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Los 10 pueblos con más encanto de Alemania para hacerte una ruta en coche este verano

Los 10 pueblos más bonitos de Alemania Los 10 pueblos más bonitos de Alemania

De casas de cuento a castillos entre montañas, este recorrido reúne algunos de los pueblos con más encanto de Alemania.

Si estás pensando en hacer una ruta diferente este verano, toma nota: Alemania está llena de pueblos que parecen salidos de un cuento. Calles empedradas, casas de madera, castillos entre montañas y paisajes verdes que te hacen parar a cada rato para hacer una foto. Aquí hemos recopilado los pueblos más bonitos de Alemania para ayudarte a organizar tu próximo viaje por carretera o en tren.

Primavera y verano son las mejores épocas para disfrutar de ellos, aunque en Navidad muchos de ellos cuentan con unos mercadillos navideños que son impresionantes.

Pero ahora que el clima es agradable, los días son largos y las calles están llenas de vida, es un buen momento para redescubrir Alemania. A diferencia del invierno, donde las temperaturas pueden ser duras y muchos lugares cierran antes, estos meses te permiten recorrer cada pueblo con calma y buen tiempo. Si quieres descubrir lugares con encanto, sin agobios y con muchas opciones para pasear, comer bien y desconectar, esta lista te va a venir de maravilla.

1. Monschau

Monschau uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Monschau está en el oeste de Alemania, muy cerca de la frontera con Bélgica y a poco más de una hora en coche desde ciudades como Aquisgrán (Aachen) o Colonia. Es un destino ideal para una escapada de un día desde estas ciudades, aunque lo más cómodo es llegar en coche, ya que no cuenta con estación de tren propia. Aun así, se puede llegar en tren hasta Aquisgrán y desde allí tomar un autobús regional.

El pueblo es conocido por su arquitectura de entramado de madera y su paisaje de postal junto al río Rur. Entre sus principales atractivos está el Castillo de Monschau, que ofrece buenas vistas del valle, y la famosa fábrica de mostaza, donde se puede hacer una cata. También merece la pena pasear por el centro histórico, visitar el Museo Rotes Haus (antigua casa de un comerciante textil) y sentarse en alguna terraza de la Marktplatz.

2. Wernigerode

Wernigerode uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Situado al norte del macizo del Harz, Wernigerode es uno de esos lugares que parecen diseñados para las fotos. La mejor manera de llegar es en tren, ya que la ciudad cuenta con una estación bien conectada con Leipzig, Hannover y Berlín. Si vas en coche, encontrarás carreteras panorámicas con bosques espesos y paisajes de montaña.

El castillo de Wernigerode, en lo alto de una colina, domina el paisaje y es uno de los iconos de la ciudad. Puedes subir andando o en un trenecito turístico. Desde arriba, las vistas del casco urbano y del bosque del Harz son espectaculares. En el centro, el ayuntamiento gótico de madera es una de las fachadas más fotografiadas de Alemania. Y si tienes tiempo, el viaje en tren de vapor hasta el Brocken, la montaña más alta del norte del país, es una de esas experiencias que no se olvidan.

3. Rothenburg ob der Tauber

Rothenburg ob der Tauber uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Rothenburg es una de las paradas imprescindibles en la Ruta Romántica de Baviera. Se puede llegar en coche desde Núremberg o Múnich, aunque también hay conexión en tren haciendo transbordo desde Steinach. Es un pueblo que invita a ir sin prisas, ideal para quedarse al menos una noche y disfrutar del ambiente al caer la tarde, cuando se vacía de turistas.

Sus murallas medievales rodean todo el casco histórico y se pueden recorrer a pie, pasando por torres y miradores. La Plönlein, con su famosa casita inclinada y calles de piedra en forma de “Y”, es probablemente el rincón más fotografiado. Aunque su mercado navideño es conocido en toda Europa, en verano Rothenburg se llena de flores, terrazas y ciclistas. También merece una visita la tienda de Käthe Wohlfahrt, abierta todo el año, donde siempre es Navidad.

4. Goslar

Goslar uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Goslar está al noroeste del macizo del Harz y es uno de esos pueblos que sorprenden por la cantidad de historia que encierran sus calles. Puedes llegar fácilmente en tren desde Hannover o en coche, cruzando bosques frondosos y carreteras secundarias que ya adelantan el encanto del lugar.

Fue un importante centro minero en la Edad Media, y eso se nota en su arquitectura y su legado. El casco antiguo, con más de 1.500 casas de entramado de madera, está protegido por la UNESCO. La plaza del mercado, con su fuente dorada y el carillón que suena varias veces al día, es el punto de partida perfecto. No te pierdas el ayuntamiento, que guarda una sala renacentista decorada con frescos originales. Pero lo mejor es perderse por sus callejuelas, mirar fachadas, detalles en las puertas y dejarse llevar sin mapa.

5. Bremen

Bremen uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Aunque Bremen es una ciudad, su barrio de Schnoor parece otro mundo. Se puede llegar fácilmente en tren desde Hamburgo o Hannover, y también tiene aeropuerto propio con vuelos desde varias ciudades europeas. Si haces una ruta por el norte de Alemania, merece la pena incluirla aunque solo sea por este rincón.

Schnoor es el barrio más antiguo de la ciudad, un laberinto de callejuelas con casitas estrechas del siglo XV y XVI que hoy albergan cafés diminutos, tiendas de artesanía y galerías escondidas. Pasear por aquí es como entrar en una maqueta viva. Muy cerca está la estatua de los famosos Músicos de Bremen, que siguen atrayendo manos que frotan las patas del burro para atraer la suerte. Aunque Bremen tiene su parte urbana, Schnoor es una parada perfecta para quienes buscan el encanto de un pueblo sin salir de la ciudad.

6. Quedlinburg

Quedlinburg uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Quedlinburg es uno de los secretos mejor guardados del centro de Alemania. Está en el estado de Sajonia-Anhalt y se puede llegar en tren desde Leipzig o Magdeburgo, aunque lo más cómodo para explorar la región es ir en coche. Desde que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ha ganado fama, pero sin perder su calma.

La ciudad cuenta con más de 1.300 casas de entramado de madera, algunas con más de 600 años, repartidas por callejones que se enredan entre sí. El casco histórico es amplio y está muy bien conservado. En lo alto, la colina del castillo con la Colegiata de Santa María ofrece vistas espectaculares y conecta con la historia del primer imperio alemán. Es un lugar para pasear sin prisa, entrar en tiendas de antigüedades y sentarse en alguna terraza del centro a ver pasar la historia.

7. Idstein

Idstein uno de los pueblos más bonitos de Alemania

A solo 40 minutos en tren desde Fráncfort, Idstein es una escapada perfecta para los que buscan tranquilidad y encanto en un mismo lugar. También puedes llegar en coche y aprovechar para explorar otros pueblos del valle del Rin.

Su centro histórico peatonal está lleno de casas de entramado de madera con fachadas pintadas en tonos vivos y detalles tallados que parecen sacados de una película. El edificio más fotografiado es el “Haus zum Löwen”, con su estructura inclinada y colores intensos. La plaza del mercado, con su pequeño ayuntamiento, es ideal para sentarse a tomar un café sin prisas. Y al fondo, la torre del castillo, conocida como el “Witch’s Tower”, recuerda los días en que el pueblo era un bastión defensivo. Todo queda cerca y se recorre a pie en una mañana.

8. Koblenz

Koblenz uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Koblenz está justo donde se encuentran el Rin y el Mosela, y eso ya le da un carácter especial. Se puede llegar fácilmente en tren desde Colonia, Bonn o Fráncfort, y es un buen punto de partida si estás planeando una ruta por los valles de ambos ríos.

El lugar más emblemático es el Deutsches Eck, donde las aguas de los dos ríos se mezclan bajo una gran estatua ecuestre. Desde allí puedes tomar un teleférico que cruza el Rin hasta la fortaleza de Ehrenbreitstein, una construcción imponente con vistas espectaculares y exposiciones culturales. Pasear por la ribera, subir a algún barco turístico o explorar las callejuelas del casco antiguo son solo algunas de las opciones. Koblenz tiene un ritmo tranquilo, pero siempre hay algo que ver al girar una esquina.

9. Hattingen

Hattingen uno de los pueblos más bonitos de Alemania

A medio camino entre Düsseldorf y Dortmund, Hattingen es una joya discreta del oeste de Alemania. Llegar es fácil tanto en coche como en tren, y precisamente porque no está en las rutas más típicas, mantiene ese aire auténtico que tanto se agradece.

Su centro histórico está formado por más de 140 casas de entramado de madera, muchas de ellas perfectamente conservadas. Las calles son estrechas, tranquilas y llenas de pequeños detalles, desde carteles antiguos hasta balcones floridos. La plaza del mercado, con su iglesia gótica y terrazas locales, es el punto de reunión de vecinos y visitantes. Aquí no hay prisas ni colas: todo invita a mirar, sentarse y disfrutar. Para los que buscan algo menos turístico, pero igual de encantador, Hattingen es un acierto.

10. Bernkastel-Kues

Bernkastel-Kues uno de los pueblos más bonitos de Alemania

Bernkastel-Kues está en pleno valle del Mosela y es uno de esos pueblos que parecen dibujados a mano. Se puede llegar en coche desde Coblenza o Tréveris, atravesando carreteras bordeadas de viñedos. También hay opción de combinar tren y autobús desde ciudades cercanas, aunque lo ideal es incluirlo en una ruta en coche por la región.

El pueblo está dividido en dos por el río y conectado por puentes. En la parte antigua, destacan las casas de entramado de madera, muchas de ellas inclinadas, con siglos de historia sobre sus muros. El ayuntamiento renacentista, pintado de rojo y con reloj central, marca el corazón de la plaza. Y si subes hasta las ruinas del castillo de Landshut, las vistas del Mosela y sus laderas cubiertas de viñedos son espectaculares. Es el lugar perfecto para parar, pasear sin rumbo y sentarse a probar un riesling local con vistas al río.

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