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Dua Lipa convierte el Movistar Arena de Madrid en un festival con 15.000 fans

Dua Lipa durante su concierto en Madrid en mayo de 2025 Dua Lipa durante su concierto en Madrid en mayo de 2025

El Movistar Arena se transforma en una fiesta colectiva para recibir a la estrella británica, que arranca su gira europea con hits, espectáculo y mucha dopamina.

A las ocho de la tarde, el Movistar Arena ya olía a sábado. Aunque fuera domingo. Afuera, las colas serpenteaban bajo el sol como si no quedara un solo cuerpo sin glitter, y dentro, la pista latía como un festival antes del primer concierto. Cuando Dua Lipa salió a escena, lo que ocurrió fue más que un concierto: fue un ritual colectivo de euforia, una clase de felicidad compartida que hizo levitar a las 15.000 personas que llenaron el recinto.

La cantante británica, que regresa a Madrid tras su paso por el Mad Cool, eligió la capital para abrir su gira europea y dejó claro por qué es una de las grandes divas del pop global. Durante casi dos horas de show —dividido en cinco actos y varios cambios de vestuario—, entregó un espectáculo milimetrado que combinó sus hits más coreables con nuevas canciones cargadas de ritmo, poderío y mensajes que se te quedan pegados como el estribillo de un buen tema dance-pop.

Una entrada en trance

El inicio no pudo ser más claro. Sobre una pantalla con un oleaje en bucle y bajo el símbolo del infinito, Dua Lipa emergió al escenario como si llegara a nuestras vidas para recordarnos que bailar puede ser una forma de resistencia. Empezó con Training Season, y desde ahí, la cosa solo fue hacia arriba. Con Illusion y Houdini, las nuevas piezas de su último álbum, construyó un subidón progresivo que no dio tregua.

El público respondió como si llevara días sin salir de casa: brazos al cielo, coreos improvisadas y vídeos en vertical que intentaban atrapar lo inatrapable. Pero también hubo momentos de cercanía real. Dua bajó al público, repartió selfis, abrazó a fans y habló en castellano con ese tono de diva accesible que enamora más que cualquier acrobacia vocal.

Future Nostalgia sigue siendo la columna vertebral

Aunque la gira esté centrada en su nuevo disco, fue Future Nostalgia la que volvió a poner los pilares del espectáculo. Temas como Break My Heart, Levitating, Physical, Love Again o Don’t Start Now hicieron vibrar el estadio como si estuviéramos en una rave futurista. Cada canción era una explosión de luz, sonido y adrenalina medida al milímetro.

Hubo fuego. Hubo coreografías atómicas. Hubo confeti. Y sobre todo, hubo una interpretación impecable de una artista que, sin necesidad de esfuerzos teatrales, consigue que sus canciones lo digan todo por ella.

¿Perfecto? No del todo, pero casi

No todos los temas nuevos tuvieron la misma pegada. El segundo acto del concierto, con canciones más planas, ofreció una pequeña bajada de tensión. Pero Dua supo compensar esos momentos con apuestas seguras y un cierre que lo arregló todo: One Kiss (su tema con Calvin Harris, más de 2.500 millones de reproducciones en Spotify) y Dance The Night, el homenaje pop a Barbie, fueron puro subidón nostálgico.

Además, hubo sorpresa final con una versión de Bailamos de Enrique Iglesias, cantada con soltura y jaleada por un público que ya estaba rendido desde hacía rato. “Estoy tan agradecida y tan enamorada de Madrid y de España”, dijo con la sonrisa de quien sabe que lo ha petado.

Una producción que apunta a TikTok (y acierta)

Todo en el concierto estaba pensado para convertirse en viral: desde los planos de la pantalla central, dignos de un videoclip, hasta los movimientos exactos de los 12 bailarines que acompañaban a la cantante. Incluso el segundo escenario circular, plantado en medio de la pista, parecía diseñado para que los vídeos de los fans se vieran espectaculares desde cualquier ángulo.

El nivel de control fue tan extremo que el equipo de Dua Lipa pidió revisar las fotos de prensa antes de su publicación. No hubo acreditaciones para fotógrafos que no aceptaran esas condiciones. A cambio, la audiencia recibió un producto visual cuidado hasta el último píxel, como un programa de televisión en directo disfrazado de concierto.

Danny L. Harle + Kevin Parker

Parte del mérito de este nuevo sonido hay que atribuírselo a los dos productores estrella del último álbum: Danny L. Harle, nombre clave del hyperpop y colaborador de Caroline Polacheck, y Kevin Parker, mente detrás de Tame Impala. El resultado es una mezcla de beats brillantes, líneas de bajo con groove y sintetizadores que te llevan en volandas.

Sobre ese sonido, Dua Lipa impone una voz grave, segura, con matices que transmiten autoridad, sensualidad y alegría en partes iguales. No hace falta que grite. Le basta con una mirada, una nota bien colocada o una frase como «I need someone to teach me» para capturar el momento.

Lo que viene

El concierto de anoche no fue un evento aislado, sino el pistoletazo de salida de una primavera pop que va a ser una locura. Ed Sheeran aterriza en Madrid el 30 y 31 de mayo con doble fecha en el Metropolitano. En junio, el Primavera Sound reunirá en Barcelona a Charli XCX, Sabrina Carpenter y Chappell Roan. Y por si fuera poco, Billie Eilish ya ha agotado entradas para sus shows del 14 y 15 en el Palau Sant Jordi.

Pero ayer fue el turno de Dua Lipa. Y Madrid, por una noche, fue suyo.

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