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Por qué El Eternauta ya es la serie argentina más vista en Netflix con 20 países en su top global

Escena de la serie el Eternauta, de Netflix Escena de la serie el Eternauta, de Netflix

Protagonizada por Ricardo Darín, la adaptación del célebre cómic argentino lidera el top global de series no habladas en inglés.

El Eternauta, la nueva serie apocalíptica de Netflix, ha logrado lo impensado: convertir un clásico del cómic argentino en uno de los títulos más vistos a nivel mundial. Escrita y dirigida por Bruno Stagnaro, la ficción adapta la obra homónima creada en 1957 por Héctor Germán Oesterheld, y ha encabezado el ranking de las series más vistas en 20 países, despertando el interés internacional por una historia profundamente enraizada en la memoria colectiva argentina.

El Eternauta serie Netflix

Con Ricardo Darín al frente del reparto, El Eternauta trasciende el género de ciencia ficción para convertirse en un retrato alegórico de la dictadura, la militancia política y la desaparición forzada, tres heridas abiertas en la historia reciente del país. Rodada en Buenos Aires con un presupuesto estimado en 12 millones de euros, la serie combina escenarios reales y recreaciones digitales de algunos de los barrios más emblemáticos de la capital. El elenco se completa con nombres como Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra, Ariel Staltari y Marcelo Subiotto.

El cómic en el que se basa la serie

El Eternauta se publicó por primera vez entre 1957 y 1959 en la revista Hora Cero Semanal, en plena efervescencia política tras la Revolución Libertadora, que derrocó al presidente Juan Domingo Perón en 1955. Escrita por Héctor Germán Oesterheld e ilustrada por Francisco Solano López, la obra se convirtió rápidamente en un hito del cómic argentino por su capacidad para entretener y, al mismo tiempo, interpelar al lector sobre los riesgos del autoritarismo, el valor de la resistencia y la importancia de la acción colectiva.

Más que una historia de ciencia ficción, El Eternauta es una alegoría sobre el miedo, la solidaridad y la lucha contra lo invisible. En 1976, en pleno inicio de la dictadura militar, Ediciones Récord reeditó la novela gráfica, lo que permitió que una nueva generación de lectores accediera a una historia que se volvería símbolo de la memoria política y cultural del país.

La historia detrás del autor

La vida de Héctor Germán Oesterheld está tan marcada por la lucha y la tragedia como su obra. En los años sesenta, el guionista dio un giro radical a su carrera al militar activamente en Montoneros, la organización guerrillera peronista, y escribir biografías sobre figuras revolucionarias como Eva Perón y Che Guevara. Su literatura se volvió cada vez más comprometida, abiertamente política.

Firmar con nombre y apellido sus historietas fue una decisión valiente que acabaría marcando su destino. En 1977, en plena represión de la dictadura militar, Oesterheld fue secuestrado a los 57 años y trasladado a distintos centros clandestinos, incluido Campo de Mayo. Nunca volvió a ser visto con vida.

La tragedia se extendió a su familia: entre 1976 y 1978, las cuatro hijas del escritor —Estela, Diana, Beatriz y Marina— también fueron secuestradas. Tres de ellas estaban embarazadas. Dos de sus nietos lograron ser recuperados más tarde gracias al trabajo incansable de Abuelas de Plaza de Mayo, la organización argentina dedicada a localizar a los niños robados durante la dictadura. El legado de Oesterheld no es solo literario: es también símbolo de la memoria, la resistencia y la justicia.

Una figura clave en la lucha

Incluso tras su detención, Héctor Germán Oesterheld siguió escribiendo desde los centros clandestinos donde estuvo secuestrado. Organizó talleres de lectura y escritura para otros detenidos, resistiendo con la palabra y manteniendo viva la cultura aún en los márgenes más oscuros del terror. Su figura se consolidó como un emblema de la lucha contra la dictadura y su legado literario se transformó en una forma de denuncia que trasciende generaciones.

Con el regreso de la democracia en Argentina, El Eternauta fue rescatada y reivindicada no solo como obra maestra de la ciencia ficción, sino como un texto profundamente político y simbólico. La novela gráfica recuperó un lugar de honor en la memoria cultural del país, convirtiéndose en una lectura esencial para entender la historia reciente.

La implicación de Oesterheld con su tiempo, con las luchas sociales y con la necesidad de pensar colectivamente, convirtió su obra en un reflejo lúcido de las tensiones políticas que atravesaban Argentina. De ahí la fuerza que adquiere una frase como “¡Viva la resistencia, viva Argentina!”, coreada en uno de los episodios de la serie: no es solo un grito de ficción, sino un eco del compromiso del autor con la causa popular y la justicia social.

Una serie con mensaje

Aunque El Eternauta se presenta como una historia de ciencia ficción, su esencia es profundamente humana. La serie habla de la identidad, de la resistencia en tiempos de crisis, del valor de la comunidad frente al individualismo. Su mensaje es claro: solo mediante la acción colectiva es posible enfrentar las amenazas más grandes, incluso cuando estas adoptan formas invisibles o alienígenas.

Secuencia de la serie El Eternauta de Netflix

La adaptación televisiva recupera la potencia simbólica de la obra original y la proyecta hacia el presente. En un contexto global marcado por nuevas formas de control, desigualdad y polarización, El Eternauta vuelve a interpelar al espectador. La lucha por la supervivencia se convierte así en una metáfora de la lucha por la dignidad, la memoria y los derechos humanos.

Y aunque el relato plantea enemigos venidos de otros planetas, la alegoría política es imposible de ignorar. La historia refleja con crudeza el modo en que el poder manipula, controla cuerpos y somete voluntades. La serie, como el cómic, no elude el pasado: lo resignifica para invitar a pensar el presente desde una memoria activa.

Cuando la realidad supera la ficción

Desde la irrupción de la pandemia, el mundo parece vivir en una sucesión constante de episodios distópicos. Crisis sanitarias, apagones, guerras, incertidumbre tecnológica… La ficción ya no queda tan lejos de lo real. El Eternauta comienza precisamente con un corte de luz —un suceso reciente en Argentina que trajo al presente viejas inquietudes— y a partir de ahí despliega una cadena de eventos extraños que sumen al país en una crisis total.

Más allá del trasfondo político que la sostiene, la serie funciona como una potente reflexión sobre nuestra dependencia tecnológica y nuestra capacidad —o incapacidad— de subsistir sin los sistemas que hoy consideramos imprescindibles. ¿Qué pasaría si todo se apagara? ¿Cómo respondería la sociedad ante el caos? Son preguntas que la ficción plantea, pero que la realidad también insinúa.

Un éxito inesperado

No fue fácil llevar El Eternauta a la pantalla. Hace dos décadas se intentó adaptar este cómic de culto en formato cinematográfico, sin éxito.

“Al principio la idea era hacer una película, pero todo se frustró, creo que en parte por un tema de derechos. Cuando Netflix decidió avanzar con el proyecto, con todo su respaldo económico y proyección global, finalmente pudo hacerse realidad”

Ricardo Darín, protagonista de la serie.

El resultado ha superado todas las expectativas. En su primera semana, la serie dirigida por Bruno Stagnaro alcanzó el primer puesto de visualizaciones en Argentina y lideró el ránking de Netflix en más de 20 países, entre ellos Alemania, Italia, Turquía, Venezuela y Hungría. Además del respaldo del público, la crítica internacional ha celebrado su propuesta visual, su narrativa ambiciosa y su capacidad para actualizar un relato histórico sin perder fidelidad al original.

Un logro aún más valioso si se tiene en cuenta la situación que atraviesa el sector audiovisual argentino, fuertemente golpeado por los recortes culturales impulsados por el gobierno de Javier Milei. Contra todo pronóstico, El Eternauta ha demostrado que las buenas historias, cuando se cuentan con respeto y convicción, siguen teniendo la fuerza de cruzar fronteras. El trabajo conjunto con Martín Oesterheld, nieto del autor original, fue clave para preservar el espíritu de una obra que es, más que nunca, necesaria.

Segunda temporada confirmada

El éxito de El Eternauta no solo se ha medido en visualizaciones: también ha renovado el interés global por una de las obras más influyentes del cómic latinoamericano. Netflix ya ha confirmado la producción de una segunda temporada, basada en El Eternauta II, la continuación que Héctor Germán Oesterheld escribió en la clandestinidad.

Escena de la serie El Eternauta

En esta secuela, la historia da un giro aún más oscuro: la población, diezmada por la invasión alienígena, se ve obligada a sobrevivir refugiada en cuevas subterráneas, resistiendo bajo condiciones extremas. Una narrativa aún más marcada por el desarraigo, el aislamiento y la violencia, pero también por el espíritu de lucha y la esperanza colectiva. La continuación promete ahondar en los conflictos emocionales y políticos que el primer bloque narrativo apenas ha empezado a desvelar.

Ricardo Darín cambia de registro

La elección de Ricardo Darín como protagonista no es casual. Reconocido como uno de los actores más influyentes del cine argentino —y una figura muy querida también en España—, Darín encarna por primera vez un papel de ciencia ficción al ponerse en la piel de Juan Salvo, el héroe anónimo de El Eternauta. Un personaje que ha marcado generaciones y cuya carga simbólica resuena con fuerza en la historia reciente del país.

Reparto de la serie El Eternauta de Netflix

“Ha supuesto cierto riesgo, cierto vértigo. Pero cuando empecé a entender el plan y en manos de quién estaba, me dio más confianza y me pareció un desafío muy atractivo tras más de treinta años haciendo cine y teatro”, confesaba el actor en una entrevista con Cinemanía.

En su interpretación, Darín abraza el carácter poliédrico del relato. “El espectador va a encontrar en El Eternauta la posibilidad de resignificar y buscar paralelismos con la actualidad, tantos como quiera. Porque en ella tenemos de todo: nieve tóxica, abandono, grupos aislados, mezquindad, pero también solidaridad, lucha contra lo desconocido, agresiones y hostilidades”, explicaba. Y añadía: “Cada uno va a darle un sentido, porque son muchas las capas que contiene, y eso es fantástico”.

Más allá de lo simbólico, Darín también subraya el trasfondo ideológico de la serie: “Si además queremos introducir un análisis político, también lo podemos hacer, porque hay de dónde agarrarse, tanto ahora como lo que ocurrió en su momento. Oesterheld lanzó un mensaje bonito, que nadie se salva solo, que es importante la solidaridad”.

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