La versión más veraniega del icónico modelo de Tudor llega con la intención de conquistar muñecas (y colecciones).
Fundada en 1926 por Hans Wilsdorf, el creador de Rolex, Tudor nació con una misión clara: ofrecer relojes con la misma calidad y fiabilidad que un Rolex, pero a un precio más accesible. Con el paso de los años, la firma suiza ha sabido labrarse una identidad propia gracias a su enfoque robusto, técnico y ligado al mundo de la aventura. Hoy, Tudor ya no vive a la sombra de nadie. Con colecciones como Pelagos, Royal y especialmente Black Bay, ha conseguido posicionarse como una marca de culto entre aficionados y coleccionistas.
Dentro de su catálogo, la línea Black Bay es una de las más reconocibles. Inspirada en los históricos relojes de submarinismo de la casa, esta familia combina estética retro con innovación técnica. Y su última incorporación, el Black Bay 54 «Lagoon Blue», llega justo a tiempo para convertirse en uno de los modelos más deseados de este verano. Si estás pensando en darte un capricho —o hacer un buen regalo— aquí tienes tres razones de peso para apostar por él.
1. Diseño clásico con toque actual
El nuevo Black Bay 54 Lagoon Blue mantiene las proporciones del modelo original: caja de 37 mm, bisel sin marcas y una estética sobria que remite al primer Oyster Prince Submariner de 1954. Pero lo que realmente le da un giro inesperado —y muy acertado— es la esfera. Ese azul claro con textura arenosa no está ahí solo para llamar la atención. Transmite ligereza, verano, desconexión. Y lo hace sin perder un ápice de masculinidad ni caer en la excentricidad.
El acabado pulido del bisel, el cristal de zafiro abombado y el brazalete de cinco eslabones completan un conjunto que resulta tan cómodo de llevar como fácil de combinar. Puedes usarlo con un polo y unos chinos, o directamente con bañador y camisa abierta. En cualquiera de los dos casos, queda impecable.
2. Mecánica fiable para olvidarte del reloj todo el fin de semana
Uno de los puntos fuertes de Tudor es su apuesta por calibres propios. En este caso, el Black Bay 54 monta el calibre MT5400 con certificación COSC, espiral de silicio y una reserva de marcha de 70 horas. Traducido: puedes quitártelo un viernes por la tarde y volver a ponértelo el lunes sin tener que darle cuerda. Preciso, resistente a campos magnéticos y preparado para acompañarte a diario sin exigencias.
Además, este movimiento ha sido diseñado para durar. Con un volante de inercia variable y una arquitectura robusta, es el tipo de calibre que puedes confiar a lo largo de los años. Y todo eso, por un precio (4.280 €) que sigue estando por debajo de muchos modelos con especificaciones similares.
3. Comodidad real y garantía sin complicaciones
Un reloj bonito es importante. Pero un reloj cómodo, lo es aún más. Tudor lo sabe, y por eso el Black Bay 54 Lagoon Blue incluye el cierre «T‑fit», que permite ajustar el brazalete hasta 8 mm sin herramientas. Un detalle que marca la diferencia cuando suben las temperaturas o pasas del asfalto a la playa. El brazalete, además, combina zonas satinadas y pulidas para ofrecer un equilibrio perfecto entre elegancia y deportividad.
Otro punto a tener en cuenta si estás valorando la compra: Tudor ofrece una garantía de cinco años sin necesidad de registro y totalmente transferible. Una muestra de confianza que respalda la calidad de la pieza y que te permite regalar el reloj en el futuro con total tranquilidad.
