Diseñado para los viajeros que viven entre husos horarios, el reloj RM 63-02 Automatic Worldtimer de Richard Mille combina oro, titanio y una complicación única que ajusta la hora mundial con un simple giro del bisel.
Lo de que Richard Mille fabrica relojes, ya va siendo hora de ponerlo en entredicho, porque eso sería reducir sus beneficios de una forma injustamente simplista. Desde su fundación, la manufactura ha convertido la alta relojería en un territorio donde la tecnología, los materiales extremos y el diseño emocional se entrelazan. Incluso podríamos decir que cada pieza es un laboratorio en miniatura, un nuevo escenario para quienes entienden que un reloj es una extensión de su estilo de vida.
Y es que sus modelos nunca pasan desapercibidos. Deportistas, actores y coleccionistas presumen de ellos como piezas de culto. En 2025, por ejemplo, uno de los momentos más comentados fue cuando Ousmane Dembélé levantó el Balón de Oro luciendo un Richard Mille valorado en más de 350.000 euros. Un gesto que resume a la perfección el ADN de la marca: potencia, exclusividad y belleza mecánica.
En ese universo donde el tiempo se siente más que se mide, acaban de presentar el RM 63-02 Automatic Worldtimer, un reloj que celebra el movimiento perpetuo de quienes viven viajando.
Un reloj pensado para quienes viven entre husos horarios
El RM 63-02 es una herramienta diseñada para el viajero moderno. Aquellos que cruzan fronteras y necesitan saber qué hora es en su destino antes de que el avión despegue. Esta pieza es una oda al viaje, a la curiosidad y al deseo de estar en todas partes sin perder el norte.
Su complicación worldtimer permite ajustar la hora local en cualquier parte del mundo con un gesto. Lo que en otros relojes requiere manipular coronas o pulsadores, aquí se resuelve con un movimiento fluido del bisel giratorio. Una innovación que simplifica lo complejo y traduce la precisión suiza en una experiencia casi poética.
El arte de la caja: oro rojo y titanio
Visualmente, el RM 63-02 es una joya. Su caja combina oro rojo y titanio, una mezcla que equilibra elegancia y resistencia. El bisel, microgranallado y montado sobre rodamientos de bolas, gira con una suavidad hipnótica. Basta un leve toque para seleccionar una ciudad y que el mecanismo interno ajuste la hora al instante.
En el bisel, las 24 ciudades del mundo están grabadas, y un disco bicolor en tonos rosa y burdeos distingue el día y la noche. Todo está pensado para ofrecer una lectura intuitiva, sin perder la estética característica de Richard Mille: técnica, refinada y profundamente sensorial.
El corazón del reloj: calibre automático CRMA4
En el interior late el calibre CRMA4, un movimiento completamente desarrollado por la manufactura Richard Mille. Su platina y puentes, fabricados en titanio grado 5, garantizan una ligereza sorprendente y una durabilidad excepcional.
En la esfera, un puente monumental recubierto de rodio negro deja ver los engranajes móviles del sistema worldtimer. Este diseño abierto no solo aporta profundidad visual, sino que permite admirar la mecánica en movimiento. La gran fecha, situada a las 12 h, incorpora dos discos esqueletizados de titanio que se ajustan mediante un pulsador de oro a las 11 h. Un detalle que demuestra hasta qué punto la funcionalidad puede ser también una forma de arte.
Cada giro, cada clic, cada transición entre husos horarios tiene una precisión milimétrica. No hay exceso. No hay artificio. Solo una relación directa entre el gesto y el tiempo.
Una edición limitada para quienes entienden el valor del tiempo
El RM 63-02 Automatic Worldtimer se produce en una edición limitada de solo 100 piezas, lo que lo convierte en una de las creaciones más exclusivas de la firma. Más que un reloj, es una declaración de estilo y una invitación a explorar el mundo con la elegancia del que domina el tiempo.
Richard Mille ha conseguido transformar una complicación técnica en una experiencia intuitiva. En este modelo, cada detalle —desde el bisel hasta el calibre— ha sido concebido para acompañar al viajero contemporáneo con precisión, belleza y carácter.
En una época en la que todo parece moverse a velocidad de vértigo, el RM 63-02 recuerda que la verdadera innovación está en detenerse un segundo a contemplar cómo el tiempo se ajusta al compás de tu viaje.