Con una cocina gallega que honra a sus raíces, el restaurante Lúa presume de un producto auténtico de primerísima calidad, una carta de temporada y un pulpo que habla por sí mismo.
Hay restaurantes que nacen para servir, y otros que prefieren alumbrar. El restaurante Lúa, que en gallego significa «luna», lleva casi dos décadas iluminando la escena gastro madrileña con una propuesta gallega auténtica, sin aderezos innecesarios ni disfraz de estrella. Manuel Domínguez, cocinero y alma del proyecto, ha convertido su comedor en una casa de comidas actual donde el producto gallego manda, el pulpo se sirve con oficio y el comensal se siente como en el Puerto de Vigo desde el primer bocado.
Aquí no hay fuegos artificiales. Hay brasas, tijeras y paciencia. Y una receta de pulpo a feira que ha convertido a Lúa en uno de los destinos imprescindibles para los que buscan sabor sin disfraces en la capital.
Cocina gallega con alma y memoria
Lúa ha evolucionado, pero sin perder su esencia. Tras abandonar su local original en la calle Zurbano, donde solo ofrecía menú degustación, Manuel decidió trasladarse a Eduardo Dato para ganar espacio, luz y una carta con identidad propia. Una carta viva, flexible y apegada al recetario de siempre.
En el último año, el restaurante ha dado un paso más en su particular viaje hacia el origen. Le han premiado con dos soles Repsol y ha ganado libertad. Lejos de las etiquetas, hoy Lúa es lo que su cocinero siempre quiso: un comedor gallego en el que compartir platos, beber buen vino y comer como se hace en casa, con calidad, calma y alegría.
El pulpo que sabe a mar gallego
El plato más famoso del restaurante Lúa no necesita presentación, pero sí merece una explicación. El pulpo a feira que prepara Manuel tiene historia, técnica y cariño. La receta la aprendió en O Carballiño, su pueblo natal, viendo trabajar a los pulpeiros de las ferias. Y la repite casi como un ritual.
Utiliza piezas de entre dos y tres kilos, que ha congelado previamente para ablandar la carne. Tras lavarlo a conciencia, lo introduce en agua hirviendo durante 27 minutos y luego lo deja reposar en la misma agua otros 25. Ni sal, ni prisas. Después, lo corta con tijera en trozos de unos dos centímetros, les añade sal, y lo sirve. Así de sencillo. Así de perfecto.
A 26 euros la ración, o 16 la media, es uno de los mejores pulpos de Madrid. Pero, más allá del sabor, es un homenaje a las raíces del cocinero y a la cocina gallega de verdad.
Una carta sin encorsetamiento
El pulpo no está solo. Le acompañan platos frescos, marineros y bien trabajados. Como el salpicón de bogavante, cigala, carabinero y langostino (38 €), el gazpacho de melocotón con zamburiña (14 €), la ensalada de arenque marinado con mango y granada (19 €) o la raya en caldeirada con crema de ibéricos (29 €).
La carta cambia con las estaciones y mantiene una base de sabores reconocibles: ensaladilla de marisco, callos con garbanzos, cocochas en salsa verde, bacalao con piel de pan y salsa de callos, costilla de vaca gallega glaseada… platos que no buscan sorprender, sino reconfortar.
Y de postre, hay que hablar de la tarta líquida de Santiago (9 €), uno de esos finales que dejan huella. Aunque también se puede optar por unas cañas fritas de Carballiño (3,50 €) o la crema de queso San Simón con miel y violeta (9 €).
Un comedor sin pretensiones y una terraza que invita
El espacio de Lúa es amplio, luminoso y sin artificios. Ahora, con la llegada del buen tiempo, la terraza cobra protagonismo. Una pequeña joya en Eduardo Dato donde se puede comer bien, al aire libre y sin prisas.
La experiencia se amplía con platos para compartir y una atención cercana, de esas que suman sin querer protagonismo. Manuel ha apostado por volver al origen también en el trato: natural, sencillo y humano.
Vinos gallegos y rarezas con nombre propio
La bodega del restaurante Lúa merece una mención aparte. Con más de 150 referencias, nacionales e internacionales, la selección de vinos gallegos incluye joyas poco comunes y una discreta pero interesante colección de champagnes de pequeños productores.
Pero lo más especial es A Tiro Fijo, el vino propio de la casa, en versión blanca y tinta. Lo elabora la bodega orensana Coto de Gomariz, exclusivamente para Lúa, a partir de varietales autóctonas de Ribeiro. Un detalle más que muestra la fidelidad de Manuel a su tierra.
Reservar mesa en el Restaurante Lúa
- Dirección: Pº Eduardo Dato, 5. 2810 de Madrid
- Teléfono de reservas: 91 395 28 53
- Horario: Abre de martes a sábado de 13.30h a 16.00h y de 20.30 a 23.00h . Cierre por vacaciones: del 28 de julio al 26 de agosto
- Web: www.restaurantelua.com