Un argumento impactante, un reparto de lujo y un ritmo trepidante son solo algunas de las razones por las que Todos los nombres de Dios se ha convertido en la película de acción del año
Todos los nombres de Dios ya es un éxito en los cines. El pasado 15 de septiembre llegaba a las salas la nueva película dirigida por Daniel Calparsoro y protagonizada por los prestigiosos Luis Tosar e Inma Cuesta. La crítica y el público han quedado sorprendidos ante un thriller que utiliza todas las fórmulas propias del género para convertir la película en uno de los mejores films comerciales que ha dado nuestro país.
El argumento no podía ser más impactante: un taxista es capturado por un grupo terrorista y se convierte en una bomba humana que estallará en pleno centro de Madrid si deja de caminar. Si bien el tema no es innovador y mantiene la estructura clásica que todos conocemos, todas las piezas están tan bien ensambladas que cuesta no rendirse ante ella.
Es cine comercial, sí, pero hecho con buen gusto, con buena fotografía y con unos impactantes efectos especiales, todo para hacer que la película, nunca mejor dicho, “estalle” ante los ojos del espectador.
Y qué decir del reparto. Luis Tosar e Inma Cuesta están inmejorables en sus papeles de taxista atormentado y de policía heroica, que tratan de salvar la ciudad de este ataque terrorista mientras intentan que sus propias vidas no se desmoronen en el proceso.
Aunque es cierto que las fuerzas del orden y el grupo yihadista están retratados siguiendo el más absoluto cliché, las interpretaciones son tan magníficas (mención especial a Inma Cuesta) que es imposible no entrar en el juego. Antes de darte cuenta, estás dentro de las frenéticas vidas de los personajes, dentro de sus problemas, de sus sueños, de sus frustraciones, de esa Gran Vía de Madrid en la que todo puede pasar.
Pero el argumento, el reparto y la acción no es lo único que destaca en Todos los nombres de Dios. A continuación, ¡las 5 razones por las que no puedes perderte la última película de Luis Tosar e Inma Cuesta!
LO DE SIEMPRE, DIFERENTE
Nadie puede negar que el argumento, cuanto menos, llama la atención: un taxista que se convierte en un arma humana cuando un grupo terrorista lo llena de explosivos, que estallarán si deja de caminar. La película supone una constante huida hacia delante, y aunque es cierto que el film no innova en la forma, pocas veces te encuentras ante un producto tan bien pensado, tan bien milimetrado y en el que todo, absolutamente todo, funciona. Un film que convierte en suyos los tópicos del género y se atreve a hacer algo que muchos solo consiguen a medias: llevarlos al límite.
UN DIRECTOR CONSOLIDADO, UNA GUIONISTA DE PRESTIGIO
Está claro que a Daniel Calparsoro, director de la película, le gusta la intriga, la acción y el ritmo trepidante. El cineasta ha ido perfeccionando este estilo de máxima tensión en cada una de sus películas, hasta conseguir consolidarlo en Todos los nombres de Dios. Y vaya si lo ha conseguido. Pero nada de esto sería posible sin el fantástico trabajo de Gemma Ventura a bordo del guión, escritora con la que también trabajó en Centauro, su anterior película. Además, Ventura es también la autora de la maravillosa y tristemente olvidada 53 días de invierno.
UN REPARTO ESTELAR
Una vez más, Luis Tosar vuelve a hacer lo que mejor se le da: adaptarse como un camaleón a los papeles más complicados. Nadie mejor que él para encarnar al protagonista absoluto de este thriller de acción: el taxista a punto de volar por los aires en pleno centro de Madrid. Pero su papel no brillaría tanto si no contase con la multipremiada Inma Cuesta encarnando a la comandante de policía que intenta salvarle la vida. Culminan el reparto los actores Patricia Vico, con la que el director ya colaboró en sus anteriores películas Hasta el cielo y Cien años de perdón, Nourdin Batan, famoso por las series 30 monedas y Hit, y el siempre maravilloso Fernando Cayo.
LA VIOLENCIA, UN TEMA RECURRENTE
El retrato de la violencia se ha convertido en una constante en las películas de Calparsoro. Una violencia que contrasta, siempre, con unos personajes sensibles y complejos, muchas veces al borde del llanto. En Todos los nombres de Dios, el cineasta vuelve a explorar el origen de esta furia que todos llevamos dentro pero que solo algunos manifiestan, todo ello envuelto en el contexto del terrorismo yihadista, tan de actualidad en los últimos años.
UNA FOTOGRAFÍA IMPACTANTE
No hay nada que en este film esté dejado al azar y su realización no iba a ser menos. Todos los nombres de Dios tiene una fotografía fría y angustiosa que enseguida introduce al espectador en ese universo de ira y desesperación que tan bien dirige Calparsoro. Todo está pensado para no dejar un momento de respiro: las cámaras tiemblan, reflejo de esas explosiones que vibran en pantalla, los drones que sobrevuelan la ciudad, el suelo que parece convulsionar. Desde luego, el cineasta sabe cómo hacer que todas las piezas encajen para conseguir ese ritmo frenético que tanto nos gusta.
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