.
Filosofía y técnica al servicio del sabor
En el restaurante Lasarte no hay show. Hay cocina. Paolo Casagrande quiere cocinar bien, con respeto por el producto y por el comensal. La influencia de Berasategui está presente, pero no condiciona. Aquí se nota la mano del chef italiano, que lleva más de una década al frente del equipo, moldeando cada plato a su manera.
La cocina de Lasarte habla tres idiomas —catalán, vasco e italiano— pero tiene una sola voz. Una voz firme, elegante, que no se impone, sino que escucha. Y esa es, probablemente, la mayor virtud del restaurante: convencer sin gritar.
Reservar mesa en el restaurante Lasarte de Barcelona
- Dirección: Lasarte Restaurant, C/ Mallorca, 259 08008 Barcelona (España).
- Horario: Miércoles a sábado: 13:00h – 14:30h (Almuerzo) y 20:00h – 21:30h (cenas). Domingos, lunes y martes: Cerrado.
- Teléfono: + (+34) 93 445 32 42.