El actor uruguayo nos confesó cuál es su rincón favorito para cenar en Madrid y fuimos a comprobar por qué habla de él así de bien.
Cuando Nico Furtado vino a nuestro estudio para la sesión de fotos y la entrevista del número de invierno, la conversación terminó derivando en comida. Siempre pasa. Le pedimos una recomendación, un lugar al que él volvería sin pensarlo, y la respuesta llegó así mismo… ¡sin pensárselo!: “es un restaurante que es vegetariano, pero que no lo parece”, dijo entre risas.
El actor habló de su carta con una sonrisa en el rostro que no pudo disimular: “La comida es espectacular y la coctelería es increíble. A mí me encanta la carne, pero para los vegetarianos, su propuesta es muy buena”. Pues bien… esto ha sido más que suficiente para despertar mi curiosidad. Así que me he acercado al barrio de Justicia para entender qué tiene este lugar que ha conquistado a uno de los actores uruguayos más queridos en nuestro país.
Cómo es la carta en el restaurante Zíngara de Madrid
El restaurante Zíngara tiene algo especial desde el primer segundo. La sala mezcla tonos cálidos, luz tenue y un «aire gitano» (entendedme…) que te invita a quedarte un poco más de lo previsto. La sensación no es la de un restaurante estrictamente vegetariano, en eso Nico lleva razón. Hay una intención más amplia: mostrar cómo una cocina plant based puede jugar con sabores lejanos, recetas inesperadas y guiños culturales que mantienen despierto al comensal.

La carta empieza con una sección llamada “Nudo”, donde los platos funcionan como si fuera la estructura de un cuento que está por comenzar. La Burrata con olivas caramelizadas, zucchini marinado y aceite de eneldo abre el apetito con suavidad. Los Higos frescos con yogurt y queso de oveja, eneldo y anacardos fritos siguen esa línea fresca y ligera. Pero el tono cambia con propuestas más potentes, como el Repollo barbacoa con puré de zanahoria y dátil, o las Alitas de seta ostra con glaseado de soja dulce. Estas dos elaboraciones son las que más sorprenden porque muestran esa intención de romper prejuicios sin necesidad de grandes discursos.

El viaje continúa con los “Desenlace”, donde los platos ganan cuerpo. Los Noodles de boniato con mayonesa de kimchi de nabo, setas y tirabeques tienen un toque picante que se agradece. El Sorrentino de ricotta y limón con crema de espinacas y guisantes glaseados aporta un punto reconfortante que recuerda a una buena comida casera hecha con calma. La Moussaka de berenjena con ragú de setas y gratinado de grana padano es puro abrigo en un plato, de esos que te hacen bajar el ritmo de la conversación. Y el Anticucho de seta melena de león aparece para cerrar la parte salada con una combinación jugosa de salsa anticuchera, piparras, yogurt y cilantro.

El postre, o “Final feliz”, mantiene ese mismo carácter libre. El Cremoso de aguacate con condensada de coco y pipas garrapiñadas es delicado y dulce sin empalagar. El Cremosos de chocolate con helado de chocolate blanco y miso tiene un punto goloso que funciona muy bien. Y las Texturas de melón, con sorbete, compota y granita de manzanilla, refrescan la mesa y la conversación.
La coctelería en Zíngara, mención especial
Pero si hay algo que merece capítulo aparte es su coctelería nómada. Nico no exageró. El nivel es sorprendentemente alto. El cheronI, amargo y potente, es ideal para quienes disfrutan de un trago serio. El l’Incontro, con vodka, mascarpone y albahaca, resulta sedoso y muy redondo. Y el lo prohIbIdo, con notas de coco, maracuyá y citronela, funciona como un pequeño descanso tropical entre plato y plato.

Cada cóctel tiene una personalidad clara. El camarero pregunta qué te apetece antes de aconsejar, y suele acertar. Ese detalle deja claro que aquí la barra es uno de los pilares principales del proyecto.

Zíngara tiene esa magia especial que uno espera encontrar en un restaurante de Madrid. No en un sentido grandilocuente, sino en esa forma honesta de cocinar vegetales sin encasillarse en lo “saludable” ni lo “eco”. Es un restaurante que pide ser disfrutado sin etiquetas. Y sí, entendemos perfectamente por qué Nico Furtado lo recomendó con tanta seguridad. Cuando un actor que ama la carne te dice que un vegetariano “es espectacular”, algo tienes que probar. Y en Zíngara, todo apunta a que volverás.

