Junio de 2018, pleno verano. Lucas Antúnez se estrena frente a la cámara de Rísbel, entra en el set con la misma calma con la que bota el balón cuando no está compitiendo. Hijo de Yolanda Sacristán (Ex directora de Vogue y ex directora de Harpers Bazaar España) y el jugador de baloncesto José Miguel Antúnez, llega con curiosidad y cero pose aprendida. Esa mezcla de timidez y juego limpio sostiene la sesión: mirar, respirar, moverse y dejar que el cuerpo hable solo.
Trabajamos en interiores: una cama con sábanas verde agua, arrugas que cuentan la mañana, luz suave que acaricia. La piel brilla lo justo, como después de un entrenamiento. Lucas se estira, se apoya, se recoge. Hay silencios, pequeños gestos y encuadres cercanos que revelan textura y energía tranquila.
El estilismo de Mario Ville (Kattaca) tira de básicos con carácter. Polo negro con detalle blanco de Love Moschino y shorts; camiseta blanca con logo Norton arremangada sobre brazos de jugador; vaqueros con cinturón visto; camisa de rayas rojas, azules y blancas; bóxer de cuadros rojo y negro; shorts de piel negra con franja lateral; conjuntos de algodón a rayas en tonos cielo. En los pies, dos acentos: slip-ons ajedrezados y sandalias de ante. Paleta limpia y masculina, pensada para que el gesto sea el protagonista.
En retrato, Hijomía busca el rostro sin maquillaje de actitud. Una plancha con cuatro fotos en blanco y negro rompe la pose y deja ver dudas, media sonrisa, la ceja que sube. Otra toma detiene el perfil con gafas aviador; también quedan los momentos domésticos, sentado en el borde de la cama o tumbado, cuando el deportista y el chico joven se encuentran a la mitad del día.
Así quedó la primera sesión de Lucas como modelo: cercana, directa y honesta. Equipo con mirada fina y cero artificio. Fotógrafo: Hijomía. Estilista: Mario Ville (Kattaca). Maquillaje y peluquería: Gianluca Xibilia. Modelo: Lucas Antúnez (Uno Models).
