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Me fui de aperitivo por Chamberí y estos 4 bares me hicieron olvidar la hora de comer

Aperitivo con vermut, conservas y amigos en un bar de Chamberí, Madrid Aperitivo con vermut, conservas y amigos en un bar de Chamberí, Madrid
El aperitivo en Chamberí es casi una tradición: vermut, conservas y buena conversación.

De la calle Ponzano a Trafalgar, te descubrimos los bares donde el tapeo y el vermut son «el planazo» del fin de semana en Madrid.

Hay fines de semana que te despiertas con un mensaje en el grupo: “¿Aperitivo en Chamberí?”. Y ahí ya empieza todo… porque en este barrio, que respira Madrid en cada una de sus calles, el aperitivo es casi una religión… ¡y hay que profesarla!

Aquí, entre barras donde aún suena el tintineo de los vasos y el olor a tortilla recién hecha, se esconde lo mejor del tapeo castizo. Bares con servilletas de papel (con logo azul, por supuesto…), taburetes de madera que han visto de todo, y camareros que sirven con ese punto de guasa tan madrileño. En sus barras hay de todo: pinchos de tortilla que se derriten, gildas (¿¡alguien me puede explicar qué ha pasado de repente con las gildas?!), embutidos cortados al momento, mariscos frescos y hasta alguna ostra para los más animados.

El barrio de Chamberí está de moda por sus restaurantes, sí, pero quien conoce bien sus locales sabe que el aperitivo sigue mandando. Y si hay un plan que nunca falla, es ese: quedar con amigos, pedir un vermut bien frío, picar algo y dejar que el mediodía se alargue sin mirar el reloj.

Estos son los bares a los que hay que ir cuando apetece un aperitivo de verdad, de los que te reconcilian con la vida y con Madrid.

Arima

Vermut y pinchos vascos en Arima, bar de aperitivos en Ponzano
En Arima, el aperitivo se vive con espíritu vasco: gildas, rabas y vermut en mano.

Arima tiene ese aire del norte que se nota nada más entrar. En la barra, los fines de semana se sirven vermuts con fundamento, de los que abren el apetito y te hacen pedir “algo más para picar”. Y ahí empieza la fiesta. Su carta mezcla lo mejor del tapeo vasco con guiños modernos, pero sin perder el alma.

Las gildas son casi obligatorias —la tradicional o la JoxeFA, con un punto picante que engancha—, pero lo que hace especial este sitio son los bocados que salen de la cocina con mimo y carácter. Las croquetas de queso Stilton son pura cremosidad, las flautas de cecina de wagyu tienen ese toque ahumado irresistible, y el brioche de pastrami casero es un pequeño lujo salado.

Si el hambre aprieta, las rabas de txipirón con alioli cítrico o la carrillera ibérica guisada merecen toda la atención. Aquí, cada bocado sabe a fin de semana.

Ostras Pedrín

La Gildería reinventa el tapeo con humor, buen producto y mucho arte en el corazón de Trafalgar.
En Ostras Pedrín, el mar se sirve en cada bocado: ostras, conservas y una copa fría para acompañar.

En la barra de Ostras Pedrín el tiempo se detiene entre una copa de vino blanco bien frío y una ostra recién abierta. Las traen de su propio criadero, y se nota: son frescas, carnosas y con ese punto salino que recuerda al mar sin artificios. Puedes probarlas a tu gusto —asturianas, gallegas, francesas o valencianas— y acompañarlas con salsas como la vinagreta de encurtidos o la de mostaza y caviar.

Además, la carta está llena de joyas del mar en conserva y ahumados que merecen su propio brindis. Las zamburiñas, la ventresca de bonito o las huevas de atún son un acierto seguro. Para rematar, una torrija o el membrillo con crema de queso ponen el broche dulce. ¡Ojo…! Cierran los lunes…!

Hermanos Vinagre

Boquerones en vinagre y vermut en la barra de Hermanos Vinagre, Madrid
Hermanos Vinagre ha devuelto el protagonismo al aperitivo castizo con sus encurtidos y conservas propias.

Los hermanos Carlos y Enrique Valentí han convertido Hermanos Vinagre en una experiencia castiza que devuelve el protagonismo a los encurtidos, las conservas y ese ritual tan madrileño de “tomar algo antes de comer”. Aquí todo tiene su historia y su punto justo de vinagre, el que da vida a sus célebres gildas, sus boquerones en vinagre al estilo madrileño o sus mejillones en escabeche ahumado.

La carta es una fiesta de sabores reconocibles pero afinados con oficio. Los huevos mimosa son puro capricho, el torpedo de arenque ahumado sorprende, y el tártaro de picaña madurada demuestra que aquí se juega con el sabor sin perder las raíces. Todo lo elaboran en su propia fábrica de conservas, y se nota en la calidad. Hermanos Vinagre es ese bar que te reconcilia con el aperitivo de toda la vida, pero mejorado con cariño y mucha guasa.

La Gildería

Gente tomando el aperitivo en La Gildería de Trafalgar 15
La Gildería reinventa el tapeo con humor, buen producto y mucho arte en el corazón de Trafalgar.

La Gildería ha sabido darle un giro divertido al aperitivo de toda la vida, con una carta que mezcla humor, producto y ese desparpajo tan madrileño que te hace sentir en casa. Aquí, las “marineras” murcianas mandan: rosquillas con ensaladilla y su versión con anchoa, boquerón o ambas, que ya son casi un emblema del local.

Pero lo bueno no se queda ahí. El bacalao ahumado con mayonesa de piparra, el jamón del mar con ventresca de atún o el huevo cabreao son pequeñas obras con alma de barra. Entre los platillos, destacan los chicharrones de Cádiz con tajín y lima o el tartar de salchichón ibérico con queso payoyo, que piden pan y compañía. La Gildería es pura alegría en formato tapa: castiza, canalla y con mucho arte.

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