Ibis Styles Madrid Centro Maravillas es un hotel boutique en pleno Malasaña inspirado en el histórico Teatro Maravillas, perfecto para explorar Madrid a pie.
Madrid cautiva a todo el que recorre sus calles, y Malasaña es uno de sus barrios más singulares. Allí, el hotel ibis Styles Madrid Centro Maravillas combina la atmósfera de un antiguo teatro del siglo XIX con una propuesta culinaria sencilla y cercana.
Este edificio, que se alza sobre el mítico Teatro Maravillas, conserva detalles como taquillas retro y espejos iluminados, ofreciendo al huésped una experiencia que va más allá de dormir.
Con 64 habitaciones exteriores, desayuno buffet y Snack Bar abierto día y noche, el hotel se convierte en una base perfecta para quienes buscan alojamiento diferente en el corazón de la capital.
Un teatro de 150 años reinventado
El Teatro Maravillas, con más de un siglo y medio de actividad, sirvió como escenario para zarzuelas y revistas que marcaron el pulso cultural de Madrid.
El hotel rinde homenaje a esa época, y al entrar se siente la inspiración teatral en cada rincón: pasillos con carteles antiguos, camerinos convertidos en habitaciones y detalles que evocan la vida castiza del barrio de Maravillas, nombre original de Malasaña.
Esa conexión con el pasado se funde con las comodidades actuales. Una mezcla de nostalgia, última tecnología y comodidades definen la esencia del hotel, que no olvida la tradición mientras incorpora un diseño práctico y acogedor.
Sabores sencillos con toque castizo
La experiencia gastronómica destaca por su sencillez. El bar Luisa & Regina rinde tributo a dos personajes de la zarzuela “Las hijas de Zebedeo”, estrenada en 1889 en el Teatro Maravillas. Allí, el vermut tiene un papel protagonista, acompañado de pequeñas tapas típicas de Madrid.
El desayuno buffet ofrece panes, fruta, embutidos y bollería, sin artificios. Quien tenga antojos a deshoras puede recurrir al Snack Bar 24 horas, donde las opciones se adaptan a gustos variados.
No hay platos complejos, sino un enfoque directo que invita a disfrutar, ya sea antes de salir de copas o tras una larga caminata por la ciudad.
Habitaciones con aire teatral
Las 64 estancias, divididas entre Standard y Premium, reflejan la influencia de géneros que se presentaron en el Teatro Maravillas. Algunos guiños recuerdan al musical, otros a la revista o al cine.
Sin caer en excesos, cada habitación combina la ambientación escénica con prestaciones como Wi-Fi, espacios de almacenamiento y baños equipados con espejos que remiten a los camerinos clásicos.
Esta decoración no sacrifica la comodidad: la iluminación es adecuada, las camas resultan confortables y la acústica favorece el descanso. El toque castizo aparece en detalles sutiles, como armarios estilo burro y cabeceros con forma de biombo.
Malasaña, bares, restaurantes y cultura a pie
La ubicación del hotel facilita la inmersión en la vida madrileña. Caminar por Malasaña revela cafés de antaño, locales de vermut, bares tradicionales y restaurantes con propuestas globales.
A poca distancia, la Puerta del Sol y la Plaza Mayor ofrecen un recorrido clásico, mientras que la Gran Vía repleta de vida es perfecta para disfrutar de los teatros, las tiendas y los cines de renombre.
El ambiente juvenil y alternativo se mezcla con la herencia castiza, y el visitante puede pasar del aperitivo con vermut a probar menús internacionales sin salir del barrio.
Diseño práctico y versátil
El vestíbulo recuerda a un patio de butacas, con mobiliario pensado para que el huésped se sienta cómodo desde el primer momento.
El check-in transcurre en una recepción inspirada en las antiguas taquillas teatrales, y en pocos pasos se accede al bar, ideal para un vermut sin prisas.
Materiales resistentes, tonos cálidos y referencias a espectáculos pasados se combinan para crear un ambiente singular. Esta estética refuerza la idea de que el hotel es algo más que un lugar para dormir. Su propuesta anima a compartir una charla, a hojear un periódico o a planificar un paseo gastronómico por el centro. Todo fluye con naturalidad, sin ornamentos excesivos.
Desayuno buffet y aperitivos non-stop
Para muchos viajeros, la mañana comienza con un buen café y algo de comer. En este hotel, el desayuno buffet combina productos esenciales: cereales, fruta, fiambres, bollería fresca y zumos. Es un punto de partida simple, pensado para quienes desean energía suficiente antes de lanzarse a explorar la ciudad. A lo largo del día, el Snack Bar brinda un apoyo constante. La barra de Luisa & Regina, abierta para que cada uno marque su propio ritmo, invita a descubrir una forma de aperitivo muy madrileña. Gildas, aceitunas, patatas fritas y un vermut bien tirado completan un momento distendido, perfecto para tomar impulso y continuar con la ruta turística.
Habitaciones premium y detalles artísticos
Las habitaciones Premium refuerzan la temática teatral con referencias más marcadas a las figuras que dieron vida al Teatro Maravillas. Un guiño a Ruperto Chapí o a algunas estrellas de la revista destaca en sus paredes o cabeceros.
Sin resultar abrumador, ese toque extra hace sentir al huésped como protagonista de una pequeña función privada. Además, estas estancias suelen ser más amplias, con un mobiliario diseñado para estancias prolongadas.
La intención es recordar que Malasaña fue, y sigue siendo, un foco cultural importante en la capital. El pasado y el presente conviven en cada elemento de decoración, llamando la atención sin saturar.
Una carta diferente
La carta del hotel se centra en la tradición. El sabor del vermut cobra protagonismo, acompañado de las patatas fritas de toda la vida. No hace falta mucho más para sentir la esencia madrileña, que se basa en encuentros informales, charlas sin prisa y un amor por el picoteo.
El desayuno buffet da paso a un día repleto de planes. El Snack Bar 24 horas cubre la necesidad de comer algo rápido a media noche o de disfrutar de un refresco en la tarde. Esa sencillez constituye parte de su encanto: aquí no se pretende competir con la alta cocina, sino rescatar hábitos castizos y hacerlos accesibles a todo tipo de huésped.